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¿Tu ayuntamiento es de los que ahorran o se gasta todo lo que ingresa?

El análisis de las últimas liquidaciones presupuestarias municipales indica que la situación del sector local español es, en general, buena económica y financieramente

Una vez finalizado el ejercicio 2015, es el momento de hacer las valoraciones sobre el grado de cumplimientos de los objetivos de déficit público fijado con la Unión Europea. En este ámbito, la aportación del sector local sigue siendo muy positiva, presentando superávit significativos que se mantendrán en la misma línea de años anteriores —en torno a medio punto del PIB— y previsiblemente también durante el próximo ejercicio.

Mapa del ahorro bruto por municipio

Atendiendo a las últimas liquidaciones presupuestarias publicadas por el Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, y que corresponden a 2014, se observa que el conjunto de ayuntamientos continuaron con el proceso de mejora de su situación económica y financiera. Este proceso se encuentra estrechamente relacionado con los límites establecidos por la Ley de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera que implican a todas las administraciones públicas. Sin embargo, en el caso de las corporaciones locales, los controles de estabilidad presupuestaria, la regla de gasto y el período medio de pago se han mostrado mucho más eficaces.

La calificación de la situación de las haciendas municipales atendiendo a su solvencia, liquidez y volumen de deuda financiera, otorgando, de 0 a 100, la nota más alta a las que presentan una mejor posición, proporciona un resultado en el que el 75% de los ayuntamientos españoles tiene una alta calidad crediticia, con una nota superior a 70. Únicamente el 8% de los municipios españoles muestra una hacienda pública con dificultades importantes.

Los ayuntamientos de municipios de menor tamaño poblacional (menos de 1.000 habitantes, e incluso de menos de 10.000 habitantes) son los que constatan una mejor situación. Esta circunstancia puede explicarse por el hecho de que las corporaciones de pequeña dimensión tienen una gestión más sencilla que, en general, se rige por el principio de caja, limitando las posibilidades de deterioro de la hacienda municipal.

A grandes rasgos, si discriminamos por situación geográfica, la posición económica y financiera de los ayuntamientos del sur de España es menos favorable que la de los situados en la mitad norte, área en la que, además, se observa mejores resultados en la zona central. Estas diferencias encuentran parte de su motivación en el especial desarrollo urbanístico que se produjo desde el final de la década de los 90. La pérdida con la crisis reciente de importantes ingresos percibidos por los ayuntamientos, fundamentalmente turísticos, implicó la necesidad de realizar un importante ajuste en su gasto por parte de las entidades locales más afectadas, que no siempre pudo llevarse a cabo en estos municipios.

Al igual que en 2014, se prevé que en la finalización de este ejercicio la totalidad del sector público local haya cumplido con el objetivo de estabilidad presupuestaria y siga con su senda de reducción del volumen de deuda financiera. Sin embargo, se pueden producir diferencias en el nivel de respeto a la regla de gasto, dado que ayuntamientos importantes ya han avanzado sus intenciones de incumplirlo al limitar su capacidad para llevar políticas que pueden financiar con el ahorro que han generado en los últimos años.

En 2015  las administraciones locales mantendán el superávit, pero habrá un mayor incumplimiento de la regla de gasto

La regla de gasto para 2015 se concreta en que el gasto computable de cada Administración no puede superar en un 1,3% anual el correspondiente al del ejercicio anterior —tan sólo una tercera parte del crecimiento nominal previsto de la economía este año—. Esto conduce a que un mejor comportamiento de los ingresos debe dedicarse prioritariamente en la reducción de deuda financiera. Por tanto, esta regla parece penalizar a los ayuntamientos menos endeudados, limitando especialmente su capacidad inversora en un contexto de escasa aportación del sector público a la formación bruta de capital. A pesar de que el incumplimiento del techo de gasto se supera con la aprobación de un plan económico financiero y que se ha flexibilizado algo su aplicación[1], sigue siendo demasiado exigente la limitación temporal del referido plan, puesto que obliga al cumplimiento de los objetivos en el año en curso y en el siguiente.

No hay que olvidar que la autonomía financiera ya está controlada en el saldo de deuda viva del Texto Refundido de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales de forma mucho más estricta que para el resto de administraciones. Siendo así, y manteniendo la vigilancia de la estabilidad presupuestaria y del saldo de deuda viva, parece razonable que se revise la regla de gasto, o al menos la metodología, salvo que se quiera seguir utilizando intencionadamente el ahorro del sector local para compensar las desviaciones de endeudamiento y déficit del resto de niveles de nuestro sector público.

[1] El que el techo de gasto se evalúa respecto al ejercicio anterior correspondiente y no, como hasta hace unos meses, respecto al gasto computable del último año en el que se cumplió con el objetivo de gasto.

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