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El Banco de Portugal estrecha el cerco sobre la familia Espírito Santo

El supervisor acusa de cinco delitos a 15 directivos, dirigidos por Ricardo Salgado, que ordenó la falsificación de cuentas

Ricardo Salgado, expresidente del Banco Espírito Santo.
Ricardo Salgado, expresidente del Banco Espírito Santo.Jose Manuel Ribeiro (Reuters)

El cerco se va estrechando. Se va a cumplir un año desde que el Banco de Portugal (BdP) intervino el primer banco familiar del país, el Espírito Santo, y el banco central ya tiene las conclusiones del primero de los cinco procesos abiertos contra los administradores del Banco Espírito Santo (BES), el antiguo imperio familiar: son cinco delitos cometidos y 15 los acusados, algunos de ellos miembros de la familia Espírito Santo, aunque el principal responsable fue el mandamás de la familia, Ricardo Salgado, a quien el BdP le acusa de falsificar cuentas, según ha publicado Expresso.

El BdP acusa a los administradores del BES por actos practicados entre 2010 y 2013 y, en concreto, de gestión ruinosa, de falsificación de contabilidad, de violación de las reglas de conflictos de intereses, la no gestión de un sistema de riesgos, y de facilitar falsas informaciones.

Los acusados son 15, aunque algunos solo a título de negligencia (no sabían, pero su deber como administradores era el de saber). Los principales acusados son Ricardo Salgado Espírito Santo, que dirigió durante décadas los negocios del clan familiar; José Manuel Espírito Santo, Manuel Fernando Espírito Santo, Ricardo Abecassis, Amílcar Morais Pires -brazo derecho de Salgado en el BES- y José María Ricciardi Espírito Santo, aunque este a título de "negligente".

Las acusaciones conllevan la inhabilitación profesional y multas de unos cinco millones de euros en el caso de las personas y de 10 en el caso de las empresas.

Es solo el primero de los cinco procesos abiertos por el Banco Central,  al margen de los abiertos por la Comisión del Mercado de Valores

Al conocerse el informe del Banco de Portugal, Salgado ha enviado a la agencia Lusa un comunicado en el que señala que el BdP "no reúne condiciones de imparcialidad para hacer juicio alguno sobre el caso BES". Y es él quien acusa al banco central de "graves responsabilidades en la destrucción del BES".

Este es solo el primero de los cinco procesos abiertos por el Banco de Portugal, que se ha valido, entre otras fuentes, de la auditoría encargada a Deloitte. También ha recibido testimonios de personas allegadas al BES y que se negaron a declarar ante la comisión parlamentaria creada para el caso. Así ocurre con Pierre Butty, exadministrador en Suiza del Espírito Santo Services, quien materialmente falsificaba las cuentas por orden directa de Salgado, según publica Expresso.

Los otros procesos del BdP contra la gestión de los Espírito Santo se refieren a su actividad en Angola, con su rama BESA y las sospechas de blanqueo de dinero, las operaciones con Eurofin y la violación de las órdenes del BdP. Aparte de las investigaciones abiertas por el banco central, continúan las de la Comisión del Mercado de Valores (CMVM).

El cierre de la investigación del primer proceso, cuyos acusados ya han recibido la comunicación del BdP, acelera la inminente intervención de la Fiscalía General del Estado, que podrá presentar, con el material recibido, acusaciones formales contra Ricardo Salgado y sus administradores más próximos.

No es casual que, después de un año de la defenestración de los Espírito Santo, esta semana la fiscalía haya ordenado el embargo de más de 500 propiedades de la familia y sus empresas por un valor superior a los mil millones de euros, con el fin de responder a posibles indemnizaciones, según reconoció la misma Fiscalía de la República.

El 3 de agosto, el BdP tomó el control del BES tras presentar unas pérdidas semestrales de 3.600 millones de euros. El gobernador del banco central, en una decisión singular para crisis bancarias habidas hasta entonces, decidió que el BES quedara dividido en dos: crear Novo Banco, donde se concentraban todos los activos del BES, y que el BES se quedara con los pasivos tóxicos -es decir, el banco malo- y con sus accionistas, que veían perder todo el valor de sus acciones.

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