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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Estancamiento secular en el siglo XXI?

Los datos estadísticos y demográficos muestran que se crecerá menos y con más problemas

Existe hoy “Estancamiento Secular” (ES) en EE UU y en el área Euro, porque, tras el estallido de la gran burbuja financiera en 2009, el ahorro y la inversión sólo consiguen igualarse a tipos de interés, nominales o reales, cero o negativos. Igual ocurrió en Japón al estallar su burbuja inmobiliaria en 1991. Para Lawrence Summers (2013) esta situación fuerza a la política económica a elegir entre crecimiento mínimo o burbujas y para Robert Solow (2014) en los últimos 20 años sólo las burbujas han producido algo de prosperidad. Richard Koo (2014) muestra que, cuando una burbuja es financiada con deuda, como en Japón y España, al intentar hogares y empresas repagarla, producen recesiones. Para Paul Krugman (2014), hace falta más demanda. El ahorro privado no consigue la rentabilidad necesaria para financiar la inversión privada, que es clave para crecer y las empresas privadas han pasado de ser prestatarias netas a ser prestamistas netas. Asimismo, con tipos cero o negativos, deja de funcionar la política monetaria convencional, que es la más flexible, rápida y potente y además tipos tan bajos incentivan la inestabilidad financiera y la toma de riesgo. La solución extrema, según Willem Buiter (2014), es que el BCE cree dinero comprando deuda pública a perpetuidad o sin tipo de interés.

Otro aspecto muy importante del ES consiste en saber por qué, hasta hoy, las nuevas y potentes tecnologías de la información y de la digitalización del siglo XXI, no aumentan la productividad total de los factores de producción (PTF) tanto como lo hicieron las nuevas tecnologías manufactureras del siglo XX (combustión interna, electricidad, automoción, aviación, telefonía, televisión, laser, internet y telefonía móvil. Robert Gordon (2014) muestra que en EE UU el gran aumento de la PTF se produjo entre 1920 y 1970 y no se ha repetido después. Los que él mismo llama “tecno-optimistas” como Joel Mokyr (2014) o Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee (2013) piensan que la inteligencia artificial, los datos masivos, los nano-robots, las novísimas medicinas y los coches y camiones sin conductor, aumentarán la productividad, pero, según Gordon, se conseguirá probablemente a costa de eliminar millones de empleos.

Los llamados “tecno-optimistas” creen que el PIB actual es irreal al no incluir la masiva información gratuita en internet, como Google u otras tecnologías como gmail o los teléfonos inteligentes, pero están funcionando más de una década sin aumentar el PIB. Además, para que el PIB crezca tiene que aumentar la población que, en el siglo XXI, está creciendo a un ritmo muy inferior al del siglo XX y envejeciendo muy rápidamente.

¿Qué es lo que ya sabemos al comparar ambos siglos? Angus Maddison (2001) dedicó su trabajo en la OCDE a calcular el PIB mundial por habitante, desde el año 1 de nuestra era cristiana hasta el año 2000, mostrando cómo el PIB por habitante solo empezó a progresar con la llegada de la Revolución Industrial en 1820, que desencadenó un período de casi dos siglos de elevado crecimiento del PIB por habitante, desconocido hasta entonces. Maddison demostró que, entre el año 1 y el año 1.000, la población mundial se multiplicó por seis veces y el PIB sólo por 5,9 veces, cayendo así el PIB por habitante. Entre 1000 y 1820, más de ocho siglos, la población se multiplicó por cuatro y el PIB por 4,5 veces, aumentando el PIB por habitante sólo un 50% en 820 años. Tras la primera Revolución Industrial de 1820, surgieron otros grandes descubrimientos tecnológicos, con lo que, entre 1820 y 2000, en 180 años, la población se multiplicó por seis veces y el PIB por 14,5 veces, aumentando el PIB por habitante 8,5 veces, ocho veces más que en los 18 siglos anteriores juntos.

Los datos estadísticos y demográficos muestran que se crecerá menos y con más problemas

Asimismo, Bradford de Long en Cornucopia (2000) calculó el crecimiento del PIB por habitante del último milenio, entre los años 1000 y 2000 mostrando cómo el siglo XX ha sido el más extraordinario en la historia en nuevos desarrollos tecnológicos que han permitido que, aunque la población se haya multiplicado por 3,7 veces, pasando de 1.600 millones en 1900, a 6.100 millones en el 2000, el PIB se ha multiplicado por 12,2 veces, logrando que el PIB por habitante en el siglo XX haya aumentado 8,5 veces más que en el siglo XIX y dos veces más que en los nueve siglos precedentes.

Sin embargo, el siglo XXI ha comenzado con unas expectativas de crecimiento tanto de la población como del PIB mundiales muy inferiores a las del siglo XX, así como con un crecimiento tendencial del envejecimiento de la población mundial muy superior al del siglo XX. En 1938, Alvin Hansen pronunció por primera vez la palabra “Secular Stagnation” en su discurso como Presidente de la American Economic Association (AEA) con el título Progreso económico y declive del crecimiento de la población. Hoy vuelve a estar de moda ya que, de acuerdo con las estimaciones recientes del Banco Mundial (2013), la población mundial ha pasado de 6.100 millones en el año 2000 a 7.100 millones en 2012 y se espera que alcance 9.600 millones en 2050 y 10.900 millones en 2100. Es decir, en el siglo XXI, la población mundial se multiplicaría sólo por 1,78 veces frente a las 3,7 veces del siglo XX, es decir, 1,92 veces menos.

Menores tasas medias de crecimiento de la población suponen menores tasas medias de crecimiento del PIB en el futuro, mostrando una amplia dispersión. Por un lado, entre 2013 y 2100, la población de los 35 países menos desarrollados se multiplicará por tres y en los países africanos Burundi, Malawi, Níger, Nigeria, Somalia, Uganda, Tanzania y Zambia, se multiplicará por cinco. Por otro, la mitad del crecimiento de la población mundial, entre 2013 y 2100, va a concentrarse en los siguientes países, ordenados por su contribución al crecimiento de la población mundial: Nigeria, India, Tanzania, República del Congo, Níger, Uganda, Etiopía y Estados Unidos. Por el contrario, la población de 43 países caerá hasta 2050 y en 40 de ellos seguirá cayendo hasta 2100. Dicha caída superará el 15% de la población total en Bielorrusia, Bulgaria, Croacia, Cuba, Georgia, Letonia, Lituania, Moldavia, Rumanía, Rusia, Serbia y Ucrania.

Además, la tasa de fertilidad global caerá en este siglo desde 2,53 hijos por mujer fértil en 2005-2010 a 2,24 en el período 2045-2050 y a 1,99 entre 2050 y 2100, por debajo de los 2,1 hijos que es la tasa de reposición de la población. En los países desarrollados la tasa de fertilidad va a aumentar desde los 1,66 hijos actuales hasta 1,93 hijos en 2100, por debajo de su tasa de reposición, mientras que, en los países menos desarrollados, caerá desde 4,53 actuales a 2,11 en 2100 y, en el resto de los en desarrollo caerá desde 2,4 hoy a 2,09 en 2050 y a 1,93 en 2100, convergiendo con los desarrollados.

La tasa global de longevidad crecerá, incrementando el envejecimiento. La esperanza de vida al nacer pasará de 69 años en 2010, a 76 en 2050 y a 82 años en 2100. En los países desarrollados alcanzará 89 años, en los en desarrollo 81 años y en los menos desarrollados 78 años. La tasa mortalidad de los menores de 5 años caerá del 21% la población mundial en 1950 a sólo 59 por mil, en 2010. En los países desarrollados con bajas tasas de fertilidad, el número de fallecimientos será mayor que el de nacimientos, lo que sólo podrá compensarse con inmigración neta. Entre 2010 y 2050, se estima que los mayores receptores anuales netos de emigrantes serán: Estados Unidos (un millón), Canadá (205.000), Reino Unido (172.500), Australia (150.000), Italia (131.250), la Federación Rusa (127.500), Francia (106.250) y España (102.500).

Además, la población mundial envejece a un ritmo creciente. El número de personas de 60 años o más se triplicará entre 2000 y 2100 pasando de 841 millones en 2013, a 2.000 millones en 2050 y a 3.000 millones en 2100, alcanzando el 27,5% de la población mundial. Las personas con 80 o más años se septuplicará, entre 2013 y 2100, desde 120 millones en 2013, a 830 millones en 2100. En 2013, el 66% de los mayores de 60 años vivían en países en desarrollo y, en 2100, alcanzarán el 85% del total, alcanzando el 86% del total los mayores de 80 años.

El Banco Mundial (2013) estima que, en 2050, los mayores de 60 años pasarán de 841 millones en 2013 a 2.000 millones en 2050 y que 8 de cada 10 personas mayores vivirá en los menos desarrollados. El número de personas mayores de 80 años pasará del 14% de la población mundial en 2013 al 19% en 2050, alcanzando 392 millones de personas y llegando a 800 millones a finales del siglo XXI. Europa envejece a mayor velocidad que la media mundial. La tasa de fertilidad en la UE es ya hoy del 1.5 hijos y seguirá cayendo y la población de la UE en edad de trabajar (15-64) en 2060, caerá en 35 millones, de 300 millones hoy, a 265 millones. Efectivamente, hoy por hoy, los datos muestran que el siglo XXI crecerá menos y con mayores problemas que el siglo XX.

Guillermo de la Dehesa es Presidente del Centre for Economic Policy Research CEPR

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