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Casarse vuelve a ser negocio

La crisis afianza a España como segundo exportador mundial de vestidos de novia e impulsa el comercio de trajes usados

Desfile de la diseñadora Rosa Clarà en el Salon Gaudí Novias, en la Fira de Barcelona.
Desfile de la diseñadora Rosa Clarà en el Salon Gaudí Novias, en la Fira de Barcelona. Carme Secanella

La alegría vuelve a las bodas en un mercado distinto. En 2014, aumentó el número de matrimonios, según el INE, y creció el gasto medio de cada enlace en casi un tercio. En 2015, la tendencia se mantiene. El hundimiento sufrido por el mercado durante la crisis ha provocado cambios tan irreversibles como positivos. Los fabricantes de moda nupcial se volcaron al mercado exterior, hasta el punto de convertir a España en la segunda potencia mundial de estos atuendos. En el mercado interior, el mayor cambio producido ha sido el asentamiento de la venta y alquiler de vestidos de novia usados, algo impensable en 2007. Las novias siguen yendo blancas y radiantes al matrimonio, pero con la calculadora en la mano.

El repunte de las bodas ha sido un bálsamo para un mercado que en 2013 había caído a la mitad desde los 4.300 millones de euros facturados en 2007. Un tobogán que rebajó el número de matrimonios en una cuarta parte, y el gasto de cada boda en más del 40%. “Se invitaban a menos personas, y algunos rechazaban asistir para ahorrarse el regalo. Bajó el número de bodas eclesiásticas que evitaba el gasto en flores y el donativo al párroco. Los convites se abarataron con productos más económicos. Las orquestas dieron paso a los disc-jockeys. Los contrayentes cambiaron el viaje a Seychelles o Maldivas por playas más modestas. Y los novios empezaron a alquilar y a comprar vestidos de segunda mano”, cuenta Gustavo Zamayoa, presidente de Federación de Usuarios Consumidores Independientes (FUCI). Si en 2008 se gastaban casi 23.000 euros en una boda estándar, la cifra bajó hasta 13.200 euros en 2013, y se ha recuperado hasta 17.000 euros en 2014. Aún queda recorrido.

El hundimiento ha cambiado el mercado. “A las novias les gustaba mostrar sus vestidos nuevos antes de la crisis, ahora hablan orgullosas del ahorro del 50% por llevar uno de segunda mano. El traje del novio y los vestidos de fiesta para invitadas usados tienen mayores rebajas. Y hemos empezado a ver que quienes los han comprado usados los vuelven a vender para recuperar el gasto”, asegura Carmen Limia, directora de marketing de Schibsted Spain. Es la empresa propietaria del portal Segundamano, que vendió 1.000 trajes de novia entre mayo de 2014 y mayo de 2015, y tiene una oferta de 5.500 más. “Este tipo de venta alcanzó un cierto volumen en 2010, y se ha disparado en el último año. Entre marzo y mayo de 2015 creció un 65% de forma interanual, y la llegada de los millenials lo agudizará”, predice Carmen Limia.

El alquiler de vestidos de novia también se ha afianzado. Innovia abrió su primera tienda de este tipo en 2007, y ahora tiene cinco. “Crecemos un 14% anual desde el primer año. Es porque alquilamos un traje por 525 euros, y en el precio va incluido el arreglo de adaptación. También dejamos que se prueben los vestidos que quieran. Alguna primera marca limita el número de pruebas”, explica Olga Frade, propietaria de Innovia, que alquiló 2.000 vestidos en 2014, y compró otros 500 para renovar un catálogo de 3.150 trajes.

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El éxito de Segundamano e Innovia refuerza un camino que solo araña las ventas de los fabricantes: 3.000 novias españolas optaron por el traje usado en 2014 (las cifras de años anteriores son muy inferiores). Las 45.000 bodas que dejaron de celebrarse en seis años supusieron unas pérdidas superiores a 100 millones de euros, solo en trajes de novia. “La cifra es considerable en un mercado donde el 93% de las firmas facturan menos de un millón de euros. Las exportaciones salvaron el sector, convirtiendo a España en potencia mundial. Ha sido el mayor cambio”, cuenta Jaime de la Figuera, director de Momad 1001 Bodas, la feria madrileña del sector.

Las exportaciones de moda nupcial se han más que duplicado desde 2007, hasta llegar a los 877 millones de euros facturados en 2014, según CITYC, el centro de información textil de referencia. Hoy, una de cada 10 novias del mundo visten un traje español, y solo China supera la cifra. Pronovias, el líder del sector, se ha implantado en 105 países con 155 tiendas propias y 4.400 puntos de venta. El 77% de los alrededor de 160 millones de euros vendidos por Pronovias en 2014 se realizaron en el exterior.

“Europa representa un 60% de nuestro volumen de negocio, con Italia como segundo mercado clave, tras España. China, Brasil y Rusia son los principales países de expansión, con un aumento del 129%, 54% y 13%, respectivamente. Destaca el gran crecimiento en países latino­americanos como México, Perú, República Dominicana, Uruguay o Venezuela”, apunta el portavoz de Pronovias. Acomete un plan de expansión para duplicar los puntos de venta en cinco años, abriendo tiendas propias en las principales capitales del mundo, como Berlín, Roma y Bruselas, y reforzando su presencia en países emergentes como China y Rusia (en tiendas multimarca). En Latinoamérica aumenta el número de tiendas franquiciadas en Colombia, Panamá y República Dominicana, igual que en los países árabes. Otros fabricantes, como Sara Navarro, realizan un importante esfuerzo por implantarse en el exterior.

La hostelería especializada en banquetes de boda también repunta desde una oferta distinta. “Todo el mundo se ha reinventado para hacer propuestas más económicas sin mermar la calidad. Ha variado la presentación, se ha dado prioridad a los pinchos y a las pequeñas porciones. Ha sido por la crisis y por la propia evolución”, cuenta Emilio Gallego, secretario general de la Federación Española de Hostelería, que constata un aumento de los banquetes desde hace un año y medio, “pero con la restricción del número de asistentes. Los convites habituales antes de la crisis eran de 200 personas, y ahora rondan los 140 invitados”.

Los viajes de novios han repuntado sin cambios. Al menos, así ha sido en Viajesnovias.com, la agencia pionera en este tipo de viajes. “Desde el año pasado estamos recuperando las ventas de los mismos viajes a destinos exóticos y de lujo, de unos 9.000 euros. En los peores años de la crisis, primaban los viajes a Tailandia o Caribe, de 5.000 a 7.000 euros”, cuenta Martín Sánchez, dueño de Viajesnovios.com.

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