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¿Alguien está en contra de que la Semana Santa siempre caiga en abril?

Los sectores turístico y educativo creen que fijar la Pascua no tendrá consecuencias

Rut de las Heras Bretín
Una multitud sigue el paso de la Hermandad de Los Negritos, en Sevilla.
Una multitud sigue el paso de la Hermandad de Los Negritos, en Sevilla.R. C. (EFE)

El Papa planea fijar la Semana Santa la segunda o tercera semana de abril. Es solo una idea porque este cambio de fechas supone llegar a acuerdos con las grandes iglesias ortodoxas. Pero, ¿qué supondría para áreas como el turismo y la educación esta modificación?

El calendario escolar está marcado por dos festividades religiosas la Navidad y la Semana Santa. Francisco García Cruz, responsable de secretaría de enseñanza pública no universitaria de CC OO, indica que lo importante es racionalizar el tiempo, tanto para los alumnos como para los trabajadores. El peso que tienen estas festividades religiosas en la vida educativa no le parece apropiado ya que, distribuyen los trimestres de una manera irregular. “Deberían primar los intereses pedagógicos. La repartición de los tiempos no es lógica. A veces el segundo trimestre es larguísimo y el tercero se queda en solo mes y medio".

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García considera que el calendario ha de ser independiente de los condicionantes de la Iglesia, con trimestres mucho más equilibrados. "La distribución actual no deja contento a nadie de la comunidad educativa". Resalta, además, que la carga lectiva es muy superior a otros países europeos como Francia y está peor repartida.

García concluye que el debate sobre la distribución de los días lectivos es necesario más allá de si se fija, o no, la Semana Santa, pero "no deberían ser las festividades religiosas las que dicten el calendario".

Por otro lado, el turismo también se vería afectado ante esta modificación en una época de temporada alta como la Semana Santa. Francisco González, presidente del Clúster Turismo de Galicia, apunta que sobre todo influiría en el turismo exterior. "El turismo nacional tiene muy interiorizadas estas fechas, caigan cuando caiga, pero de cara al turismo de fuera nos permitiría organizarnos a varios años vista".

González representa a una asociación de más de 5.000 empresas del sector turístico gallego y quiere dejar claro que no han hecho un estudio real. Entienden el planteamiento del papa Francisco como un pensamiento que no se llevará a cabo de manera inmediata. Aun así, analiza otros factores, como el climatológico. Particularmente en Galicia tanto marzo como abril o mayo son meses muy inestables, así que en ese aspecto "no influiría nada".

Comercialmente, a González no le parece mal la regularidad. Señala que es importante que la fecha no coincida con final de mes y que abril es bueno: "Ya se ha pasado la cuesta de enero que cada vez dura más".

Vicente Romero, presidente de la Asociación española de directores de hotel, insiste en que lo importante es que no coincida con otra fiesta. "Eso sí nos perjudicaría, tendríamos un problema en cuanto a los ingresos", dice. También resalta en que lo ideal sería que los ciudadanos tuvieran tiempo a recuperarse económicamente entre unas vacaciones y otras.

González y Romero han coincidido en que el turista español está acostumbrado al baile de fechas. González se pregunta si en La Madrugá sevillana se acostumbrarán a no ver la luna llena.

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