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San Juan, puerta de las Américas

Los inversores confían en el potencial de Puerto Rico para salir de la crisis

El gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla (izquierda), durante su diálogo con Juan Luis Cebrián, presidente de EL PAÍS y presidente de Grupo PRISA.
El gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla (izquierda), durante su diálogo con Juan Luis Cebrián, presidente de EL PAÍS y presidente de Grupo PRISA. Luis Sevillano

La posición geográfica de Puerto Rico es envidiable. A medio camino entre América del Sur y América del Norte, la isla caribeña es, a ojos de muchas empresas españolas y latinoamericanas, el lugar perfecto para iniciar sus actividades a ambos lados del continente. A esa privilegiada situación en el mapa, el Gobierno puertorriqueño añade un atractivo adicional para atraer la atención de las compañías extranjeras: el tratamiento fiscal. A diferencia de lo que ocurre en cualquier Estado de EE UU, al repatriar beneficios obtenidos en territorio estadounidense una empresa latinoamericana o española solo tiene que pagar al fisco el 4%, lejos del 50% de territorios como Florida. Una selección de inversores internacionales ha podido conocer de primera mano estas y otras ventajas de la economía del país caribeño en el Foro Invertir en Puerto Rico, celebrado en Madrid y organizado por EL PAÍS con el patrocinio de Abertis, Iberia, Mapfre y MC21 Corporation, empresa puertorriqueña del sector de la salud.

A partir de los años cuarenta del siglo pasado, Puerto Rico evolucionó de una economía agrícola, basada principalmente en el azúcar, el tabaco y productos de café, a una economía industrializada y orientada hacia los servicios. Gran parte de ese cambio se hizo gracias a un programa del Gobierno estadounidense, la operación Manos a la Obra, que ofrecía a los inversores un tratamiento fiscal privilegiado y el —entonces raro— acceso sin aranceles al codiciado mercado estadounidense.

Hoy, el peso de la agricultura es residual, las manufacturas generan casi la mitad de los ingresos anuales del país y el financiero es el segundo sector más grande, con un 15%. Solo la manufactura de medicamentos representa el 26% del PIB de Puerto Rico; emplea unas 16.000 personas y contribuye con 27.000 millones de dólares a la renta nacional. Algunos de los productos más importantes del mundo en materia de antidepresivos, medicamentos gastrointestinales y productos para diabéticos se producen en la isla. Rosa M. Hernández, presidenta de MC-21 es ejemplo tangible de la solidez puertorriqueña en el sector: “Desarrollamos un sistema propio para el mercado colombiano y ahora nos sirve para dar el salto a otros países latinoamericanos”, afirmó, explicando cómo su firma pronto entrará en México y en Perú, y explora oportunidades en el mercado español.

Sin embargo, la liberalización del comercio estadounidense y la deslocalización a mercados con costes aún menores han reducido drásticamente el peso de la industria y aumentado el desempleo. Todas estas dificultades culminaron en agosto con el anuncio de que la isla no podría hacer frente a su ingente volumen de deuda (72.000 millones de dólares). El gobernador de Puerto Rico, Alejandro García Padilla, acudió a Madrid con el fin de convencer a futuros inversores españoles sobre el potencial de su país. Durante su intervención reconoció el lastre de la deuda, pero exhortó, en un mensaje dirigido a Washington, a seguir con el plan de reestructuración de la deuda. “Si no se logra un acuerdo con los acreedores va a haber una crisis de proporciones humanitarias en Puerto Rico”, alertó el gobernador en conversación con el presidente del Grupo PRISA y de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián. El Ejecutivo prevé que el problema de la reestructuración de la deuda esté zanjado en el primer trimestre de 2016 y ya empieza a ver los primeros resultados de su programa de atracción de capital extranjero.

De izquierda a derecha, el director general de Autopistas Internacionales de Abertis, Carlos del Río; el presidente de Iberia, Luis Gallego; Javier Ayuso, adjunto al director del diario EL PAÍS; la presidenta de MC-21 Corporation, Rosa María Hernández, y el director general adjunto de Estrategia y Desarrollo Corporativo de Mapfre, Fernando Mata.  / LUIS SEVILLANO
De izquierda a derecha, el director general de Autopistas Internacionales de Abertis, Carlos del Río; el presidente de Iberia, Luis Gallego; Javier Ayuso, adjunto al director del diario EL PAÍS; la presidenta de MC-21 Corporation, Rosa María Hernández, y el director general adjunto de Estrategia y Desarrollo Corporativo de Mapfre, Fernando Mata.  / LUIS SEVILLANO

Muchos inversores confían en que la isla saldrá adelante y apuestan porque será más pronto que tarde. Iberia, tras dos años sin volar a la isla, volverá en mayo a operar un vuelo directo con sus aeronaves más modernas entre Madrid y San Juan, la capital puertorriqueña; Mapfre sigue apostando por uno de sus mercados de seguros más estables y la concesionaria Abertis se muestra abierta a aprovechar todas las nuevas oportunidades de negocio público-privado que propongan las autoridades. Todo esto encaja en el plan del Ejecutivo, que deposita sus esperanzas de recuperación económica en el sector servicios y en la industria biotecnológica.

“Puerto Rico es un muy buen punto de entrada tanto para Norteamérica como para Sudamérica”, subrayó el presidente de Iberia, Luis Gallego. “Hemos volado a Puerto Rico hasta 2013, cuando tuvimos que cancelar la ruta. La semana pasada tuvimos la suerte y la alegría de anunciar que volveremos a conectar San Juan con Europa”. Gallego remarcó que el problema de este trayecto no era de demanda, sino de costes. “Cuando abandonamos esta ruta fue por un tema de Iberia, no de Puerto Rico: teníamos unos costes fuera de mercado”, incidió. “Ya no. Para nosotros, la isla es una oportunidad desde el punto de vista de la demanda y de los ingresos, los cambios que están promoviendo los mejorarán”. Tal es la confianza del primer ejecutivo de la aerolínea en la isla que se mostró “seguro” de que Iberia acabará por ampliar las frecuencias de viajes a Puerto Rico.

Por su parte, el director general de Autopistas Internacionales de Abertis y presidente de su filial puertorriqueña, Metropistas, Carlos del Río, también subrayó su compromiso con el país, que empieza a ver la luz al final del túnel tras una década de recesión: “Tenemos dos concesiones allí y son un éxito tanto para el Estado como para la empresa”. Dos factores están ayudando a la concesionaria española a sobrellevar el bache económico puertorriqueño: la densidad de vehículos sobre el de la población —“más alta que en Francia o en España”— y el hecho de que en el país americano todas las autopistas sean de peaje. Según las cifras adelantadas por Del Río, el número de coches que pasan por sus 88 kilómetros de autopistas es estable “e incluso creciente”. El ejecutivo de Abertis dejó la puerta abierta a “futuras operaciones” mediante acuerdos de tipo público-privado, una fórmula que el Gobierno puertorriqueño está decidido a impulsar.

Tras un cuarto de siglo en la isla, la aseguradora española Mapfre también se muestra abierta a aprovechar las nuevas oportunidades que ofrece Puerto Rico. “Es un mercado sólido, que da resultados consistentes en el tiempo”, subrayó su director general adjunto del área corporativa de Estrategia y Desarrollo Corporativo, Fernando Mata Verdejo. “De momento no hemos tenido un gran impacto por la crisis: el puertorriqueño tiene un gran arraigo hacia la protección de sus propiedades y sigue contratando seguros, por lo que nuestros ingresos están creciendo bien”.

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