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BILL MCDERMOTT Consejero delegado de SAP

“Europa no puede perder el tiempo en el sector tecnológico”

El consejero delegado de SAP destaca la revolución para la gestión de los datos que han supuesto los dispositivos móviles

Lluís Pellicer
Bill McDermott, consejero delegado de la empresa de software SAP.
Bill McDermott, consejero delegado de la empresa de software SAP.CONSUELO BAUTISTA

Bill McDermott tomó las riendas del gigante tecnológico alemán SAP en 2010, propietaria del programa de gestión empresarial más popular del mundo, con la misión de enderezar el rumbo de una compañía cuyas ventas caían por la recesión. Pero este neoyorquino de 54 años considera que el problema no estaba solo en el contexto, sino también en el negocio. "Entonces el grupo se dirigía a un mercado de 110.000 millones de dólares (103.000 millones de euros). Era un buen mercado y éramos el número uno en aplicaciones. Pero el mundo cambiaba muy rápidamente", explica.

El primer ejecutivo del grupo se saca del bolsillo un móvil. Lo deja sobre la mesa y lo señala. "Este dispositivo ha sido uno de los mayores cambios. Le ha dado al consumidor el poder de decidir", sostiene. El móvil hizo desaparecer la noción del disco, que se quedaba corto para almacenar todos los datos que requerían sus clientes. Porque lo importante, dice, son los datos y no el dispositivo con el que se accede a ellos. "Nos dimos cuenta de la importancia de la nube y empezamos a comprar compañías que colmaran nuestras ambiciones", asegura.

Las compras de Ariba y Sybase debían servir para que la tecnológica alemana mantuviera el pulso con Oracle, su gran competidora, pero también para avanzar hacia su nuevo modelo, cuyo pilar fundamental es la plataforma HANA, el sistema de gestión de base de datos en tiempo real. Esa transición a la nube, que McDermott quiere acelerar, debe permitir a la empresa pasar de ese mercado de 100.000 millones de euros a uno diez veces mayor.

La compañía el año pasado logró aumentar la cifra de negocio un 4%, hasta los 17.560 millones de euros, aunque el resultado neto cedió un 1% hasta los 3.275 millones. En los nueve primeros meses de este año SAP ha logrado incrementar la facturación un 19%, hasta los 14.451 millones, si bien el beneficio después de impuestos ha descendido un 10%, hasta los 1.778 millones. Aun así, los objetivos para el consejero delegado de SAP siguen siendo idénticos: ser la primera compañía de la nube y alcanzar un resultado de 3.500 millones en dos años. McDermott puntualiza, no obstante, que SAP ya "es la primera empresa del mundo (en su sector) en número de usuarios".

Con casi 100 millones de clientes, el negocio de la nube cada vez supone una mayor proporción de las ventas de la compañía. La empresas de momento no plantea más adquisiciones. "Esto es una historia de crecimiento orgánico", afirma McDermott, que insiste una y otra vez que su arma para afrontarlo es HANA. Esa plataforma, explica, está ideada para "simplificar" la gestión empresarial con la información interna y con la que llega de fuera a través de las redes sociales, lo que, asegura, debe facilitar el conocimiento del entorno, del cliente y del talento que se mueve a nivel global.

Pero para que ese negocio avance, SAP tiene también el reto de que las empresas, en especial las pymes, avancen en esa "transición digital". Y todo ello debe hacerlo en un continente que, a su juicio, debe mantener el pulso en el campo tecnológico a nivel mundial. "Europa tiene una crisis de identidad. Varias de las mayores empresas del mundo, y de las más fascinantes, están en el continente. Pero Europa solo habla de las tecnológicas de Estados Unidos. Europa necesita capturar de inmediato aspectos como el Internet de las cosas para no quedar atrás, pero tiene de lo que estar orgullosa, sus empresas, pequeñas y grandes", sostiene. "Es cierto que debe moverse rápido, no puede perder el tiempo para los cambios, porque Estados Unidos y Asia se mueven rápido", añade.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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