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La ropa usada se cotiza

ThredUp se afianza en EE UU como ‘web’ de compraventa de prendas y accesorios

Una mujer viste a su hijo con un abrigo de ThredUp en la ciudad de Meriden (Connecticut, EE UU).  
Una mujer viste a su hijo con un abrigo de ThredUp en la ciudad de Meriden (Connecticut, EE UU).  Jessica Hill (AP Photo)

El bajo Manhattan se convirtió durante toda esta semana en un hervidero, con las grandes modelos del momento desfilando por las pasarelas con los coloridos diseños para la próxima temporada de primavera. James Reinhert, sin embargo, ve el negocio en lo opuesto: en dar una segunda vida a prendas de grandes marcas casi nuevas antes de que se queden abandonadas para siempre en el fondo del armario.

Reinhert es el consejero delegado de ThredUp, uno de los mayores portales dedicados a la reventa de ropa y accesorios de segunda mano. Las firmas de capital riesgo siguen inyectándole dinero en masa, pese a ser ya una compañía bien establecida. El ejecutivo fundó la sociedad hace seis años en Cambridge (Massachussetts) junto a Chris Homer y Oliver Lubin. Su sede está ahora en San Francisco (California).

La reventa de ropa en Internet no es nueva. Mucho antes de que emergieran portales como ThredUp se recurría al escaparate virtual de eBay para colgar las prendas que ya no se utilizaban e intentar sacarle unos dólares antes de donarla al Ejército de Salvación para liberar espacio. Eso era cuando eBay operaba como una plataforma de subastas, lo que le convirtió en una mina para los cazadores de gangas.

La web ThredUp forma parte de un movimiento conocido como “consumo compartido”, en el que han emergido durante los últimos años portales dirigidos a jóvenes profesionales, especialmente mujeres, que quieren renovar su armario a un coste más que razonable. Es, además, un segmento en el que aún no está metido Amazon, pero en el que eBay sigue controlando una buena parte de las ventas.

Por eso no es casualidad que entre los asesores de esta compañía se encuentre Brian Swette, que fue director de Operaciones de eBay. Reed Hastings, fundador del videoclub online Netflix, considerado uno de los grandes disruptores de la era digital, es otro de los asesores de ThredUP. Highland Capital, Trinity Ventures, Redpoint Venture y Highland Capital Partners olieron hace tiempo el dinero.

Objetivo: el ahorro

La mujer tipo estadounidense puede tener, según algunas encuestas, 90 prendas de vestir en su armario y una decena de bolsos por un valor sumado de 8.500 dólares. Una parte de esa ropa y accesorios, sin embargo, no se usan: más o menos el 20% de los artículos se quedan colgados esperando días mejores. La reutilización de esa ropa a través de la venta, según los cálculos de ThredUp, ahorra 200 dólares.

Como dicen desde la compañía, no se trata solo de ganar un espacio precioso en el armario. El gasto anual medio en ropa de un varón adulto en EE UU es de 1.700 dólares. En el caso de las mujeres se dobla. Las empresas echan mano de las encuestas realizadas entre los consumidores para calcular que se puede ahorrar hasta un 70% con la compra de textiles de segunda mano de buena calidad.

La misma lógica vale para la ropa de los niños. De hecho, ThredUp ofrece en su portal marcas como BabyGap. Las mismas encuestas revelan que los padres acaban gastando cerca de 14.000 dólares en prendas de vestir que solo duran unos meses. Para cuando el niño llega a los 17 años de edad, habrán pasado por el armario 1.300 artículos. El ahorro en este caso sería de 520 dólares al año por niño. Solo en las compras para la vuelta al colegio sería de 200 dólares.

La industria de la indumentaria mueve al año 400.000 millones de dólares en ventas en EE UU. De ese total, una octava parte se genera a través de Internet. Se calcula que la reventa de ropa tiene un mercado potencial de 34.000 millones. El 45% de las ventas de ThredUp son por móvil, casi el doble que en una marca de retail.

Ahora se les ha sumado Goldman Sachs Investment Partners, que acaba de liderar una ronda de financiación de 81 millones de dólares. ThredUp está considerada por eso como una de las webs en esta categoría del negocio de la moda mejor financiadas, con más de 125 millones recaudados. El dinero fresco que captó ya le permitió abrir un segundo almacén en la costa atlántica, para así reducir los tiempos de entrega.

La valoración de la compañía asciende a 500 millones. El plan de Reinhert es sumar otros dos centros logísticos y lanzar una agresiva campaña de publicidad. Porque pese a su éxito entre los inversores, su negocio sigue siendo desconocido para el público. Y no está sola. Entre sus rivales se encuentran The RealReal, Tradesy, Threadflip, Vaunte, Poshmark, Gazelle, uSell, Nextworth, Twice y Shop Hers.

Ian Friedman, de GSIP Private Investment, explica que el atractivo de este portal en concreto es que está probando que puede cambiar la percepción negativa que por lo general tiene el consumidor hacia los artículos de vestir de segunda mano. La mitad de los clientes de ThredUp no había comprado ropa usada antes de recibir en casa la ropa en sus particulares bolsas de lunares turquesa.

Cada portal le da un giro diferente para conseguirlo. Lo que distingue a ThredUp es que el vendedor debe enviar antes su producto a la compañía para ser examinado y fotografiado. Los que no respetan las normas de calidad, son vetados. La mitad de la mercancía que reciben es desechada. Así consigue a la vez dar uniformidad a toda la oferta que se presenta en el portal. En eBay es el propio vendedor es el que fotografía sus productos y eso crea cierto desorden.

Todo este sistema tiene, sin embargo, un coste. Mientras que eBay se queda con un 10% del valor de la venta, ThredUp es la que establece el precio de la mercancía que recibe. La ropa que se ofrece en la página está en perfectas condiciones cuando llega a manos del cliente y el precio final que se paga es notablemente más bajo que en una tienda de marcas tan populares como Gap, J.Crew o Calvin Klein.

Una tercera parte de sus clientes tienen unos ingresos anuales de 100.000 dólares. La compañía suele pagar por la ropa de segunda mano en forma de crédito para adquirir otras prendas o accesorios en el portal, o hace una trasferencia de efectivo por vía PayPal que suele tardar unos 15 días en llegar. La ropa que no pasa el control se devuelve, se recicla o se destina a una organización caritativa.

El portal registró casi dos millones de visitas el pasado mes de agosto, frente a 700.000 un año antes. No es extraño en un momento en que las estadísticas muestran que uno de cada cuatro padres vestiría a sus hijos con ropa de segunda mano. La compañía no da más datos sobre su negocio en cuanto a ventas ni tampoco precisa si es rentable. Tan solo indica que este rápido crecimiento le va a llevar a contratar un millar de empleados a lo largo del próximo año.

Los analistas ven viable que haya un par de grandes compañías que se dediquen a la reventa de ropa. Pero no mucho más. Twice, que estuvo respaldada financieramente por Andreessen Horowitz, uno de los grandes gurús de Silicon Valley, se acaba de poner en manos de eBay porque era incapaz de crear una base robusta de clientes para aguantar por sí sola. Es lo que está tratando de hacer Shop Hers con Tradesy. Esta última estuvo a punto de desaparecer hace dos años.Vestiaire Collective, un portal similar que funciona en Europa, también está probando fortuna en Estados Unidos. Hay también grandes cadenas de ropa que están incorporando la reventa y el reciclado en sus modelos de negocio, mientras que otras marcas están experimentando con programas piloto para incentivar un consumo sostenible.

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