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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La trampa de las fusiones bancarias

No existe ningún estudio que demuestre que estás prácticas beneficien su rentabilidad

Después del fuerte proceso de reestructuración del sistema bancario llevado a cabo durante los últimos cinco años, parece que las fusiones van a volver a “planear” sobre la banca española. Este hecho nos indica que la reestructuración y el saneamiento han sido insuficientes, hace pensar que algo no funciona bien y que incluso podrían darse nuevas quiebras, posiblemente entre las entidades intermedias —también llamados “siete enanitos”—, o incluso entre el grupo de los “seis grandes bancos”.

Las fusiones aumentan el grado de concentración del sector e incrementan el riesgo sistémico

Las medidas adoptadas durante la crisis se han centrado en aumentar el nivel de capital y de solvencia de los bancos a través de los acuerdos de Basilea III y en la decisión de supervisión directa de las entidades de cierta dimensión por parte del Banco Central Europeo (BCE). En España, con el rescate europeo de 41.300 millones de euros y un coste total del saneamiento que podría estar por encima de los 200.000 millones de euros, se ha eliminado más de la mitad de las entidades bancarias, se ha reducido en un 30% el número de oficinas y el grado de concentración del sector se ha incrementado. A pesar de todo esto, el Banco de España y el Ministerio de Economía demandan más fusiones. 

Los analistas señalan que el margen financiero se está reduciendo por la caída de los tipos de interés, lo que hace difícil cumplir con las exigencias de capital de la Unión Europea. Sin embargo, la realidad muestra que las entidades han seguido acumulando beneficios durante los años de crisis: su nivel de rentabilidad está actualmente en el 6,5%, superior a la media europea. El objetivo, no obstante, es llegar cuanto antes al 10% que se tenía antes de la crisis. El punto es que no necesitamos unos bancos que solamente piensan en acumular más y más beneficios especulando con el dinero de los ciudadanos, si no unos bancos al servicio de las personas y de la economía productiva.

El argumento en favor de las fusiones bancarias se basa en una falacia

Entonces, ¿cuál es la justificación de las fusiones bancarias? El argumento en favor de estas prácticas se basa en una falacia, como pensar que el aumento del tamaño de las entidades repercuta positivamente en su capacidad de gestión y en sus niveles de rentabilidad y eficiencia a través de la consecución de economías de escala y de alcance. No existe ningún estudio empírico científico serio que demuestre tal afirmación: los numerosos trabajos publicados por académicos e investigadores no llegan a conclusiones claras sobre los efectos positivos de las fusiones, e incluso algunos de ellos demuestran consecuencias negativas, ya que prueban que sí se producen economías de escala parciales en bancos medianos, pero que éstas dejan de existir a partir de un determinado tamaño.

La realidad en España muestra que muchos pequeños bancos —cajas de ahorros y cooperativas de crédito— son más rentables y eficientes que los grandes. Por tanto, los motivos de las fusiones son de otro tipo, como aumentar el poder de mercado de las entidades de mayor dimensión. Por ello argumentan que son el resultado de la supervivencia del mercado, haciendo una interpretación errónea del proceso de selección de las especies de Darwin. Es posible que quienes ganen con las fusiones sean los más fuertes en músculo y en tamaño pero no en cerebro y, mucho menos, en capacidad de gestión, porque existen las asimetrías de información y los fallos del mercado que suelen beneficiar a los más poderosos, que no son necesariamente los mejores. Por eso es necesaria la intervención del Estado y la inclusión de medidas de equilibrio en los mercados.

La realidad en España muestra que muchos pequeños bancos son más rentables y eficientes que los grandes

Existen, por el otro lado, consecuencias negativas considerables. Desde el punto de vista económico, las fusiones aumentan el grado de concentración del sector e incrementan el riesgo sistémico, al crearse bancos tan grandes que su quiebra podría tener gravísimas repercusiones para la economía del país y arrastrar al conjunto del sistema financiero. En este sentido, estamos creando monstruos con pies de barro, que lejos de servir los intereses generales de la sociedad se dedican a la especulación financiera y favorecen con su secreto bancario el blanqueo de dinero negro, las fugas y evasiones de capitales y el fraude fiscal.

Los costes sociales son también evidentes. La concentración bancaria mediante las fusiones supone la desaparición de la banca de pequeña dimensión y, por tanto, de la llamada banca de proximidad, que tradicionalmente ha estado representada por las cajas de ahorros y las cooperativas de crédito. El cierre de oficinas bancarias, el endurecimiento del crédito y la desaparición de una banca local de tipo social y arraigada al territorio produce exclusión financiera y graves daños a la actividad empresarial y económica. Esto supone la ruptura del modelo tradicional español, sustentado en una banca pública y una socialmente responsable. Este modelo ha permitido el acceso al crédito y a los servicios financieros a las familias y particulares de clase media y al pequeño y mediano empresario. Pero, además, esta tendencia a la concentración nos aleja del modelo bancario centroeuropeo, en el que la banca de proximidad y la banca pública tienen un peso significativo —por ejemplo en Alemania, Holanda o Francia—.

El coste sobre los consumidores es alto, por la exclusión financiera y por la pérdida de poder de negociación

Por último, el coste sobre los consumidores es también alto, no solo por la exclusión financiera, sino también por la pérdida de poder de negociación frente a un sector cada vez más concentrado. Si el objetivo es incrementar los niveles de rentabilidad, y ésta no se puede conseguir a través de los márgenes financieros por el estrechamiento de los tipos de interés, lo más probable es que los bancos sigan incrementando las comisiones por los servicios que ofrecen, con el consiguiente encarecimiento para el consumidor.

En definitiva, el modelo bancario que están diseñando las autoridades económicas a través de las fusiones y adquisiciones es perjudicial para la gran mayoría de la población. Lejos de ser beneficioso y de mejorar la competitividad y la calidad de los servicios financieros, reduce la competencia al tender hacia un oligopolio con un enorme poder ante los consumidores y las Administraciones Públicas, provoca exclusión financiera al endurecer las condiciones del crédito y eliminar oficinas bancarias y plantilla, desequilibra la industria priorizando la financiación de las grandes empresas y fortunas y dejando fuera de los circuitos financieros a la mayor parte de la estructura productiva del país. Y, por último, nos aleja del modelo de banca social preponderante en el centro de Europa.

Joan Ramón Sanchis Palacio es catedrático de Economía de la Empresa de la Universitat de València, experto en iAhorro.com y autor del libro La Banca Que Necesitamos

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