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Fresas de agua entre olivares

Hazafresa desarrolla un proyecto de cultivo hidropónico (sin tierra) en Jaén

Cultivo de fresas en bandejas en un invernadero en la campiña norte de Jaén.
Cultivo de fresas en bandejas en un invernadero en la campiña norte de Jaén.

En Villanueva de la Reina, en la campiña norte de Jaén, gran parte de la actividad económica gira en torno del aceite de oliva. Pero desde hace dos años, en medio de un mar de olivos, bajo unos plásticos se cultivan frutas de forma intensiva. Aquí, en grandes bandejas o canaletas de PVC elevadas del suelo, Hazafresa produce cuatro variedades de fresa y una variedad de melón, el cantalupo. Todas de primera calidad y con mucha demanda en el exterior.

En el norte de Europa y en los países del Golfo la fresa está en auge. Este producto, al contrario que gran parte del fresón que llega masivamente a los supermercados españoles en temporada, no sacrifica su sabor a cambio de un mejor color y mayor facilidad de transporte.

Lo que diferencia a los productos de Hazafresa es su origen hidropónico. Este proceso centenario, perfeccionado durante las últimas décadas, se fundamenta en el uso racional del agua como base sobre la que se cultivan las frutas.

El procedimiento es sencillo. Como sustrato de las plantas se coloca simplemente una pequeña cantidad de materia inerte como gravilla, piedra pómez, fibra de coco o carbón vegetal, y se cubre con agua corriente. En el agua se diluyen los nutrientes que necesita para su desarrollo, así como los productos fitosanitarios para evitar las plagas. Para los procesos de polinización, Hazafresa recurre al trabajo de los abejorros. Bajo este sistema, una planta de fresa vive durante unos seis meses. La masa de agua y el sustrato, por su parte, pueden reutilizarse en otras tres campañas.

Con el cultivo hidropónico, la planta tarda unos 70 días en poder comercializarse, mientras que la productividad ronda las 80 toneladas por hectárea en invernadero y una cifra menor en semiinvernadero. Estas cifras son similares a las del cultivo tradicional.

UN MERCADO POR ABRIR

Hazafresa es el fruto de una idea de Ricardo Rodríguez, un operador de Mercamadrid en el sector de las frutas y hortalizas y, en consecuencia, un buen conocedor de todos los secretos del mercado, desde la producción a la comercialización. Desde su posición llegó a la conclusión de que en el sector existían importantes nichos de oferta sin cubrir, desde la calidad de los productos a los periodos de venta, tanto en los mercados exteriores como para el consumo interior. Convencido de la viabilidad de ese proyecto, fundó la sociedad en 2013, junto con dos hijos, Ricardo y Estefanía, además de otro socio, Óscar de la Llana.

“En la actividad agraria existe un amplio recorrido de innovación en la producción”, explica Rodríguez, “tratando de adaptar la misma en calidad y periodos de oferta a las demandas de los consumidores. Eso es lo que pretendemos lograr con nuestro proyecto y, aunque es pronto para ver los resultados, porque somos una empresa muy joven, creo estamos en el camino correcto”.

El objetivo fundamental de la empresa es encontrar los mercados donde se pueda obtener el mejor precio por los productos. Eso significa un compromiso decisivo por la exportación, mientras que dentro de España se apuesta por evitar la gran distribución y comercializar productos, sobre todo, a través de establecimientos gourmet y tiendas especializadas.

La elección de Villanueva de la Reina como lugar para instalar la empresa no ha sido casual. Las ayudas públicas han sido esenciales para el arranque de la compañía. A los 500.000 euros iniciales de los socios, la Junta de Andalucía ha aportado otros 110.000. El proyecto está integrado en el Grupo de Desarrollo de la Campiña Norte de Jaén, que cuenta con el respaldo del programa LEADER de la Unión Europea para el desarrollo de zonas rurales. A su vez, los terrenos en los que está instalada la empresa son propiedad de la Diputación Provincial, cedidos al Ayuntamiento de Villanueva de la Reina y alquilados a Hazafresa.

AMBICIONES

La actividad de la empresa se desarrolla sobre una superficie de unos 5.000 metros cuadrados en régimen de invernadero, a los que se suman otros 30.000 (aproximadamente) en régimen de semiinvernadero. El coste de la instalación de una superficie de una hectárea de este tipo de estructuras en un invernadero oscila entre los 700.000 y los 750.000 euros en promedio, lo que equivale aproximadamente a un coste de unos 70 euros por metro cuadrado.

Con las instalaciones actualmente en funcionamiento, la empresa espera producir, en una fase inicial, 40 toneladas de fresa y 150 toneladas de melones con una previsión de facturación a corto plazo de unos 500.000 euros. La empresa da trabajo a ocho personas todo el año, una cifra que llega casi a la veintena en temporada.

Por ahora, Hazafresa se limita a la fresa y el melón cantalupo. Pero en el futuro contempla ampliar la oferta a otros cultivos —como, por ejemplo, los frutos rojos, con muchísima demanda fuera de las fronteras españolas— manteniendo la misma filosofía: productos de calidad diferenciada y, en la medida de lo posible, fuera de la temporada de mayor oferta.

Cultivo tradicional

Tradicionalmente, los cultivos de fresa en España importaban híbridos desarrollados por la Universidad de California en Estados Unidos, que se reproducían en viveros situados en las provincias andaluzas.Hoy en día muchos cultivadores tienen sus propios viveros, y la producción, casi en su totalidad, se desarrolla en tierras arenosas en Castilla y León o Navarra, donde han creado cientos de puestos de trabajo en el medio rural, especialmente en la temporada que va de abril a octubre.El proceso es sencillo. En cada hectárea se colocan entre 10.000 y 12.000 plantas en superficies de regadío al aire libre. Esas plantas se multiplican a razón de una media de 20 raíces por unidad. Tras adaptarse a las duras condiciones climatológicas de la Meseta (fuertes calores en verano y los fríos del otoño), se recogen en los meses finales del año y se envían para su cultivo en tierra, especialmente a Huelva. En los mercados exteriores, esas raíces de fresa se exportan tanto dentro de la Unión Europea —especialmente a Alemania y a los países del Este— como a terceros países como Marruecos.

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