_
_
_
_
_
Entrevista / Miguel Sebastián

“En España queda todo por hacer”

El exministro de Industria con el PSOE afirma que el BCE no puede funcionar preocupándose solo de la inflación

Miguel Ángel Noceda
El exministro de Industria y economista Miguel Sebastián
El exministro de Industria y economista Miguel SebastiánBernardo Pérez

Miguel Sebastián (Madrid, 1957) acaba de publicar La falsa bonanza (Península), obra en la que disecciona el periodo 1998-2008. En ese tiempo fue jefe del servicio de estudios del BBV y BBVA, en donde criticó la política económica del Gobierno del PP —lo que le supuso su destitución—, y, a partir de 2004, director de la Oficina Económica del entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, al que había asesorado en el programa electoral del PSOE. Candidato por este partido a la alcaldía de Madrid y ministro de Industria, volvió después a la Facultad de Económicas de la Complutense como profesor titular de Fundamentos del Análisis Económico.

Pregunta. ¿Con quién ha querido ajustar cuentas en el libro?

Respuesta. Con nadie. Es una reflexión crítica y autocrítica y quiero que sirva de lección para evitar errores. Tampoco es acusatorio ni exculpatorio.

P. ¿Por qué se desencadena la tormenta perfecta?

R. Cuando se fija el tipo de cambio y se abren las puertas a una inmigración masiva se tienen los ingredientes para generar la burbuja del sector inmobiliario y de deuda privada. Yo calculo que la deuda privada aumentó al menos 300.000 millones por esas aventuras de ser los números uno.

P. ¿Cómo explica que no se pinchara la burbuja?

R. Estas burbujas no son fáciles de explicar porque ocurren sobre algo que es bueno. Que haya crédito es bueno; que haya internacionalización, vivienda, infraestructuras, energías renovables… es bueno. El problema fue el exceso. El punto crítico es cómo se mide ese exceso; pero no teníamos herramientas. Y a medida que vayamos integrándonos más en el espacio europeo vamos a tener menos margen de maniobra.

P. ¿Qué culpa tiene el BCE?

R. Mucha, porque no solo bajó los tipos de interés siguiendo a Alemania, sino que a partir de entonces incluso para Alemania eran demasiado bajos. Tampoco nos alertó o dotó de herramientas. Tenía que haber puesto controles de capital y restricciones al crédito. Un BCE que solo se preocupa por la inflación no puede funcionar. Tendría que hacer una autocrítica seria.

P. ¿Y el Banco de España?

R. Doblemente, por no alertar e incluso negarlo. Y porque tenía buena parte de los instrumentos regulatorios y no los utilizó.

P. Zapatero se quejó de que sus asesores no le avisaron.

R. Se quejó de que habíamos hecho mucho énfasis en la burbuja inmobiliaria, la baja productividad y el trabajo dual, pero que no le alertamos del déficit por cuenta corriente. Y tiene razón.

P. ¿Por eso no reaccionó?

R. Una burbuja no se demuestra hasta que se pincha. Por eso tiene que haber una agencia que se dedique a alertar, que esté en el Congreso de los Diputados. En cuanto a Zapatero, sostengo que, en política económica, el mejor Zapatero fue el de 2010-2011; fue regular en 2008-2009 y malo de 2004 y 2007. Y fue malo por las burbujas que heredó del PP.

P. ¿El culpable fue el Gobierno de Aznar por la ley del suelo?

R. En vez de responder a la burbuja intentando frenarla, lo hizo de la peor forma posible, que es construir. Cascos [ministro de Fomento] dice que la ley del suelo enfrió la burbuja; pero lo que hizo fue crear una mayor. La intentó pinchar llenando de ladrillos todo el país. En esos casos lo mejor es no hacer nada o intentar enfriarla con instrumentos como tipos de interés o hablar mucho de ello para crear la sensación.

P. ¿Qué otros excesos hubo?

R. Tenemos el problema de los billetes. Contamos con el 30% de los billetes de 500, siendo España el 10% de la zona euro, que es el porcentaje que tenemos de 50 euros. Hemos llegado a tener 58.000 millones en billetes de 500. ¡Y tenemos que pedir un rescate de 40.000 millones porque no había dinero! ¿Cómo qué no?, está en los billetes. 58.000 millones en los calcetines. Un disparate.

P. ¿Cómo se acaba con la economía sumergida?

R. Esto es algo más que economía sumergida. Tuvimos este debate con el canje. Alguien propuso aprovecharlo para acabar con el dinero negro, pero el Banco de España dijo que ni hablar porque no quería mezclarlo con la persecución del fraude. Perdimos una oportunidad. Es un despilfarro, como la TDT, que consumió una cantidad de espectro que se podía destinar a otras tecnologías. Luego están las autopistas, los puertos, aeropuertos, los ciclos combinados..., todos de inversión privada. Un porrón de excesos que explican la acumulación de deuda.

P. ¿Qué queda por hacer?

R. Miras y ves que queda todo por hacer. Hemos hecho cositas para que nos halaguen las agencias de rating, Bruselas y el FMI. Pero los retos siguen ahí y tienen que incluirse en una agenda reformista. No podemos tener una economía con un crecimiento de la productividad prácticamente cero porque no es sostenible.

P. ¿Y el Gobierno de Rajoy no ha hecho nada?

R. Ha hecho lo que han podido en el tema financiero. Tarde, regular y obligados por Europa. La reforma laboral no les ha funcionado por la dualidad. Las de las Administraciones y la educación, cero patatero. En energía se ha eliminado el déficit, lo que está muy bien, pero a base de cargarse las renovables y subir impuestos. La reforma fiscal es una broma porque es vºolver donde estábamos y la han hecho más injusta. Y en I+D, un desastre completo e irrecuperable, porque hemos perdido mucha gente con talento que es muy difícil recuperar.

P. ¿Sigue defendiendo el contrato único?

R. Que hay que hacer algo en el mercado laboral para acabar con la dualidad es evidente. El contrato único es una propuesta razonable, que solo defiende Ciudadanos. Si no es el contrato único, algo parecido hay que hacer.

P. ¿Y el tipo único en la renta?

R. También lo defiendo. Ahora hay una buena ocasión de volverlo a intentar, una vez eliminada la deducción por compra de vivienda. Habría que quitar otras deducciones como planes de pensiones.

P. ¿Cómo se cambia el modelo productivo?

R. Cambiando el chip de la sociedad. No podemos vivir del ladrillo. Hay que apostar por una economía innovadora e internacionalizada. Pero, mientras no haya sentimiento en los políticos y empresas, va a ser muy difícil. Somos los monstruos en infraestructuras, pero de I+D, nada. Y luego está el gran reto del sistema educativo, que no funciona.

P. ¿Qué me dice de la corrupción?

R. Que la prueba es que buena parte de los casos de corrupción se refiere a esa etapa. Es un elemento más de la falsa bonanza o del modelo económico.

P. ¿Volvería a ser ministro?

R. No. He terminado mi etapa política. Es momento de que entre gente joven y nueva. Yo no me creo que no están preparados. Están muy preparados.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Miguel Ángel Noceda
Corresponsal económico de EL PAÍS, en el que cumple ya 32 años y fue redactor-jefe de Economía durante 13. Es autor de los libros Radiografía del Empresariado Español y La Economía de la Democracia, este junto a los exministros Solchaga, Solbes y De Guindos. Recibió el premio de Periodismo Económico de la Asociación de Periodistas Europeos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_