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La valoración de Uber se dispara pese al deterioro de su imagen

La compañía ronda los 32.000 millones de euros mientras el Senado de EE UU le reclama información sobre sus prácticas de privacidad

Un conductor consulta la aplicación, en Berlín.
Un conductor consulta la aplicación, en Berlín.Krisztian Bocsi (Bloomberg)

La valoración por las nubes y la imagen por los suelos. Así podría resumirse el último capítulo de la historia de Uber, la joven compañía de San Francisco creadora de una aplicación que conecta a pasajeros de ciudades de 45 países con conductores de vehículos privados. La firma ultima una nueva ronda de inversores para capitalizarse, lo que podría darle un valor récord de entre 28.000 y 32.000 millones de euros (entre 35.000 y 40.000 millones de dólares, más de lo que valen en los mercados Repsol o Caixabank).

Las polémicas de Uber también cotizan al alza, en una escalada que no sólo la ha enfrentado con los taxistas de media Europa o con sus competidores, sino que ha obligado a intervenir al Senado de EE UU por asuntos relacionados con la privacidad de sus clientes. En el fondo del asunto subyacen cuestiones de no menor relevancia. En primer lugar, si el tremendo valor para los inversores de una startup tecnológica se puede construir a costa de prácticas que dañan su responsabilidad social. En segundo lugar, y tal vez la más inquietante, si la polémica no es el síntoma de una nueva burbuja tecnológica, como advierten no pocos analistas.

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Las prácticas agresivas del presidente de Uber, Travis Kalanick, y sus polémicas parecen no hacer mella entre quienes deciden dónde poner el dinero. La cifra de más de 32.000 millones de euros situaría a Uber en el grupo de tecnológicas que, sin perder la etiqueta de startups, superan los 11 dígitos de valoración. Es el caso de Airbnb, el portal de alquiler de viviendas para vacaciones, o Dropbox, herramienta para almacenar y compartir archivos. Uber superaría en valor a 29 de las 35 empresas del Ibex.

Los problemas de imagen acosan a Uber por varios frentes. Los taxistas de ciudades como Madrid, Barcelona o Berlín acusan a la compañía de intrusismo. El desdén de sus directivos hacia los Gobiernos locales también es conocido. Sus competidores, Lyft y GetAround, le atribuyen malas prácticas. Pero todos estos episodios podrían considerarse habituales en cualquier negocio en el que aparece un jugador nuevo y agresivo. De hecho, los analistas valoran la satisfacción de los clientes de Uber y el efecto positivo que su competencia está teniendo en el servicio del taxi demuchas ciudades.

Son las cuestiones relativas a cómo maneja la información que posee y ciertos deslices machistas lo que está causando problemas de responsabilidad social. El detonante fue una campaña de promoción en Lyon para que los usuarios pudieran realizar sus viajes acompañados de “chicas calientes”. Las críticas arreciaron y la campaña fue retirada.

El pasado 14 de noviembre, en una cena privada en Nueva York a la que asistieron, entre otros, el actor Edward Norton y la empresaria de la comunicación Arianna Huffington, el vicepresidente de Uber Emil Michael se mostró partidario de invertir “un millón de dólares” en un equipo de investigación que sacara aspectos comprometedores de la vida de determinados periodistas. En concreto, Michael citó a Sarah Lacy, cofundadora de la página web de tecnología PandoDaily, que acusó a Uber de “sexismo y misoginia” tras el escándalo de Lyon.

El portal BuzzFeed publicó la historia, lo que obligó al directivo a pedir disculpas en su cuenta de Twitter. Kalanick no pudo permanecer al margen: .“Los comentarios de Emil en una cena reciente son una calamidad y no representan al grupo”. La tormenta aumentó cuando el mismo sitio de Internet publicó que los directivos de la compañía tenían capacidad para consultar en cualquier momento la geolocalización de sus clientes. Periodistas y empresarios declararon habersido víctimas de ese escrutinio

El asunto ha adquirido tintes políticos a raíz de una carta enviada a Kalanick por el senador estadounidense Al Franken, presidente de una subcomisión sobre privacidad ytecnología, en la que plantea hasta diez preguntas sobre el funcionamiento de la compañía en lo relativo al manejo de los datos de sus clientes. Franken ha requerido una respuesta a Uber antes del 15 de diciembre.

Para intentar contener la marea de críticas, Uber anunció el jueves la contratación de un equipo de abogados que evaluará y mejorará la protección de los datos de sus clientes. “Nuestra actividad depende de la confianza de millones de pasajeros yconductores”, señaló la compañía en una nota. “El historial de desplazamientos es una información que debemos tratar con el cuidado que se merece”, añadió.

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