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El buen maridaje de Bodegas Riojanas

La centenaria firma crece con la compra de productores de otras zonas de España

Celebración del 125º aniversario de Bodegas Riojanas.
Celebración del 125º aniversario de Bodegas Riojanas. Miguel Herreros

Bodegas Riojanas, que celebra este año su 125º aniversario, es una de las centenarias de la Denominación de Origen Rioja. Aunque las dos bodegas ubicadas en las localidades riojanas de Cenicero y San Vicente de la Sonsierra representan el grueso de su actividad del grupo —cuatro de los cinco millones de botellas comercializadas anualmente se elaboran allí— la empresa ha dado un paso más en la diversificación de sus actividades con la toma de control de una bodega en Rías Baixas y la puesta en marcha de operaciones en Rueda.

La estrategia del grupo riojano para estar presente en otras denominaciones de origen se remonta al año 2000, cuando hizo su primera incursión en Toro con la bodega Torreduero. Hasta ahora, era la única bodega que había comprado: en el resto de las zonas, la estrategia del grupo se había basado en controlar todo el proceso desde el viñedo a la elaboración, madurando sus vinos en bodegas alquiladas.

Así, tras un acuerdo con una bodega de la zona, Reina de Castilla, inició la elaboración de blancos jóvenes de Rueda bajo la marca Viure, que ha extendido también a sus vinos de Toro. Bajo el mismo sistema de acuerdos, el grupo comercializa riberas elaborados en las bodegas Muñoz y Mazón bajo la marca Azuel, así como el cava de las bodegas Cum Laude de Sant Sadurní d'Anoia. Además, es el distribuidor del champaña Perriel en España y otros países.

Pero es en la bodega Veiga Naum, en Rías Baixas, donde Bodegas Riojanas ha dado un salto cualitativo. Tras lograr un aumento de la producción de 80.000 a 170.000 botellas anuales, a principios de mes se hizo con el 54% de la sociedad por 400.000 euros. También planea gastar al menos otros 3,5 millones para construir sus propias bodegas en Rueda, así como otras inversiones por valor de millón de euros al año hasta 2017.

Pactos con los 'ribera'

A pesar del cambio de foco, Bodegas Riojanas pretende mantener los acuerdos de colaboración en Ribera de Duero. "Es un sistema que nos ha funcionado", señala el director general, Santiago Frías. "Mantenemos parcialmente esa estrategia". La empresa no tiene previsto extenderse a otras denominaciones de origen por ahora, aunque, si lo hiciera, su objetivo sería el Priorato (Cataluña).

La apuesta de la compañía es que se den la mano la producción vinícola artesanal y las nuevas tecnologías, desde la viña hasta la elaboración en bodega. "Trabajamos con parcelas que, de media, tienen un tamaño inferior a la hectárea", explica Frías. "Nuestro trabajo es conocer palmo a palmo cada una de las parcelas y hacer un seguimiento permanente directo de cada una de ellas para tener la mejor uva, tanto en las 300 hectáreas de la familia como en las de los 400 viticultores que son nuestros proveedores de siempre". El grupo está contemplando la posibilidad de poner en marcha el desarrollo de cubierta vegetal en algunas parcelas, un proceso que permite usar menos herbicidas (y obtener vides más ecológicas) pero que puede hacer que la producción se resienta.

No solo en las parcelas hay innovación. El grupo gasta 400.000 euros al año en I+D, la misma cuantía que utiliza para las 3.000 barricas de roble americano que llegan cada año. Uno de los experimentos puestos en práctica con buenos resultados es el lavado de los toneles con agua a presión a 65 grados; se están haciendo pruebas de lavado con ozono.

Todo este proceso tiene un objetivo de mercado muy definido. "La finalidad es lograr unos vinos de calidad ideales para el acompañamiento de la comida", explica Frías. "No queremos vinos que sean los protagonistas, sino los mejores acompañantes". Y está dando resultado: el grupo factura 17 millones de euros al año y tiene unos beneficios netos cercanos al millón de euros.

Las exportaciones, que representan un 15% de los ingresos de la compañía, se centran en la filial norteamericana y en las delegaciones en Alemania, Reino Unido, México y Hong Kong. La firma también comercializa cosméticos derivados del vino y sigue apostando por el turismo en sus cavas riojanas, en las que cada visitante se deja de media 18 euros.

Una de las pocas compañías cotizadas del sector, el control está no obstante en manos de más de medio centenar de miembros de las familias fundadoras, los Artacho y los Frías, poseedoras entre ambas de un 65% de las acciones. Sin embargo, al contrario que en otros grupos familiares, no hay un acuerdo formal para mantener este control sobre el accionariado.

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