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Cómo lidiar con tu socio y otras claves de supervivencia para empresas

Solo el 8,7% de los proyectos empresariales supera los tres años y medio de actividad. El economista Fernando Trías cuenta cómo no fracasar

Ana Torres Menárguez
Tamara Staples / Getty

En la Red hay más información sobre fracasos que sobre éxitos. Al buscar en Google key success factors (factores clave de éxito) se obtienen 34,1 millones de resultados; si se introduce key failure factors (factores clave de fracaso) el buscador arroja 374 millones de sites.

No siempre fue así. Antes de la crisis, en 2007, la misma operación solo ofrecía 119 resultados sobre fracasos frente a 636.000 de éxitos. Esa búsqueda fue lo que llevó hace siete años al economista Fernando Trías a publicar El libro negro del emprendedor (Empresa Activa), en el que analiza 14 factores de fracaso comunes en diferentes empresas. “Nadie hablaba de los motivos por los que un proyecto se hunde: problemas personales, desavenencias con los socios, exceso de expectativas, miedos… cuestiones que pueden arrastrar el negocio a su inviabilidad”, explica.

En España, solo el 8,7% de los proyectos empresariales supera los tres años y medio de actividad, según el Global Entrepreneurship Monitor (GEM) de 2012, el principal barómetro internacional sobre el emprendimiento. “Los manuales sobre nuevos negocios suelen abordar aspectos técnicos como la confección de presupuestos, modalidades legales, formas jurídicas o fuentes de financiación. Las empresas suelen fracasar por motivos mucho más mundanos”, asegura Trías en el libro, que elaboró después de entrevistar a más de 30 emprendedores españoles.

De su trabajo se pueden extraer siete puntos clave que toda persona debería plantearse antes de lanzarse a la aventura empresarial.

1- Los motivos para emprender que son huidas hacia adelante. ¿Cuál es el motivo por el que se está planteando emprender? Estar en el paro y tener que salir adelante, odiar la empresa en la que trabaja actualmente, tener libertad de horario o dar un pelotazo no son respuestas que auguren buenos resultados. “Estos motivos son en realidad huidas hacia delante de una situación personal o profesional que amarga y deprime. La razón que lleva a emprender guarda una relación directa con las probabilidades éxito”.

2- Cómo saber si uno tiene madera de emprendedor. Emprender es una forma de vida en la que la persona disfruta con la incertidumbre y la inseguridad de qué pasará mañana. Hay quienes prefieren la seguridad, la rutina o que sea otro quien acarree con la responsabilidad de las nóminas. El empresario es la persona que se mueve en un mundo incierto para que los que trabajan para él crean que ese mundo es seguro. “Si ahora ya sabe que nunca va a ser capaz de adaptarse a esa incertidumbre, plantéese si poner en marcha ese negocio”.

3- Espíritu de lucha. Normalmente, la idea de negocio inicial se modifica, se ajusta o se redefine antes su lanzamiento al mercado. La transformación puede alcanzar tal dimensión que el emprendedor puede sentir que esa no era su idea. Pese a los problemas que surjan, no debe derrumbarse ni rendirse, sino cambiar lo que sea necesario. Hace falta flexibilidad para afrontar imprevistos. No fracasan las ideas, sino las personas.

4- Socios: el recurso más caro. Los emprendedores noveles tienden a iniciar su negocio con otros socios en un porcentaje mucho más elevado que cuando se trata de la segunda o la tercera iniciativa empresarial. El motivo es el miedo, la aversión al riesgo. Si está pensando en tener socios porque necesita dinero, hable con un banco. Existen proyectos en los que una entidad financiera no va a confiar; en ese caso acuda a una sociedad de capital riesgo o un business angel. En este punto hay otro aspecto a tener en cuenta:

- Cómo pactar con los socios: La salida de un socio puede acarrear la desaparición de la empresa. Los pactos más básicos que debe hacer son tres: la antelación con la que hay comunicar el deseo de abandono; si el socio podrá conservar o no sus acciones (puede pactar que la tenencia de acciones esté supeditada a trabajar en la empresa), y, en caso de ser así, el método que se va a emplear para valorar sus acciones y cuándo y cómo se le van a hacer efectivas.

5- Escoger un sector del que se tiene conocimiento. Es fundamental conocerlo para saber qué reglas está retando. Si no tiene experiencia en ese sector puede: hablar con personas con experiencia y contarles la idea para identificar y anticiparse a posibles dificultades; trabajar en ese sector durante unos meses mientras planifica su proyecto empresarial, o incluir a un socio con dilatada experiencia en ese campo.

6- Diversificar al máximo los ingresos familiares durante los primeros años. Es preferible no emprender hasta no contar con un colchón que permita cubrir las necesidades personales mientras el negocio arranca. Otra opción es apoyarse en la familia; normalmente en la pareja. Será un sacrificio para ambos, porque durante un tiempo indefinido tendrán que vivir solo del sueldo de uno de ellos. Otra posibilidad es recurrir a un crédito. En este caso, calcule muy bien. Si la empresa no cuaja y debe cerrarla se encontrará sin trabajo y con una deuda. Incorpore su sueldo en el plan de negocio y si precisa más capital, cuente con inversores. “Dé margen de maniobra a su empresa y no viva como un rico a las primeras de cambio”.

7- Un negocio que no da beneficios desde el principio, no suele darlos más tarde. Imagine que quiere que su negocio dé beneficios desde el primer año. ¿Qué debería cambiar en su plan de negocio? Se trata de saber diferenciar las inversiones o gastos ineludibles y que mayor impacto tienen sobre las ventas, de los gastos que son prescindibles. Cuando un modelo de negocio no da beneficios rápidamente es difícil que los dé más tarde. Algo falla en él. Hay que desvelar lo antes posible si el modelo de negocio que hemos diseñado hace viable el negocio.

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Sobre la firma

Ana Torres Menárguez
Redactora de Juventud. Antes, pasó por las secciones de Educación y Tecnología y fue la responsable del espacio web Formación, sobre el ámbito universitario. Es ganadora del Premio de Periodismo Digital del Injuve (dependiente del Ministerio de Derechos Sociales). Fue redactora de la Agencia EFE y del periódico regional La Verdad.

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