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El real brasileño roza su mínimo frente al dólar

El billete verde llega a los cuatro reales brasileños, algo que solo sucedió en 2002, como reflejo de la crisis política y económica del país

El dólar ha llegado en Brasil a la temida barrera de los cuatro reales brasileños, algo que solo sucedió fugazmente en 2002. Esa evolución es un reflejo de la tendencia global de revalorización del dólar, pero también de la crisis política y económica que atraviesa Brasil. Oficialmente, la moneda norteamericana cotizaba el lunes a unos alarmantes 3,996 reales. Actualmente, el Gobierno de Dilma Rousseff acomete una política de austeridad y un necesario, según muchos expertos, ajuste de las maltrechas y endeudadas cuentas públicas.

Ni las proyecciones más pesimistas presagiaban una devaluación del real ante el dólar tan fuerte ni la tempestad de malas noticias que Brasil iba a afrontar en 2015. Desde el inicio del año, la moneda americana ya acumula un alza de casi un 50% con respecto a la moneda brasileña.

Todo apunta a que la volatilidad entre el dólar y el real va a continuar las próximas semanas. Nadie se puede atrever, sin embargo, a calcular a cómo se cambiará la moneda estadounidense a finales de año. Con todo, la tendencia es que se quede oscilando en torno a los cuatro reales por dólar, según la mayoría de los analistas.

La semana pasada, Dilma Rousseff anunció nuevos recortes y subidas de impuestos para acabar con el déficit de 35.000 millones de reales del presupuesto de 2016 transformándolo en un superávit de 60.400 millones. Sin embargo, las medidas necesitan pasar por la criba del Congreso Nacional, hostil para el Gobierno, donde debe enfrentar resistencia.

Este martes el Gobierno envía al Legislativo las propuestas del ajuste. La inseguridad de que sean aprobadas hizo que el mercado reaccionara con fuertes oscilaciones ayer lunes. Durante las últimas semanas, el mundo político y económico brasileño ha sido sacudido por crisis ininterrumpidas: se especuló con la dimisión del ministro de Economía, Joaquim Levy, artífice de todo el plan de ajuste; después, se especuló con la destitución del ministro de la Casa Civil (una suerte de jefe de gabinete y mano derecha de Rousseff), Aloizio Mercadante.

Todo esto refleja la inestabilidad de un Gobierno zarandeado por fuerzas múltiples. Se teme que Fitch y Moody’s rebajen la nota de Brasil, después de que S&P la bajase el 9 de septiembre a nivel de bono basura.

“Parte de la pérdida de fuerza del real es externa, pero los motivos internos son muchos”, explica el economista jefe de la Gradual Investimentos, André Guilherme Perfeito. Este experto recuerda que la moneda es un reflejo de la situación del Gobierno. Si el Gobierno está débil, así estará su moneda. “Estamos viviendo una crisis política muy fuerte que acaba deteriorando los esfuerzos fiscales y la economía, en un momento que la presidenta ha adoptado un plan de austeridad”, concluye el economista.

El cuadro de la presidenta se ve peor cada día. “Ella está cada vez más aislada lo que imposibilita la aprobación de medidas muy importantes para reactivar la economía y crea el escenario de incertidumbre. Con ese panorama es difícil que el cambio revierta la tendencia al alza”, explica.

El economista resalta, sin embargo, que la situación de la depreciación del real no es todavía tan preocupante porque Brasil posee una reserva de cambio internacional relativamente buena, de 370.000 millones de dólares. “Entre los BRICS (países emergentes) solo tenemos menos reservas que los chinos”, añade.

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