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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Presidirá Guindos el Eurogrupo?

A favor: la escasa voz de España en la UE y la levedad del rival. En contra: la ‘gran coalición’

Xavier Vidal-Folch

La gran baza de Luis de Guindos para alcanzar la presidencia del Eurogrupo (los 19 ministros del euro) es la catastrófica infrarrepresentación española en las instituciones europeas, la peor de la historia (sorry, Mariano: es así). Faltan españoles.

Su segunda ventaja es el pésimo desempeño de su principal rival. El holandés Jeroen Dijsselbloem logró casi destruir la eurozona cuando en marzo de 2013 impuso a Chipre expropiar a todos los depositantes de los bancos. No sabía el abc, que una directiva europea, incluso reformada, protegía a todos los depósitos inferiores a 100.000 euros. Nunca la ignorancia fue tan peligrosa para la estabilidad financiera. Tuvo que retractarse.

Por el contrario, Guindos conoce el oficio. Es respetuoso, y no faltón como su colega de Hacienda. Y aunque alineado políticamente (en el PP), partidista es... lo justo. Y su reforma específica, la financiera, aunque carísima, es la mejor de las de la era Rajoy, en algunos casos muy mediocres. Además, los españoles son hoy más europeístas que los holandeses.

Su peor osbtáculo radica en su pasado, como presidente en España de Lehman Brothers, y como seguidor (si bien sin aspavientos) del consenso de Washington (desregu-lación, economía de la oferta, privatizaciones, imperio salvaje de los mercados). Justo cuando estamos de lleno en el consenso de Jackson Hole (por la estupenda intervención de Mario Draghi en la cumbre de banqueros centrales del 22 de agosto pasado): expansión de la demanda, prioridad a la inversión, reformas, éxtasis de la liquidez monetaria.

No siempre el pasado encadena. Al muy conservador Ben Bernanke no le tembló el pulso a la hora de sembrar dinero desde el helicóptero de la Fed, y de propiciar las políticas neokeynesianas de Obama. Draghi procedía del mismo Goldman Sachs que manipuló los datos griegos para la UE, pero ello no le impidió salvar (de la quiebra) a la periferia sureña de la eurozona en 2012, con sus palabras mágicas, y a toda la UE (de la recesión) este año 2015, con su expansión cuantitativa. Y aunque Jean-Claude Juncker fue el mandatario luxemburgués bajo el que proliferó la elusión fiscal de las multinacionales, ahí está empeñado en la armonización fiscal, verdadero antídoto de la oscuridad impositiva.

Impera en Europa el espíritu de grossen koalition, y resulta exigible que Guindos indique que lo comparte. Incluso aprestándose a pasar un “hearing” previo, o examen ante el Parlamento Europeo. Los candidatos al Eurogrupo no vienen obligados a ello, porque es un ente estrictamente intergubernamental, y una institución inexistente de iure (más que como “reuniones de carácter informal”, según el Tratado de Lisboa). Aunque muy, muy poderosa de facto, para decantar al Ecofin y para completar la unión económica y monetaria.

Ojo también al equilibrio interno de la coalición. Es de cristal: presidencias conservadoras del Consejo Europeo (Donald Tusk) y la Comisión (Juncker); socialdemócratas en la Cámara (Martin Schulz, para medio mandato) y el Eurogrupo (Dijsselbloem). Guindos lo quebraría, algo en parte enmendable si a Schulz se le garantizase el mandato entero.

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