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El euro y la energía avivan la recuperación

Los expertos prevén que España crezca más a corto plazo, pero piden soluciones a problemas estructurales

Alejandro Bolaños
Línea de montaje de la fábrica Seat en Martorell (Barcelona).
Línea de montaje de la fábrica Seat en Martorell (Barcelona). ALBERT GARCÍA

Hace un año, cuando a Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI), se le inquirió por el significado de las primeras señales de crecimiento en la economía española tras seis años en recesión, adjetivó la recuperación como "tímida, insuficiente y dependiente de las decisiones que se tomen en Europa". Ontiveros considera ahora que el "ritmo de crecimiento se está asentando" y solo mantuvo la calificación de "dependiente", pero para hacer referencia al impacto que podría tener en la recuperación española que la negociación sobre la deuda griega o el conflicto entre Rusia y Ucrania descarrilen.

En buena medida, tal y como recalca Ontiveros en un encuentro con media docena de economistas, organizado por EL PAÍS y patrocinado por Banco Sabadell, que las perspectivas de crecimiento para 2015 hayan mejorado se debe a que Europa hizo lo que se le pedía hace un año. "La política fiscal europea es más flexible, más gradual, ha hecho suyas las palabras de San Agustín: concédeme castidad, pero no ahora mismo", comenta Antón Costas, catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona. "Y el BCE se ha decidido a ser un banco central como Dios manda, ha dejado de parecer un banco de sangre gestionado por testigos de Jehová que se resisten a hacer transfusiones", añade.

A falta de comprobar la eficacia de la compra masiva de deuda que el Banco Central Europeo pondrá en marcha en marzo, ya es palpable su impacto en la depreciación del euro (un 20% frente al dólar), que abarata exportaciones y facilita la llegada de turistas, y en la mejora generalizada de las condiciones financieras de la economía española. Si a la ecuación se le añade el desplome del petróleo (que reduce la factura energética), y el despegue del consumo privado (animado por las expectativas y la creación de empleo), el resultado es que las previsiones sobre el avance del PIB español en 2015 no dejan de revisarse al alza, para rondar ya el 2,5% anual.

Sofía Rodríguez, directora de Macroeconomía y Entorno Financiero del Banco Sabadell señala otros factores que "actuarán de soporte" del crecimiento económico en 2015: "Los efectos de las reformas estructurales hechas y el fin del ajuste del sector de la construcción". Y considera que "las economías más adelantadas en el ciclo, donde puede haber más demanda de crédito, como ahora es el caso de España, son las que más se beneficiarán del plan de compras del BCE".

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Costas prevé incluso "sorpresas positivas" que reforzarán el ritmo de crecimiento de la economía española. "La construcción se va a mover a un ritmo que no estamos siendo capaces de ver y el flujo de nuevo crédito hacia pymes y familias va a ser mayor de lo anticipado", augura. Y evoca la virtud aristotélica del término medio. "No es posible pasar de ser el enfermo de Europa en 2010, a ser el alumno aventajado de la recuperación en 2014", agrega Costas, que lamenta que se haya vivido en los últimos años secuestrados por el "síndrome de Berlín", aquel que identificó a la sociedad española con ciudadanos "derrochadores y poco trabajadores".

"Nos hemos autoflagelado demasiado", insiste Javier Santiso, vicepresidente de Esadegeo, el centro de estudios sobre globalización de la escuela de negocios. "España era un país emergente hace 40 años, muy pocos han tenido un crecimiento de la renta por habitante tan notable como el que se experimentó aquí hasta la crisis. Y la única nueva gran empresa global que ha aportado Europa en la última generación, Inditex, es española", reivindica.

El nivel de actividad económica está aún alejado del que se registraba antes de la crisis. Y, como subraya Ontiveros, "el destrozo" ocasionado por la crisis financiera, y las políticas desplegadas para atajarla, "es brutal", como refleja a las claras una tasa de paro en el 24%, apenas menguante. Lo que ilustra la mejora de las perspectivas a corto plazo es que el primer paso de la recuperación se afianza.

"Con todos los factores económicos encima de la mesa, yo daría una probabilidad muy alta a que el crecimiento llegue este año al 3%", afirma Paulina Beato, catedrática de Análisis Económico. "Yo soy optimista", corea Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Bangor University (Reino Unido), que da "especial importancia" al repunte del consumo privado. "Creo que los políticos europeos harán todo lo posible por evitar eventos que nos lleven a un shock. El crecimiento se acercará al 3% y se generará empleo a buen ritmo", defiende.

Las reuniones al más alto nivel de esta última semana (alto el fuego en Ucrania, negociaciones con Grecia) refuerzan la apuesta de Carbó. Y los datos económicos del último trimestre de 2014, conocidos este viernes, apuntan a que la zona euro empieza a sacudirse el riesgo de estancamiento.

Los participantes en el desayuno, celebrado en la sede de EL PAÍS en Madrid.
Los participantes en el desayuno, celebrado en la sede de EL PAÍS en Madrid.CLAUDIO ÁLVAREZ

Sofía Rodríguez enfatiza que "la vulnerabilidad de algunas economías emergentes" puede ocasionar perturbaciones en los mercados financieros, sobre todo por la existencia de "grandes empresas con mucha deuda en dólares, en un momento en el que el dólar se revaloriza y el precio del petróleo cae". "No creo que la vulnerabilidad de algunas economías emergentes sea el riesgo mayor", tercia Santiso, "en mi opinión ese riesgo lo tenemos muy cerca, está en la propia Europa". El vicepresidente de Esadegeo subraya la importancia de que varios países emergentes hayan logrado "desacoplar el ciclo financiero del ciclo político. Sin embargo, en Europa, lo que vivimos es una sensibilidad cada vez mayor del ciclo financiero a la fricción política".

Es una cuestión que también puede incidir en la economía española, en opinión de Ontiveros. "El mapa político está cambiando, y eso suele provocar un punto de inhibición en los mercados financieros hasta que se aclare la situación". El presidente de AFI también da por descontado que los inversores estarán pendientes de como se resuelva la cuestión soberanista en Cataluña, "que supone cerca del 20% del PIB español".

"2015 es un año tremendamente electoral", señala Costas, "la economía está estresada, la población irritada, eso lleva a la fragmentación política e impulso al populismo". "Este año lo vamos a perder. La incertidumbre es de naturaleza política, y tenemos que ser muy exigentes con la necesidad de seguir adelante con algunas reformas. Me preocupa que se pongan palos en las ruedas de la iniciativa privada, que debe sostener la recuperación", opina Carbó.

"A mí lo que me preocupa es cómo seguimos adelante después de 2015. Porque cuando hemos vuelto a crecer, el déficit por cuenta corriente ha vuelto a aumentar, y eso significa que vuelve a crecer el endeudamiento externo, que es un serio problema. Ahora no lo parece, porque el BCE financia todo, pero ¿qué ocurrirá cuando el BCE se retire?", cuestiona Paulina Beato, que plantea la necesidad de encontrar un nuevo proyecto, como lo fueron la modernización económica y la integración en Europa. "Nuestro potencial de crecimiento está muy limitado, necesitamos aumentar la productividad, esa podría ser una nueva idea fuerza para el futuro", propone.

Los expertos coinciden en que elevar la productividad es el principal reto de la economía española para generar crecimiento y empleos de calidad. También, en que queda casi todo por hacer. "No hay estrategia para incentivar el gasto en investigación y desarrollo, aquí hay que tocar a rebato", señala Carbó. "¿Las reformas han cambiado en algo el funcionamiento de la Universidad? ¿las políticas activas de empleo son eficaces? ¿se ha hecho algo? No ¿se va a hacer en 2015? Para nada", sentencia.

España sigue gastando muy poco dinero en innovación, y estamos quedándonos muy atrás

"En innovación, estamos desnortados y estamos perdiendo el sur, apenas gastamos el 1,2% del PIB en I+D, la media europea es del 2,12%, pero en Corea del Sur gastan el 4,4%", señala Javier Santiso, que acaba de publicar un libro (España 3.0: necesitamos resetear el país, Deusto) sobre la cuestión. Santiso insiste en la comparación económica con Corea del Sur, "aunque en otras cuestiones no es referencia", admite. "Es un país con nivel de PIB per cápita y de población muy similar al nuestro, que registró una crisis diez años antes que nosotros y sufrió un enorme ajuste fiscal. Pero focalizaron el gasto público en I+D. Hoy Samsung invierte en innovación casi tanto como toda España", resume. Y concluye: "No hay un año que perder, España no se puede permitir ese lujo".

Costas opone que el punto de partida es bueno. "No es cierto que España no tenga un modelo de crecimiento. Es, junto a Alemania, el país de la OCDE que mejor ha defendido su cuota exportadora en los últimos 15 años, tanto cuando el aumento del coste salarial era mayor, como cuando con la crisis, el coste salarial ha bajado". Ontiveros discrepa en la naturaleza del "dinamismo exportador" de los años de la crisis. "Muchas empresas han hecho de la necesidad virtud, se apoyan en la competitividad vía precio, eso no va a ser suficiente", señala el presidente de AFI, quien considera que las políticas dirigidas a aumentar el tamaño de las empresas pueden ser la palanca que ayude a aumentar la productividad.

Costas incluye este último punto entre sus propuestas, que etiqueta como un "nuevo progresismo": "Las políticas públicas deben ir más orientadas a impulsar la productividad y no tanto los excedentes empresariales", resume. Además de incentivos para aumentar la dimensión de las empresas y más política industrial, reclama "un plan de apoyo a la implantación internacional, una política antitrust a lo bestia, y la transformación de la idea del Estado del bienestar en la del Estado de las oportunidades, para reasignar recursos de los mayores protegidos a los más jóvenes, lo que pasa necesariamente por aumentar la recaudación fiscal".

A esto, Rodríguez añade la necesidad de avanzar en la arquitectura europea, antes de levantar la vista más allá. "Hay que seguir insistiendo en reformas del mercado de trabajo y del sistema educativo, el envejecimiento que refleja la pirámide poblacional de España es ácido corrosivo para el futuro". 

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