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Los ministros del G20 respaldan el plan de compra de deuda del BCE

El foro afirma en Estambul que la iniciativa “impulsará la recuperación de la zona euro”

Andrés Mourenza
Gurría (OCDE) y Ali Babacan, ministro turco, en Estambul.
Gurría (OCDE) y Ali Babacan, ministro turco, en Estambul. M. SEZER (REUTERS)

Los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales del G20 han aplaudido la decisión del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, de bombear 60.000 millones de euros mensuales a la economía a través de la compra de títulos de deuda pública y privada –también conocido como quantitative easing (QE)- y pedirán este martes que se sigan acomodando las políticas monetarias a las inestables condiciones actuales, así como un mayor esfuerzo en políticas fiscales y de inversión que permitan dar un empujón a la economía.

Aunque la reunión de ministros y gobernadores bancarios de este grupo de países industrializados y emergentes comenzó este lunes en Estambul, el borrador de comunicado final –que se firmará el martes al término de la reunión- fue filtrado a la prensa. En él queda patente que la posición alemana, contraria a la expansión monetaria, es muy minoritaria y, en cambio, la figura del italiano Draghi sale reforzado. Según una copia de la declaración, divulgada por Bloomberg, se considera que el plan de compra de bonos “impulsará la recuperación de la zona euro”.

Este punto fue confirmado por fuentes de la delegación brasileña, que aseguran que el G20 podrá contribuir a “mejorar las expectativas” globales “aprovechando el esperado y ahora confirmado programa de QE del BCE”. “El anuncio del QE europeo ha ayudado a anclar las expectativas y puede contribuir a equilibrar la liquidez global con la perspectiva del inicio de apertura monetaria de EE UU”, añadieron las fuentes en referencia a la previsión de que la Reserva Federal estadounidense (FED) comience a elevar los tipos de interés progresivamente, algo que atraerá flujos de capital de nuevo hacia ese país. Los estados emergentes –como Brasil y Turquía- esperan, precisamente, que esta inyección de dinero europeo aumente la liquidez disponible a nivel global y limite las perturbaciones en los flujos de capitales.

Turquía, que ostenta la presidencia del G20, plantea metas de inversión país a país

El G20 pedirá este martes, por tanto, “políticas monetarias acomodaticias” hasta que la perspectiva de un aumento del crecimiento económico, unos precios al alza y una mayor estabilidad financiera “permita normalizarlas”. “En un ambiente de políticas monetarias divergentes y de creciente volatilidad en los mercados financieros, las políticas deben ser calibradas cuidadosamente y comunicadas claramente para minimizar efectos negativos”, señala el comunicado filtrado. Al mismo tiempo, los ministros de Finanzas del G20 exigen políticas fiscales que sirvan de “apoyo a la actividad económica”, aunque manteniendo la deuda en un nivel “sostenible” y sin olvidar las reformas estructurales recomendadas por la OCDE.

Durante la reunión de Estambul, los países integrados en el grupo de industrializados y emergentes están subrayando además la necesidad de incrementar las inversiones para luchar contra la baja inflación, la debilidad de la demanda y el lento crecimiento que hacen temer que algunas economías avanzadas estén en “riesgo de persistente estancamiento”. En este sentido, Turquía, que ostenta la presidencia rotatoria del G20 durante este 2015, había propuesto establecer objetivos concretos de inversión para cada país, pero su propuesta ha chocado con la oposición de otros miembros. “Sería bastante complicado y un poco teórico. (…) Europa puede establecer su propio objetivo y cumplirlo, pero no apoyo objetivos específicos para los demás”, afirmó el ministro de Finanzas francés, Michel Sapin, en declaraciones a los medios.

Aunque no incluido en la agenda ni en el comunicado final, la cuestión de Grecia también planea sobre la reunión del G20 y centra muchos de los encuentros al margen de las reuniones oficiales dado que en Estambul se encuentran los principales actores implicados: los ministros de Finanzas y gobernadores de bancos centrales de las mayores economías europeas y la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde. Con la excepción de Grecia, eso sí.

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