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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Aumentar los salarios para consolidar la recuperación

La consolidación de la recuperación económicadepende de que aumenten los salarios

Los convenios colectivos fijan el salario de más de once millones de personas en España; son, por lo tanto, un elemento fundamental, no solo en las condiciones de vida de los asalariados, sino en el funcionamiento de la economía. Por eso el debate sobre el incremento de los salarios en 2015 tiene que partir del contexto económico en el que se produce, que se puede sintetizar en los siguientes puntos:

1. La economía española ha vuelto a crecer después de seis años de recesión: en 2014, el producto interior bruto (PIB) creció en torno al 1,5 % y las previsiones para 2015 lo sitúan por encima del 2 %. Se abre, pues, un nuevo escenario macroeconómico que permite, en realidad, obliga a mejorar los salarios en España. Sería inconcebible que los asalariados no participaran de este incremento de la riqueza, entre otras cosas porque fueron los que pagaron el precio más alto en la recesión.

2. El PIB está creciendo impulsado por la demanda interna, con un papel destacado del consumo privado. No es el sector exterior —por una supuesta competitividad ganada gracias a la devaluación salarial— el que tira del crecimiento. Es, como siempre ha ocurrido en España, la demanda nacional: siempre que esta cae, cae el pib; y cuando crece, el pib también lo hace.

En los tres primeros trimestres de 2014, la economía creció el 1,2 %: la demanda interna aportó dos puntos al crecimiento del pib mientras que la externa ha detraído 0,8 puntos. Para consolidar la recuperación hay que reforzar la demanda interna, en especial el gasto de los hogares que actúa de tractor sobre la inversión y el propio gasto público.

3. La recuperación económica es, además de incipiente, frágil: el aumento del consumo —que explica en gran parte el crecimiento del PIB— no se basa en un aumento de la renta disponible sino en la caída del ahorro. Las familias no aumentaron sus ingresos en 2014, lo que han hecho es dejar de ahorrar: el ahorro neto se ha desplomado el 48% en comparación con el mismo periodo de 2013. Y este es, obviamente, un camino de corto recorrido. La mayor propensión al consumo, vinculada a un cambio en las expectativas, ha arrancado el motor de la recuperación pero ahora hace falta consolidarla aumentando los ingresos de los hogares, para lo que es imprescindible un aumento real de los salarios.

Se pueden pactar subidas de salarios sin afectar a la competitividad de las empresas españolas

4. Los principales riesgos a los que se enfrenta la economía de la Unión Europea, y por lo tanto la española, son el estancamiento por falta de demanda y la deflación. Es posible que no sea un riesgo inmediato, pero la decisión del Banco Central Europeo de llevar a cabo la expansión cuantitativa tiene en la lucha contra la deflación una de sus razones principales.

Es necesaria una amplia batería de medidas fiscales, presupuestarias o monetarias para combatir el riesgo de “estancamiento secular”; pero la medida más útil, eficiente e inmediata es el aumento de los salarios. Una subida real que mejore la renta de las familias, que reactive la demanda y que se traslade a los precios, aquí y en toda la Unión Europea.

5. La posición de nuestro país es ventajosa en este terreno porque en los dos últimos años los diferenciales juegan a nuestro favor en la variación de los precios y en los costes laborales. En 2014, el IPC armonizado en España es el –1,1 % y en la media de la EU es el –0,2 %. En cuanto a los costes laborales unitarios, en España se han reducido el –0,6 % en los tres primeros trimestres de 2014 frente a un incremento del 0,9 % de media en la UE. Por lo tanto, en precios y en costes laborales, la economía española tiene un margen amplio en comparación con sus países competidores.

6. Esta mejora competitiva en los costes laborales amplía el enorme margen que ha acumulado la economía española, en especial el sector industrial, en los últimos cinco años. El industrial es el sector básico en cuanto a competitividad exterior, dado su protagonismo en el intercambio comercial. Los costes laborales unitarios del sector industrial en España han caído el 18 % desde, 2009 mientras que en la UE de media solo se redujeron el 3 %.

Tenemos, por lo tanto, un margen acumulado de más de 15 puntos que permite pactar incrementos salariales sin que afecten a la capacidad competitiva de las empresas españolas.

Si se tienen en cuenta todos estos elementos, la conclusión es evidente: que la recuperación económica se consolide depende de que aumenten los salarios reales para reforzar el gasto de los hogares y, en consecuencia, la demanda interna, que es la palanca fundamental del crecimiento.

Una mejora del poder adquisitivo de los salarios que debe fijar como umbral mínimo la inflación y abrirse a la situación concreta de las empresas y los sectores, utilizando como referencia los incrementos de productividad.

Ese aumento real de los salarios es, además de necesario, posible dado el amplio margen que tienen las empresas españolas en términos de costes y de precios. Necesario, posible y justo, porque la devaluación salarial que hemos sufrido en los últimos años está detrás del insoportable aumento de la desigualdad y la pobreza laboral, que tiene que ser combatida con incrementos en los salarios de los que menos cobran.

Ramón Górriz es secretario de Acción Sindical de CC OO y Manuel Lago es economista de CC OO

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