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El gasto en sanidad y educación subió en 2014, por primera vez en la crisis

El dinero público para ocio, cultura y religión ha sido el que más ha caído desde 2011, un 26% menos

Jesús Sérvulo González

El gasto que las Administraciones Públicas destinaron a la sanidad y a la educación subió en 2014, por primera vez durante la crisis, según los datos publicados por el Ministerio de Hacienda. Pese a ello, los recursos para estos capítulos fundamentales del estado de bienestar han retrocedido durante la legislatura. El dinero destinado a sanidad ha disminuido un 8,5% y a educación un 10,3% entre 2011 y el año pasado. En 2014, recibieron 10.740 millones de euros menos que tres años antes. El capítulo de ocio, cultura y religión ha sido el que más ha mermado bajo el mandato del PP, un 26% menos.

El año pasado fue el primero en que la economía española encendió las luces tras años circulando por la oscuridad. El PIB avanzó un 1,4% después del volantazo en la política monetaria del Banco Central Europeo (BCE) y del cambio de marcha de la política económica del Gobierno, que relajó las dosis de la austeridad rampante de los primeros años de la legislatura.

El ritmo de ajustes en el gasto público se ralentizó en busca de un crecimiento económico que ayudase a jibarizar la elevada tasa de paro. La consolidación fiscal se fio al aumento de los ingresos que llegaban por la mejora económica. Ese giro en la política presupuestaria permitió al conjunto de las administraciones públicas españolas aumentar los recursos en sanidad y educación en 2014, dos de los capítulos más castigados durante la crisis.

El gasto para sostener los hospitales y los centros de salud aumentó en España un 0,3% durante el año pasado. Los fondos para colegios, institutos y universidades avanzó otro tímido 0,5%, según los datos oficiales correspondientes a 2014 publicados ahora por el Ministerio de Hacienda. Estas competencias dependen fundamentalmente de las comunidades autónomas, cuyo gasto, junto con el de los servicios sociales, representa cerca del 80% de sus presupuestos.

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El conjunto de las Administraciones Públicas destinó 63.339 millones a pagar las facturas de los hospitales y ambulatorios, los salarios de los médicos, enfermeras y asistentes, medicamentos y otros suministros sanitarios, unos 9.600 millones menos que en 2009. Por su parte, el dinero destinado por las comunidades para gestionar los colegios, universidades, escuelas infantiles y abonar la nómina de los profesores ascendió a 42.298 millones, unos 7.300 millones menos que en el origen de la recesión.

Desde que eclosionó la crisis financiera, a finales de 2008, estas administraciones regionales han ido limando poco a poco los recursos en política sanitaria y educativa. Además, en 2012, el Gobierno del PP, al borde del rescate, aprobó drásticos recortes en estas áreas. Ese año, los fondos destinados a la sanidad y la educación disminuyeron en casi 8.500 millones de euros en un paquete de medidas que constituyeron el mayor tajo en el gasto público en décadas.

La mayor parte del ajuste llegó por la reducción de las plantillas. Solo ese año se eliminaron más de 40.000 plazas de médicos, profesores, asistentes... Desde entonces, el número de empleados públicos disminuyó en más de 109.000 personas.

Las consecuencias del ajuste fueron devastadoras. La economía española retrocedió un 2,6% en 2012, el segundo peor año de la recesión después de 2009. Los ajustes se prolongaron durante el siguiente ejercicio, aunque a finales de 2013 el Gobierno comenzó a abrir la mano cuando se percató de que la sobredosis de austeridad acentuaba la parálisis de la economía.

Con el beneplácito de Bruselas y el BCE, que relajó su política económica, España comenzó a levantar el pie en los ajustes de gastos con el calendario electoral en el horizonte. Y empezó a crecer. En 2014, los vientos de cola del exterior —relajación política monetaria del Banco Central Europeo, caída del precio del petróleo, depreciación del dólar— contribuyeron a traer luz a la economía española. La nueva situación se reflejó en las cuentas públicas con un aumento de los principales gastos que sustentan el estado de bienestar: sanidad y educación.

El ocio, lo que más cae

También remontaron en 2014 los gastos destinados a pagar las políticas de vivienda y servicios comunitarios, que crecieron un 10%; y los fondos para "ocio, cultura y religión", los más afectados por la crisis, se incrementaron en un 1,5%. No obstante, estos han sido los más castigados por el Gobierno de Rajoy en sus tres primeros años de legislatura, con una caída del 26%.

La radiografía de los datos de Hacienda permite vislumbrar que el capítulo de "servicios públicos generales", donde están encuadrados los gastos financieros, ha crecido más de 6.000 millones desde 2011, un 8,6% más, por el fuerte aumento de la deuda pública. Sin embargo, en 2014 bajó un 1,8% al amortiguarse el coste de la deuda por la fuerte bajada de los tipos de interés de los últimos años.

Por su parte, el dinero dirigido a "protección social", el capítulo donde se incluyen las prestaciones por desempleo y las pensiones, se redujo el año pasado un 0,5%, porque el aumento del gasto de las prestaciones por jubilación fue compensado por la disminución de las ayudas públicas a los desempleados. La causa de este descenso es doble: aumentó el número de parados que agotó la prestación y mejoró el mercado laboral con la creación de nuevos empleos.

Cuatro de cada 10 euros van a prestaciones

La batería de datos oficiales publicados la semana pasada muestran que el capítulo que se lleva una porción más grande de la tarta del gasto público es el de protección social. Uno de cada cuatro euros de los 463.000 millones de dinero público del año pasado fue a parar a pagar las prestaciones de jubilación, las de desempleo, enfermedad o incapacidad y otras ayudas familiares.

La segunda partida más cuantiosa es la de sanidad. 14 euros de cada 100 euros que gastan las administraciones va destinado a equipos, instrumental y productos médicos, servicios a pacientes externos, servicios hospitalarios y servicios de salud pública en general.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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