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Volkswagen admite fraude en otros 50.000 coches en España

El Seat León y el Seat Ibiza, ambos de fabricación española, están entre los involucrados en el escándalo de las emisiones de CO2

Un modelo de la marca automovilística.

El vicepresidente mundial de Volkswagen, Francisco Javier García Sanz, precisó este miércoles al ministro de Industria, José Manuel Soria, que 50.000 de los 800.000 vehículos del grupo alemán en los que se han detectado emisiones irregulares de dióxido de carbono circulan por España. La compañía admitió el martes un nuevo fraude que no solo implica a coches diésel como en el anterior escándalo del software trampa. El titular de Transportes alemán, Alexander Dobrindt, reveló en el Bundestag que hay 98.000 coches de gasolina afectados en el mundo.

Volkswagen se mostró dispuesta a asumir todos los costes de la nueva revelación devolviendo si es necesario las ayudas recibidas por usuarios del plan PIVE, subvenciones que el Gobierno español otorga a los vehículos con bajas emisiones de dióxido de carbono. García Sanz reiteró que el compromiso de la multinacional con España sigue vigente, lo que deja entrever que la compañía mantendrá sus planes en las plantas de Navarra y Cataluña, para las que hay comprometidas inversiones cifradas en 4.200 millones de euros entre 2015 y 2019, si bien no realizó una ratificación expresa.

“Fruto de la voluntad de transparencia y veracidad que hemos adquirido en el marco de las investigaciones internas sobre las emisiones, he trasladado al ministro Soria nuestro compromiso de informar a las autoridades españolas sobre cualquier novedad”, indicó el vicepresidente mundial de Volkswagen en un comunicado difundido anoche por el grupo.

Soria aseguró que el Gobierno colaborará para “resolver este asunto en el mejor interés del consumidor”, sin especificar ninguna medida concreta.

Junto a este dato de que 50.000 coches con emisiones de dióxido de carbono irregulares circulan por las carreteras españolas, ayer se conoció otro punto del nuevo escándalo que afecta al grupo industrial germano. El ministro de Transportes alemán, Alexander Dobrindt, reveló que de los 800.000 vehículos que Volkswagen admite que están afectados en este fraude, 98.000 son de gasolina. Es la primera vez desde que se inició el caso el pasado 18 de septiembre que coches con este tipo de combustible se encuentran implicados.

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El ministro consideró “inaceptable” el engaño en las emisiones de dióxido de carbono y comunicó que 200.000 de los coches, la cuarta parte del total mundial, están matriculados en Alemania. “Volkswagen tiene la responsabilidad y la obligación de reparar los daños a los clientes”, añadió el titular de Transportes.

Dobrindt señaló que su ministerio y el de Finanzas estudian revisar al alza el impuesto de circulación, que se fija, entre otros factores, de acuerdo con el nivel de emisiones de los automóviles. El ministro recalcó que, si se demuestra que contaminan más de lo admitido, sería la empresa la que tendrá que afrontar un coste extra por ese impuesto, y no el propietario. Igualmente anunció que Volkswagen tendrá que revisar, bajo supervisión estatal, todos sus modelos para determinar el alcance del engaño.

La compañía no ha comunicado oficialmente los modelos afectados por las nuevas informaciones, pero un portavoz de la firma con sede en Wolfsburgo citado por la agencia de noticias Bloomberg señaló que los modelos afectados serían los Volkswagen Polo, Golf y Passat, los Audi A1 y A3, el Skoda Octavia y los Seat Ibiza y León.

Volkswagen también anunció ayer la suspensión voluntaria y temporal de las ventas en Estados Unidos de modelos con motor diésel de tres litros, después de que la agencia ambiental norteamericana, la EPA, ampliara el pasado lunes la lista de coches que llevan el software fraudulento al Volkswagen Touareg de 2014, el Porsche Cayenne de 2015 y los Audi A6 Quattro, A7 Quattro, A8L y Q5.

Esta decisión de paralizar las ventas y el nuevo escándalo de emisiones, esta vez de dióxido de carbono —hasta el momento solo afectaban a las de óxidos de nitrógeno—, han llevado a la agencia de calificación Moody’s a rebajar un escalón el rating de la compañía de A2 a A3.

Moody’s justifica su decisión por los riesgos que el nuevo anuncio conlleva para la reputación y los beneficios de la empresa, que cifró en 2.000 millones de euros el coste del nuevo fraude. Las acciones de Volkswagen cayeron ayer un 9,5% en la Bolsa de Fráncfort.

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