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El rascacielos de los innovadores

Telefónica convierte la octava planta de su sede madrileña en un campo de pruebas para emprendedores

Eneko Ruiz Jiménez
Un emprendedor, creador de la empresa Apparcar, en la sede de Telefónica en Gran Vía.
Un emprendedor, creador de la empresa Apparcar, en la sede de Telefónica en Gran Vía.Samuel Sanchez (EL PAÍS)

En 1929, la Compañía Telefónica Nacional Española levantaba en la madrileña Gran Vía 28 uno de los primeros rascacielos de Europa: el Edificio Telefónica. Despachos y centralitas llenaban las plantas de la sede de la primera operadora. Casi 90 años después, las paredes están callendo; las líneas hace tiempo desaparecieron. En la octava planta se ponen los tabiques del futuro. Allí se levanta el centro neurálgico del proyecto con el que a través de una inversión de 647 millones de euros, Telefónica quiere seguir a los jóvenes en su recorrido empresarial, fuera y dentro de las fronteras. Open Future abre la puerta del icónico edificio a los emprendedores.

Ana Segurado y Luis Solana, responsables del Programa Open Future de Telefonica
Ana Segurado y Luis Solana, responsables del Programa Open Future de TelefonicaSamuel Sanchez (EL PAÍS)

Lucía Iborra es la fundadora y consejera delegada de Visual, una especie de Google Maps de agricultura que gestiona la información y la toma de decisiones agrarias. Lleva unos meses trabajando en el edificio, dentro de la iniciativa Wayra, uno de los proyectos de inversión de innovadores integrado ahora en la iniciativa que les ofrece ahora seguirlos en toda su evolución. Hace dos meses, Iborra recibió un millón de euros para desarrollar su empresa y se convirtió en partner oficial de Telefónica. Acaba de contratar a un joven que hace un mes entró como becario por Talentum, otro de los programas de la iniciativa tecnológica, meses después de acabar sus estudios.

"Los centros que apoyan a las start-ups tienden a ser compartimentos estancos. Ofertan voluntad y dinero pero acomañan a las empresas en una determinado momento. Cuando entré en el despachó de César Alierta [Presidente de Telefónica] le dibujé una escalera. La idea era ofertar un proceso para jóvenes empresarios con todas las iniciativas conectadas. Queremos acabar acompañándolos hasta la bolsa de Nueva York". Luis Solana llegó a la sede madrileña en 1982 como presidente de Telefónica. La octava planta seguía ocupada por oficinas y miles de líneas de la central automática de telefonía de la que hoy es todavía la mayor operadora de España. Hoy toma las riendas de Open Future y pasea por la incipiente sede con aparente ilusión. "Hemos creado una cosa bonita". Un Sillicon Valley en un edificio. Sin paredes y con mesas de pin-pon.

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Cuando todo esté operativo, compartirán esta planta hasta cuarenta empresas. Grandes, pequeñas, en sus primeros pasos o más desarrolladas. De todo tipo de disciplinas. "Hoy todo está relacionado con las telecomunicaciones", explica. Desde allí se controlarán también todos los proyectos que se desarrollan en otros puntos de España, ayudados con iniciativas públicas de Extremadura o Andalucía, y también en todas las sedes del mundo. "Este es el escaparate. El secreto es la colaboración mundial", apunta Solana. El lunes visita la sede la china Tsinghua Holdings, aliada con Telefónica.

La web oficial será el verdadero escaparate. En una página intuitiva los innovadores comparten sus proyectos, tratan de lograr los retos y apuestan por las convocatorias abiertas. Desde allí ha llegado hasta Open Future Fernando Calvo, cuya empresa, Imbox, sobre mensajería en la nube para el lugar de trabajo, lleva 15 días en la sede madrileña. "Nos abre puerta a clientes y futuros inversores y nos forma en situaciones distintas".

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Sobre la firma

Eneko Ruiz Jiménez
Se ha pasado años capeando fuegos en el equipo de redes sociales de EL PAÍS y ahora se dedica a hablar de cine, series, cómics y lo que se le ponga por medio desde la sección de Cultura. No sabe montar en bicicleta.

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