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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Inflación e inversiones

La inflación es una variable que hay que tener muy en cuenta a la hora de invertir. Normalmente, cuando es muy alta distorsiona los mercados y empobrece a los inversores. Estamos viviendo una etapa excepcionalmente baja de inflación y aunque los bancos centrales de muchos países están intentado reflacionar la economía, no lo consiguen.

Las causas de una inflación tan baja a nivel global son diversas. En primer lugar, la fuerte caída del precio de la energía que, en el caso del barril de Brent, ha pasado de 110 dólares a cotizar en torno a 60 dólares. La causa de esta caída es el gran incremento de la oferta provocado por la entrada en explotación de una nueva forma de extracción del petróleo y gas natural como es el fracking. Los productores tradicionales han aumentado su oferta de forma sensible para desincentivar esta competencia y recientemente se ha descontado la reincorporación de Irán al mercado.

La importante bajada de los precios de las materias primas como consecuencia de la mayor capacidad de producción es otra causa de la contenida inflación. Las empresas mineras invirtieron mucho y han entrado en funcionamiento explotaciones muy eficientes, a lo que hay que añadir la caída de la actividad económica de los últimos ejercicios.

La tercera causa más importante proviene del mercado laboral. Las altas tasas de paro en la práctica totalidad de las economías están provocando una ausencia de reivindicaciones salariales. Incluso en países como Estados Unidos, con el paro en el 5,3% y una creación de unos 250.000 empleos al mes, los salarios están creciendo a ritmos del 2%.

También explica la baja inflación la fuerte competencia internacional, las posibilidades de ubicar la producción en países con bajos costes de producción con alta tecnología y la gran apertura del comercio internacional. A esto se une el reducido poder de fijación de precios de las empresas ante una crisis que tarda en recuperarse. Como consecuencia, en la mayor parte de los países desarrollados hemos vivido unos meses de inflaciones negativas, siendo la bajada del petróleo lo que más ha influido.

Mientras el IPC no se aproxime al 2%, los bancos centrales mantendrán su políticas monetarias extremadamente laxas

De lo anterior se deduce que, más que las inflaciones generales de los países, lo que hay que seguir son las subyacentes, que no tienen en cuenta los movimientos de los precios de la alimentación y energía, al ser componentes más volátiles.

En el caso de la zona euro, si la inflación general está en el 0,2% la subyacente se sitúa en el 0,8%. En el caso español serían del 0,1% y 0,6%, respectivamente. En el país desarrollado con el ciclo de crecimiento más avanzado, Estados Unidos, la inflación general está en el 0,1%, mientras que la subyacente está en el 1,8%.

¿Cómo puede evolucionar la inflación en los próximos meses? Vamos a asistir a subidas importantes, pero no van a ser preocupantes. Las inflaciones generales tenderán a confluir con las subyacentes, ya que desaparecerá el efecto escalón de la reducción del precio del petróleo y se comparará en términos interanuales petróleo barato con petróleo barato.

Esta subida no será preocupante, ya que seguimos en niveles muy bajos y los bancos centrales de las economías avanzadas aspiran a que las inflaciones se sitúen en el entorno del 2%. Mientras esto no se produzca, mantendrán sus políticas monetarias extremadamente laxas.

Miguel Ángel García Muñoz es director de Estrategia de Mercados de Banca March.

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