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Los países del G20 se comprometen a evitar una guerra de divisas

China trata de tranquilizar a los países desarrollados y emergentes sobre su situación económica

Andrés Mourenza

Tras haber estremecido los mercados de medio mundo con su reciente devaluación del yuan, China intenta ahora calmar los temores globales sobre los efectos del frenazo de su economía. La cuestión china y el temido anuncio de una pronta subida de los tipos de interés en EE UU, es decir, el estado de las dos mayores economías mundiales, centraron los principales debates de la reunión de ministros de Economía de los países del G20 que concluyó este sábado en Ankara (Turquía) con un compromiso de evitar una guerra de divisas.

De hecho, en el comunicado final de la cumbre, los ministros de este grupo formado por los principales países desarrollados y emergentes se comprometieron a “calibrar cuidadosamente y comunicar con claridad” cualquier nueva decisión de política monetaria para evitar efectos como los producidos por la inesperada devaluación de la divisa china, que ha incrementado los temores a un frenazo brusco en la economía del gigante asiático. Es un mensaje en parte dirigido también a Estados Unidos ante la posibilidad de que la Reserva Federal empiece a subir los tipos de interés.

El ministro de Finanzas chino, Lou Jiwei, aseguró a sus homólogos que, pese a las turbulencias financieras, las reformas emprendidas por el Gobierno de Pekín colocarán al país en “una vía de crecimiento estable” en los próximos años.

Los restantes socios del G-20 arrancaron a Pekín la promesa —y se comprometieron ellos mismos— de continuar con reformas estructurales en la línea de reducir el intervencionismo público en la economía y permitir que sea el mercado el que la autorregule, también en el caso del valor de su divisa, algo por lo que presiona EE UU. “China debería dejar que su tasa de cambio refleje su valor real y evitar devaluaciones competitivas”, afirmó el secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, en declaraciones a los periodistas durante la cita de Ankara.

El comunicado final de la reunión incluyó una referencia explícita en ese sentido, que ya es tradicional en los comunicados del G20, pero que en esta ocasión cobra actualidad por la pérdida de valor del yuan y de las divisas de numerosos países emergentes: “Reiteramos nuestro compromiso de avanzar hacia más sistemas de tipo de cambio más determinados por el mercado y una flexibilidad cambiaria que reflejar los fundamentos subyacentes y evitar desajustes permanentes de los tipos de cambio. Nos abstendremos de devaluaciones competitivas y de cualquier forma de proteccionismo”, señala el comunicado.

Otra de las mayores preocupaciones económicas derivadas de la política monetaria, especialmente en los países emergentes, es que la EE UU eleve sus tipos de interés, ahora cercanos a cero. Durante los dos últimos años, anuncios e incluso rumores sobre eventuales subidas de los intereses en EE UU han provocado abruptas depreciaciones en las divisas de países como Turquía, Brasil o Sudáfrica, que, desde el inicio de la crisis financiera global, habían logrado atraer grandes flujos de capital a sus países.

Ahora temen el efecto de la salida de esos flujos. De acuerdo con la agencia Reuters, las delegaciones de los estados emergentes intentaron que el comunicado final de la cumbre de Ankara reflejase estos temores y subrayase que una subida de tipos de la Reserva Federal podría poner en peligro el crecimiento económico de estos países, pero finalmente se decidió excluir de la declaración una referencia tan explícita. Lo que sí se exige es esa transparencia y cuidado al tomar y comunicar las decisiones de política monetaria para “minimizar los efectos secundarios negativos y mitigar la incertidumbre”.

Reformas estructurales

El G20 se prepara para una subida de tipos en EE UU: “Tomamos nota de que (...) un endurecimiento de la política monetaria es más probable en algunas economías avanzadas”, dice el comunicado, que además, señala en otro punto que “la política monetaria por sí sola no puede conducir a un crecimiento equilibrado”, algo que en opinión del ministro británico de Economía, George Osborne, implica un llamamiento a realizar reformas estructurales.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, manifestó que hacen falta más esfuerzos para lograr el objetivo fijado en la reunión de Brisbane (Australia) de impulsar el crecimiento dos puntos por encima de lo previsto mediante reformas. El G20 reconoce que no ha cumplido al respecto.

España espera que la crisis china no frene su economía

“[El ministro chino] ha dado unas explicaciones razonables”, afirmó el ministro de Economía español, Luis de Guindos, en declaraciones a la prensa, pese a que otras delegaciones, por ejemplo la japonesa, expresaron cierta desconfianza en las promesas chinas. “La economía china está en un periodo de transición, en la cual su crecimiento se reducirá hasta niveles más normales del 6% o 7 % desde crecimientos más elevados que han tenido en años anteriores”, sostuvo Guindos. “Ha habido una situación en la que había un exceso de inversión y endeudamiento y, obviamente, va a llevar tiempo limpiar estos excesos”. Esta fase de transición, reconoce el titular de las finanzas españolas, está teniendo “un impacto en la economía mundial”. especialmente en los mercados emergentes, el precio de las materias primas y la evolución del comercio mundial, dado que se trata de la segunda economía mundial, pero, una fuente de la delegación española, aseguró que ese impacto no golpeará a España en demasía: “La exposición española, desde el punto de vista comercial, no es excesiva, aunque indirectamente sí podría tocarnos por su efecto en países con los que tenemos mayores relaciones comerciales como los latinoamericanos”.

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