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La Reserva Federal de Estados Unidos aplaza la subida de los tipos de interés

Muestra su cautela ante las turbulencias en China y los países emergentes y mantiene los tipos en el entorno del 0%

Amanda Mars
Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados Unidos
Janet Yellen, presidenta de la Reserva Federal de Estados UnidosAndrew Harrer (Bloomberg)

La prudencia ganó la partida. La Reserva Federal (Fed) decidió este jueves finalmente aplazar la subida de tipos de interés –una vez más- pese a que los datos de crecimiento y de empleo daban argumentos para empezar a cerrar el grifo de dinero gratis por el temor a un recalentamiento de mercados. Las debilidades globales, con el frenazo de China a la cabeza, han pesado suficiente en el mayor banco central del mundo. Y la que será la primera subida en casi una década aún despierta recelos, siete años después de la caída de Lehman Brothers.

No había tanta incertidumbre respecto a la decisión de la Fed desde hace años. Las encuestas a los economistas estaban hasta el mismo minuto antes del anuncio casi al 50%, entre los que creían que habría una subida y los que esperaban el mantenimiento del actual nivel de tipos (una banda entre el 0% y el 0,25%).  En cambio, en los movimientos de los mercados financieros, media hora antes del comunicado de la institución, las apuestas daban 4 a 1 a que el dinero seguiría próximo al 0%.

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En el comunicado, la Fed argumenta que "la reciente evolución económica global y la evolución financiera pueden lastrar la actividad económica y es probable que pongan más presión a la baja en la inflación en el corto plazo". El pasado miércoles se supo que los precios habían bajado un 0,1% en agosto y apenas habían avanzado un 0,2% con relación al mismo mes de 2014, lejos del objetivo de inflación a largo plazo del 2%. Esta es una coartada para mantener el estímulo monetario intacto, pero resulta clave que la Fed usara la palabra "global" en su escrito, dejando claro que la demora vuelve a tener que ver con factores externos.

Es más, la institución de Washington señaló que "el comité actualmente anticipa que, incluso después de que empleo e inflación están cerca de los niveles consistentes con el mandato, las condiciones económicas pueden justificar mantener los tipos debajo de los niveles que el comité ve como normales en un más largo plazo". Solo hubo un disidente en la decisión: Jeffrey Lacker.

Esta es la idea de fondo de los analistas que defendían esperar: si la decisión de subir tipos es un hecho, poco importa hacerlo un mes antes o después, así que es mejor curarse en salud y aguardar a ver cómo evolucionan las dudas sobre China, qué profundidad tiene ese parón de la segunda economía del mundo.

Había, además, algo más inmediato y simple: los mercados aún dudaban de lo que ocurriría. "Para encontrar un precedente relevante, uno tiene que volver a 1994, cuando la Fed subió tipos en un 0,25%, algo a los que el mercado solo le daba un 30% de probabilidades (parecido a la situación actual) y lo que siguió fue bautizado por la revista Fortune como "La masacre del mercado de bonos".

Richard Koo, de Nomura, también veía argumentos en la macroeconomía: "Los últimos datos de inflación y factores externos como la fuerza del dólar y la caída del precios del petróleo indican que no hay necesidad de acelerar una subida de tipos de interés".

Las proyecciones hechas públicas este jueves, no obstante, mejoran las previsiones para el mercado de trabajo: sitúan la tasa de desempleo en el 5% este año y el 4,8% en 2016, frente al 5,3% y el 5,1% que calculaban antes. Además, los técnicos no creen que la tasa de inflación llegue hasta el objetivo del 2% hasta 2018.

Los defensores del incremento de los tipos argumentaban que la subida no dejaba de ser mínima -0,25%- y supondría un gesto de normalidad y credibilidad por parte de la institución. Además, también queda claro que cuanto más se postergue el camino hacia la llamada normalización monetaria, más brusco puede ser proceso y eso sí que causa sacudidas en los mercados.

Pero la Fed es el banco central más observado y temido del mundo. Lo que haga repercute directamente en las economías emergentes –muy endeudadas en dólares- y en los mercados financieros, así que la presión de la instituciones como el FMI o el Banco Mundial para que esperase más se redoblaron en los últimos meses. La fuerza del dólar también puede frenar el ímpetu exportador estadounidense.

Aun así, 13 de los 17 miembros de la Fed aún creen que el incremento se dará antes de 2016 (diciembre parece más propicio, porque es una reunión con posterior rueda de prensa, pero esto tampoco es definitivo). En junio, eran 15 de 17 los que lo creían. La incertidumbre hace mella en Washington.

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Sobre la firma

Amanda Mars
Directora de CincoDías y subdirectora de información económica de El País. Ligada a El País desde 2006, empezó en la delegación de Barcelona y fue redactora y subjefa de la sección de Economía en Madrid, así como corresponsal en Nueva York y Washington (2015-2022). Antes, trabajó en La Gaceta de los Negocios y en la agencia Europa Press

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