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Columna
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Los robots desembarcan en su cocina

El autor considera que la industria de la alimentación puede ser uno de los grandes beneficiados por la irrupción de los robots en los procesos productivos y de servicios.

Desde pequeño siempre he sentido una enorme debilidad por los Robots. Diría que, al igual que muchos niños, tal vez Mazinger Z, R2-D2 y C-3PO tuvieron algo que ver. En estos dos últimos meses he recibido suficientes señales como para observar con perspectiva y absoluta rotundidad que los Robots han venido para quedarse.

Citas como la European Robotics Week celebrada en Bristol (Reino Unido) y la Conferencia Mundial de Robots en Pekín (China), realizadas ambas en el último trimestre de este 2015 que ya nos deja, advierten de la dimensión que están alcanzando estas máquinas sin necesidad de que se conviertan en humanoides.

Si bien hasta ahora se apreciaba su valor en sectores como la automoción o siempre bajo un prisma meramente industrial, ya empieza a ser una realidad el pronóstico de que los autómatas pronto harán mucho más que trabajar en líneas de montaje.

Hemos entrado en otra dimensión, posiblemente gracias a la Inteligencia Artificial, que ha entrado en escena para convivir con la robótica. Steve Wozniak, co-fundador de Apple, explicó recientemente que si empezara de nuevo su carrera profesional se dedicaría a los robots y su programación para tareas cotidianas. "El reto próximo está ahí, en la inteligencia artificial, en el desafío de desarrollar máquinas que interactúen de manera natural con las personas y que las entiendan y sepan de forma autónoma relacionarse con ellas", afirmó Wozniak.

La industria de los robots está experimentando un período de auge que no es probable que disminuya en el corto plazo y que empiece a tener crecimientos espectaculares. En noviembre, Bank of America Merrill Lynch dió a conocer un informe que cifra las ventas globales anuales de robots en 2014 en un récord de 10.700 millones de dólares. En 2020, esperan que el mercado robot llegue a alcanzar una cifra de 83.000 millones.

Dicho crecimiento puede tener que ver con el pronóstico realizado en noviembre por el Bank of England, donde anuncian que los robots pueden acabar en el Reino Unido con unos 15 millones de empleos -la mitad de la fuerza de trabajo- en las dos próximas décadas. En la catalogada "tercera edad de las máquinas", con la fusión de la robótica, las tecnologías de la información y la inteligencia artificial, puede tener un efecto devastador en el mercado laboral y, entre otras cosas, acentuar las diferencias entre ricos y pobres.

El informe ha estado liderado por Andy Haldane, Director Económico del Bank of England, considerado por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del último año, que en una reciente conversación me comentó que "a diferencia del pasado, ahora los robots tienen el potencial para sustituir los cerebros humanos, así como sus manos, y pensar por sí mismos". Para Haldane, "gran parte de las habilidades humanas serán reproducidas a un reducidísimo coste gracias a una oleada de automatización que vendrá los próximos años".

Del cuidado de las personas mayores -como la película Robot & Frank dirigida por Jake Schreier-, a la conducción de los taxis, la preparación del fast food o a la atención en las tiendas, las máquinas suplantarán a los humanos en un espectro de oficios hasta hace poco inimaginables.

Cuando la alimentación conoce por fin a los robots

Estas reflexiones me conducen al sector de la alimentación, que puede ser uno de los más beneficiados por la irrupción de los robots. Mark Oleynik, fundador de Moley Robotics, tiene un sueño: hacer que su robot de cocina, llamado Robot Chef, tenga una librería de más de 2.000 recetas y con la misma facilidad que en iTunes seleccionas y cambias de canción, puedas hacer lo mismo a la hora de preparar un plato. Robot Chef, que ha sido desarrollado junto con la compañía Shadow Robot, estará disponible en 2017 y costará alrededor de 13.000 euros, solo apto para los foodies de alto poder adquisitivo.

Moley es solo el ejemplo de la revolución que viene, dejando completamente lejano el primer Robot de cocina que creó Pierre Verdun en 1960. Los robots ya están entrado en nuestras vidas, y ahora lo van a hacer en la alimentación desde diferentes perspectivas.

Hay ejemplos como el robot que está ultimando Momentum Machines y que revolucionará la industria del fast food teniendo capacidad para realizar 360 hamburguesas en una hora. En China, Liu Hasheng ha creado un restaurante servido por 18 robots y tiene un plan de expansión por más de 100 restaurantes del país asiático. Allí, el restaurador Cui Runguan creó en 2012 un ejército de 3.000 robots con capacidad para cortar los noodles a la perfección. En Alemania, un robot llamado PR2 está aprendiendo a preparar tortitas y pizzas mediante la lectura cuidadosa de las instrucciones de WikiHow. Un equipo del Instituto de Estudios Avanzados en Informática de la Universidad de Maryland (EE.UU.) liderado por Yiannis Aloimonos está desarrollando un robot que aprende a cocinar visualizando vídeos, por ejemplo, de Youtube. Y Makr Shakr es un robot camarero que actúa como un maestro de la coctelería. En tiempo real permite a los usuarios pedir todo tipo de combinados y cócteles a través de una aplicación para los smartphones. Desde el año pasado te lo puedes encontrar en algún crucero de la compañía Royal Caribbean.

Si miro trasladarme al mundo del retail, el robot Tally evitará que las tiendas se queden sin patatas Frit Ravich. Escanea todas las estanterías de un comercio y alerta a sus compañeros humanos cuando falta algún producto o está mal colocado. Pepper será el primer robot humanoide que aspira a conquistar el mercado masivo. Además de poder encontrarlo como recepcionista en un banco de Japón, también acabará el 2015 estando presente en más de 1.000 establecimientos de Nespresso (Nestle) con el objetivo de vender sus máquinas de café. Carrefour no ha querido ser menos y Pepper ya está presente en algunos de sus centros comerciales de Francia y muy pronto hará lo mismo en España.

Futuro cercano

Llegará un momento en que desconoceremos quién nos cocina y quién está detrás de cada plato: un robot, un ordenador, una impresora o un chef guiado por un holograma. Y para este escenario no creo que sea necesario superar el umbral del año 2020.

¿Será posible conseguir imitar la creatividad humana? Considero que nos estamos acercando. Ya tenemos un ejemplo en el Chef Watson, que está alimentado por el sistema informático de inteligencia artificial de IBM llamado Watson, considerado el ordenador más potente del mundo y con un tamaño correspondiente a 18 frigoríficos. La tecnología de IBM ha digerido años de investigaciones sobre el sabor y el sentido del gusto, memorizado 30.000 recetas, información acerca de los ingredientes a nivel molecular y todo ello para elaborar sus propios platos y recetas jamás creadas.

¿Y si el siguiente gran paso fuera que en lugar de materializar las recetas los chefs profesionales del ICE (Instituto de Educación Culinaria) fueran Robots y se anticiparan a nuestro gusto?

La revolución de la robótica ya está aquí y ha venido para quedarse. Parte de estos destellos los empezaremos a ver en China, que ya es el primer mercado de robots industriales y representa un 25% de las ventas mundiales, según la Federación Internacional de Robótica.

Todo empezará por los "robots de servicio", tal y como mencionaba Wozniak. "Actualmente hay menos de 100.000 robots en los hogares chinos, sin contar las aspiradoras", apunta Liu Xuenan, presidente de la compañía Canbot. En el futuro, predice Yu Kai, jefe de Horizon Robotics, los asistentes automatizados "made in China" podrán hacerlo todo, incluso fabricar un coche y conducirlo. "Cada persona podría tener 10 robots", asegura.

Mi visión va más allá, y generalizando los robots más allá de la industria de la alimentación, creo que The Next Big Thing será la posibilidad de transferir la personalidad y actitud de una persona a un robot ciberconsciente. No estamos tan lejos de esta visión. Mi amigo Bruce Duncan, que dirige LifeNaut, ha desarrollado un proyecto para almacenar la identidad humana como una mente digital para asegurar su existencia eterna en una copia clonada o un humanoide. ¿Ciencia Ficción? Cuán cerca estamos de ello.

Marius Robles, CEO y cofundador de Reimagine Food

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