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Si el euro cae, ¿cómo afecta a tu bolsillo?

La depreciación de la divisa del Viejo Continente trae muchos beneficios en el corto plazo

Laura Delle Femmine
Un dólar encima de varios billetes de euro.
Un dólar encima de varios billetes de euro. RICARDO GUTÍERREZ

El valor de la moneda europea ya se acerca a la del billete verde: con un euro se consiguen hoy 1,08 dólares, lejos de la cuota de 1,37 de hace un año. De acuerdo con los analistas, son más los beneficios que los perjuicios para la economía, por lo menos en el corto plazo. Y en especial,  porque el barril de petróleo —cuya importación resulta cara si se deprecia el euro, porque se adquiere en dólares— marca mínimos desde finales del año pasado, lo que compensa la cuestión de las divisas y evita que el mercado comunitario sufra por un precio exorbitante del combustible.

La razón por la que el Banco Central Europeo decidió inyectar liquidez en el mercado europeo a través de una compra prolongada y masiva de deuda pública es justamente la reactivación económica. La expansión monetaria implica que, a más billetes en circulación, menos valor tienen: una ecuación que debe tener como resultado una mejora en la competitividad de la región. De hecho, el primer efecto de ese plan del BCE fue la bajada de la moneda europea. Pero, ¿qué implica eso para el bolsillo del consumidor?

Cuidado con las compras en el extranjero

Si se compran desde fuera de la zona euro, un queso francés, un vino español o un coche alemán son hoy más atractivos: cuando la divisa es débil, cuestan menos al cambio, ya que hará falta menos dinero extranjero para comprarlos. “El abaratamiento de los productos hace que las exportaciones mejoren y el entorno empresarial sea más favorable, lo que puede generar más empleo como efecto de doble ronda”, sintetiza Gonzalo Gómez, profesor de la Universidad Pontificia Comillas ICAI-ICADE. La regla es sencilla: a más competitividad, más exportaciones y más puestos de trabajo. 

La otra cara de la moneda es que las importaciones son ahora más caras: al cambio actual, harán falta más euros que el año pasado para adquirir productos procedentes del extranjero. Sin embargo, hay que considerar que el IPC en España lleva nueve meses en tasa negativa, es decir, que los precios de bienes y servicios se mantienen bajos. Lo que sí es recomendable es reduir las compras fuera de la zona euro —incluso por Internet—, porque ya no resultan tan convenientes y podríamos acabar gastándonos más de lo que creemos.

Si vas de viaje, mejor dentro de Europa

Los turistas extranjeros que eligieron España para pasar sus vacaciones aumentaron, en febrero, un 4,5% respecto a 2014. Los visitantes procedentes de Estados Unidos contribuyeron en manera consistente a este avance —el número se incrementó en un 18,7%—, en parte atraídos por la depreciación del euro frente a su moneda. Si el año pasado tenían que abonar más de 123 dólares para alojarse en un hotel de 90 euros la noche, ahora les cuesta 97. Un aliciente para visitar el Viejo Continente que, según el profesor de Finanzas de ESADE Business School, Jesús Palau, también contribuirá a crear empleo, aunque "sea estacional y la mejora del sector turístico no se refleje en los sueldos. Lo notarán más los que estén desempleados”.

Como efecto negativo, a los españoles nos costará más desplazarnos al extranjero. Si hace un año comer en Londres por 40 libras implicaba desembolsar 48 euros, hoy nos gastaremos un 55. La sugerencia: viajar a destinos de la zona euro y no perder dinero con el cambio.

Las hipotecas, en euros; los ahorros, en dólares

Quienes hayan contraído una hipoteca en divisa extranjera ya han recibido su mazazo, por lo menos aquellos que optaron por el franco suizo o los yenes seducidos por las bajas tasas de interés. Por el contrario, ahorrar en dólares podría ser una buena elección, vistas las expectativas de fortalecimiento del billete verde.

El mismo razonamiento se aplica a quienes perciban su sueldo en euros y residan fuera del territorio de la moneda única. “Para ellos comprar va a ser más costoso”, arguye Gonzalo Gómez de ICADE. Por otro lado, quienes trabajen en Europa y reciban un salario en una divisa extranjera que se ha fortalecido frente al euro, verán mejorar su poder adquisitivo y podrán conseguir más bienes con la misma cantidad de dinero.

El bajo precio del combustible, un alivio

Europa es la región del mundo con más dependencia energética: estamos obligados a importar el 53% de los combustibles fósiles que consumimos, porcentaje que en España se eleva hasta superar el 70%. Las importaciones se encarecerán, porque tradicionalmente son en dólares. Afortunadamente, el precio de las materias primas está por los suelos: el barril Brent, de referencia para Europa, ronda actualmente los 55 dólares por barril, muy lejos de los 110 de hace un año. Otro ahorro para nuestros bolsillos.

¿Seguirá bajando el euro?

Mónica Correa y Juan Ramón García, economistas de BBVA Research, advierten que “una depreciación prolongada del euro junto con una subida pronunciada del precio del petróleo tendría repercusiones negativas sobre nuestra balanza de pagos y sobre el consumo de otros productos, más allá del combustible”. Situación que podría tener un impacto nefasto en los precios de los bienes y servicios que consumen los hogares y que podría agravarse si la inflación, ahora negativa, subiera de manera considerable. 

Los pronósticos actuales no apuntan a esta posibilidad, pero predecir lo que pasará en el mercado de divisas no es sencillo. “A medio plazo esperamos una apreciación gradual del euro, basada en que la recuperación se consolide, la inflación converja hacia el objetivo del 2% y la subida de tipos de la Reserva Federal sea gradual. Este escenario, sin embargo, no está exento de riesgos y la incertidumbre en el actual contexto es muy elevada”, concluye Sonsoles Castillo, economista jefe de Escenarios Financieros de BBVA Research.

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Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.

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