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Alcatel-Lucent redefine su esencia

La firma relega la telefonía en favor del negocio de transmisión de datos en red

Michel Combes, consejero delegado de Alcatel-Lucent.
Michel Combes, consejero delegado de Alcatel-Lucent. Charles Platiau (Reuters)

La entrada de los laboratorios de Alcaltel-Lucent en Murray Hill (Nueva Jersey) está presidida por dos estatuas. Una dedicada a Graham Bell y otra a Claude Shaanon. Fueron pioneros al tratar de resolver el problema de la comunicación entre humanos. El primero, inventó el teléfono. El segundo, es el padre de la teoría de la información. Ya dentro, en el centro del complejo, hay un patio interno dedicado a los investigadores galardonados con el premio Nobel. El último fue este mismo año a Eric Betzig, que sembró las semillas de su galardón en el mítico Laboratorio Bell (Bell Lab).

Michel Combes, consejero delegado de la multinacional de las telecomunicaciones, dice que sus técnicos son los mejores del mundo. “Soy parcial, pero es la verdad”, comenta señalando que no hay una empresa que acumule tantos reconocimientos. También hay un par de Oscar y un Emmy. De los laboratorios Bell surgió el primer transistor, en 1947. Sin ese descubrimiento, los teléfonos móviles y los ordenadores tendrían un tamaño mucho mayor.

Siete décadas después, las personas y las empresas necesitan estar conectadas permanentemente para poder funcionar. Marcus Weldon, presidente del Bell Lab, explica mientras saca un teléfono de la chaqueta las innovaciones que salieron de su laboratorio y que ahora hacen funcionar los dispositivos móviles. No solo por sus componentes, sino por la infraestructura que permite la transmisión y la gestión de datos. “La gente no percibe el valor de la red que soporta aplicaciones como WhatsApp”, lamenta.

Pese a ser una compañía esencial en la nueva era digital, Alcatel-Lucent estaba hace año y medio al borde de la bancarrota. Generaba más deuda que efectivo mientras perdía mercado. Para reflotarla, ficharon hace 18 meses a Combes, que hace ahora un año presentó ante los inversores un plan de transformación que acaba de concluir su primera fase. El objetivo global del ejecutivo francés es conseguir que la compañía de telecomunicaciones deje de ser generalista y ofrezca servicios más especializados.

El balance de la sociedad está ahora equilibrado y su modelo operativo completamente redefinido. Combes, en un simposio celebrado la semana pasada con analistas y expertos del sector de las telecomunicaciones, indicó que se consiguieron ahorros por valor de 650 millones de euros. Con las cuentas en regla y el producto definido, afronta la fase del crecimiento. “Estamos de vuelta para recuperar el liderazgo que tuvimos en el pasado”, repitió. Su plazo es de cinco años.

En esencia, lo que busca Alcatel-Lucent es dejar de depender casi exclusivamente de los operadores de telefonía y ampliar su base de clientes. Las compañías de cable, como Comcast, son una opción. La transmisión de datos está creciendo a un ritmo del 40% anual por el efecto del consumo de vídeo a través de Internet. Eso le está obligado a doblar la capacidad de su red cada dos años. “Esto no se puede conseguir solo a base de poner capital. Hay que mejorar la eficiencia de la red”, indica Kevin McElearney.

El Bell Lab trata así de innovar dentro de los límites físicos de las redes fijas y móviles. “La transmisión de datos no es solo una cuestión de velocidad, es también el uso inteligente de la infraestructura”, apunta Marcus Weldon, “para lograr que la red se adapte a tus necesidades”. En uno de sus departamentos, por ejemplo, hay técnicos que trabajan para exprimir al máximo el potencial de las viejas líneas telefónicas de cobre, reduciendo las interferencias y empalmándolas con la fibra óptica.

Federico Guillén, responsable de redes fijas de Alcatel-Lucent, explica que la infraestructura está diseñada para el de máximo uso, “pero eso no quiere decir que sea el más eficiente”. Su división es una de las que más efectivo aporta al conjunto de la compañía, con 2.100 millones anuales en ingresos sobre una cifra de negocio que el pasado ejercicio se elevó a 14.400 millones. “El cobre y la fibra crecen juntas, como si fuera una trenza”, explica el español, que señala que el hogar es cada vez más importante en la red.

Pero como indica Dave Geary, de infraestructuras móviles, el reto no es la capacidad de una tecnología sino cómo gestionar el tráfico. Los operadores quieren soluciones que les permitan poner más usuarios en una misma banda y utilizar varios servicios. El tercer gran pilar en el que se apoya Alcatel-Lucent son las bases de datos, para llegar a compañías que dependen cada vez más de la red, como los grandes bancos. “Es muy difícil no estar en la nube”, afirma Pascual de Juan, director de innovación del BBVA.

La red, insiste Weldon, es la espina dorsal del modelo de negocio de cualquier industria en la economía digital. La misión del Bell Lab en este momento es conseguir que el usuario consiga extraer el máximo valor. La gran debilidad de Silicon Valley, en su opinión, es haber creado una cultura de innovación que se centra “en codificar cosas mundanas”. “El gran reto y la gran oportunidad están en la red”, concluye.

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