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El plan de compras de deuda del BCE acelera la depreciación del euro

Merkel, ante Renzi: “Vigilaremos que no se dejen de hacer las reformas”

La Bolsa de Madrid.
La Bolsa de Madrid. EMILIO NARANJO (EFE)

En verano, el Banco Central Europeo (BCE) empezó a acercarse a la frontera que cruzó hace un lustro la Reserva Federal de EE UU para adentrarse en la compra masiva de títulos de deuda. Desde hace un par de meses, se daba por hecho que el plan se activaría este jueves. Hace unos días, se especulaba con las líneas maestras del plan. Y a horas del Consejo de Gobierno en Fráncfort, los principales medios financieros anticipaban que la inyección rondaría el billón de euros. Y aun así, Mario Draghi, presidente del BCE, se las ingenió para coger desprevenidos a los mercados: en este tiempo, la depreciación del euro ha ido anticipando los pasos del banco central. Este viernes, el tipo de cambio oficial frente al dólar se precipitó.

El tipo de cambio oficial, fijado con información recopilada hasta las 14.15 de cada día, se situó en 1,1198 dólares. Es un 3,6% menos que el valor establecido el jueves, justo unos minutos antes de que el presidente del BCE detallara el plan.

Ese descenso es también el más acusado desde el arranque del euro, en 1999, solo detrás del producido a finales de 2008 (el 19 de diciembre retrocedió un 4,6%). Solo que aquello fue una corrección pasajera del mercado, tras unos días en los que el euro se había apreciado más de un 10% frente al dólar, debilitado por el estallido de la crisis financiera en EE UU. Y lo de ahora es el episodio más llamativo de la progresiva pérdida de valor que acumula el euro (se ha dejado un 18% respecto al dólar en ocho meses) desde que el BCE empezó a fraguar el giro radical de su política.

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El eurobanco aclaró el jueves que inyectará 1,14 billones en 19 meses mediante la compra de títulos privados y, sobre todo, públicos. El ritmo mensual (60.000 millones) es mayor de lo esperado, pero, sobre todo, Draghi se comprometió a mantener las compras hasta que la inflación —ahora los precios caen un 0,2%— no se acerque al 2%, un camino muy difícil de recorrer en año y medio.

El nuevo compromiso de Draghi permite a los inversores alargar la apuesta de los últimos meses: la inyección del BCE puede contribuir a una rebaja generalizada de la rentabilidad de activos financieros europeos, más allá de los bonos públicos. Eso, y la divergencia en la política monetaria (la Reserva Federal ya retiró estímulos) y el ciclo económico (EE UU crece ya al 3%, frente al estancamiento europeo), propulsó ayer durante unas horas más las ventas de euros y las compras de dólares.

Al cierre de los mercados, el euro se había recuperado algo (hasta los 1,128 dólares), pero se situaba aún un 1,3% por debajo del valor que marcaba en el final de la sesión de Bolsa del jueves. Los mercados de valores ya respaldaron el plan Draghi en esa sesión, pero ayer se anotaron nuevas subidas, más significativas esta vez en Fráncfort y París (un 2%), que en Madrid (0,6%) o Milán. Atenas cosechó una ganancia superior al 6% en la antesala de las elecciones generales.

La depreciación del euro es, según los expertos, el efecto más inmediato y poderoso de la acción del BCE

Los intereses de los bonos públicos volvieron a caer, aunque ayer lo hizo en mayor medida el bono alemán, referencia europea, con lo que la prima de riesgo española bordeó otra vez los 100 puntos básicos. Por último, la masiva inyección de liquidez prometida también llegó al euríbor, referencia para las hipotecas. En la sesión del viernes se fijó en 0,275%, frente al 0,282% del jueves.

Lo que no fue sorprendente es que la decisión del BCE no fuera unánime. De fondo, el rechazo del Bundesbank alemán. Su presidente, Jens Weidmann, en declaraciones al diario Bild, aseguró ayer que “es claro que la compra de títulos reduce la presión para que Francia e Italia sigan con las reformas”. Y apuntilló: “Con la compra de bonos de Gobiernos, crece el riesgo de que las políticas presupuestarias serias se abandonen”.

Ante un auditorio de líderes empresariales, en el Foro Económico de Davos (Suiza), el presidente francés, François Hollande, dio la réplica: “La decisión del BCE nos obliga a ser más audaces en nuestros esfuerzos por eliminar obstáculos al crecimiento y la creación de empleo”. En el mismo foro, en el que las reformas emprendidas por el Gobierno español ha sido elogiadas, el ministro de Economía, Luis de Guindos, insistió en que “no se puede hacer frente a los problemas estructurales con la política monetaria”.

Por Davos ya habían pasado el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y la canciller alemana, Angela Merkel, que ayer celebraron una cumbre bilateral en Florencia. Renzi, que ha sacado adelante una reforma laboral muy contestada y ultima cambios en la ley electoral, aseguró que Italia “pondrá el turbo” para sacar adelante nuevos proyectos legales, tras felicitarse por la depreciación del euro —que impulsa exportaciones y turismo—, o la relajación de las exigencias presupuestarias.

Merkel evitó agrias críticas como las de Weidmann y respaldó el programa de reformas —“me tranquiliza mucho lo que pasa en Italia”— del primer ministro italiano. En la ciudad de la que fue alcalde, Renzi quiso simbolizar el compromiso europeo con un acto bajo el David de Miguel Ángel. Y ante tan ilustre y descomunal testigo, la canciller alemana no dejó pasar la ocasión de lanzar un aviso: “No creo que la decisión del BCE pueda llevar a Italia a decir ahora ‘no tenemos que seguir haciendo reformas’. Y esto debe valer para todos. Lo vigilaremos las próximas semanas y meses”.

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