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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Linde lee mal sus papeles

Minusvalora que el Banco de España atribuya la mejora sobre todo al BCE

Xavier Vidal-Folch
Luis Maria Linde, gobernador del Banco de España, en el acto de hoy.
Luis Maria Linde, gobernador del Banco de España, en el acto de hoy.Samuel Sanchez (EL PAÍS)

El gobernador del Banco de España lee mal. Lee con sesgo los papeles de la institución que preside. En su mediocre discurso, Luis Linde aseguró que los “buenos resultados” de la economía española “están sustentados por las políticas desplegadas en los ámbitos nacional y europeo”.

O sea, que equipara el impacto de ambas, que da el mismo valor a las históricas medidas del Banco Central Europeo, BCE (al que pertenece) que a las limitadas reformas del Gobierno Rajoy (que le nombró). No es un tema menor, sino un asunto central a dirimir en el gran debate de política económica de este año: ¿a qué se debe el repunte actual de la economía? (ver “No malgastéis el viento de cola de Europa”, EL PAIS, 26 de marzo)

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Casi todos los economistas y comentaristas solventes ponen el acento del rebote económico en las políticas del BCE, el contexto europeo, y el descenso del precio del petróleo. Y algunos atribuyen a las medidas domésticas (ajustes presupuestarios, reforma laboral y financiera), en el mejor de los casos, un rol de acompañante.

Al poner la alfombra al Gobierno ecualizando los dos tipos de medidas, le presta un servicio mayúsculo. Mayúsculo, porque agiganta su balance, algo poco negligible (aunque seguramente irrelevante a tenor de la sociología electoral de los resultados económicos) en un año de retos ante las urnas, en los que el Ejecutivo considera que su principal baza es “vender” la mejora económica como algo propio.

Con este acto insólito pero tan humano de inclinarse ante la voz de su amo, Linde ha roto una cierta tradición de exigencia, incluso de impertinencia, de los gobernadores hacia los Gobiernos de turno. Lamentable en cualquier caso, pero menos grave hoy día, cuando la entidad que preside ya es solo una mera terminal del BCE.

Pero eso no es lo peor. Lo peor es que el grueso del Informe trimestral de la economía española inserto en el último Boletín Económico, de 26 de marzo, sostiene algo muy diferente a su tesis de ayer.

El informe explica en más de treinta páginas (de la 3 a la 38) la mejora de la coyuntura, desgranando de forma principalísima los factores euro/internacionales: “la mejora de la renta disponible real y de los beneficios empresariales asociada a la caída de los precios del petróleo; la paulatina traslación a las condiciones de financiación de las medidas de política monetaria; la depreciación del tipo de cambio del euro, que podría compensar la pérdida de ritmo de las economías emergentes”.

Y alude, como complemento, al “tono neutral”de la política fiscal, algo menos severa. A la corrección de otros desequilibrios domésticos mencionada después (página 39) en combinación de los internacionales, el Informe le dedica un espacio e interés más propio de la segunda división.

La fragilidad intelectual de Linde es una anécdota. La categoría es la economía de más de 46 millones de personas. Por eso habrá que volver a este asunto.

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