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El negocio del audiovisual, en casa

Museos, entidades bancarias o compañías telefónicas entre los nuevos demandantes de profesionales del audiovisual. El requisito: trabajadores autónomos con su propio equipo de grabación y montaje

Ana Torres Menárguez
Getty

Cuando Carlos Lorite, de 31 años, comenzó el curso de operador de cámara y editor de vídeo en una escuela de Madrid, ya sabía que acabar trabajando en una cadena de televisión no era una opción. La demanda de profesionales por parte de estas empresas estaba en caída libre. Corría el año 2012 y en su mente estaba clara la salida: tendría que montárselo por su cuenta, ser un trabajador freelance y ofrecer sus propios contenidos en Internet. No le ha ido mal. Se compró un equipo de grabación, edita desde casa y gracias a redes sociales como Twitter y Facebook ha tejido una red de contactos y consigue trabajos puntuales.

Lorite se decantó por el Curso Profesional de Cine, de un año de duración, en una escuela privada, el Centro de Estudios del Vídeo (CEV). El Grado en Comunicación Audiovisual, de 4 años, le suponía demasiado tiempo. “Quería poner en marcha mi estudio casero cuanto antes”, recuerda. Los datos de mercado no eran muy alentadores, la demanda de trabajadores por parte de las cadenas había descendido un 29% con respecto a 2011 (según datos de Adecco), pero él confiaba en el poder de la red. Además de lanzar su web profesional, 7s7udio.com, se hizo usuario asiduo de portales de empleo especializados en el sector audiovisual como Userfarm y de otros más genéricos como Atriboo o Quien.tv. Empresas de diferentes ámbitos querían subirse al carro tecnológico y hacer de los vídeos parte de su estrategia comercial.

El de Lorite no es un caso aislado. Cada vez más compañías de sectores distintos a los medios de comunicación solicitan operadores de cámara y montadores para la creación de vídeos promocionales o pequeñas campañas. “Hay una nueva tendencia. Entidades bancarias, compañías telefónicas, centros culturales o museos están demandando estos profesionales para proyectos puntuales o para incorporarlos en sus departamentos de marketing y comunicación”, detalla Enrique Duarte, responsable de desarrollo del sector audiovisual de Adecco. Estas empresas solicitan, en la mayoría de las ocasiones, trabajadores freelance (autónomos) que dispongan de su propio equipo. “Se trata de una demanda que antes no existía. Las compañías recurren a Adecco porque nunca han trabajado con estos perfiles y no saben cómo reclutarlos”, explica Duarte. “Pese a la caída de las televisiones, que son el gran motor generador de empleo del audiovisual en España, hay luz verde en el sector. Nuevas solicitudes y más movimiento que hace unos años, aunque para periodos de tiempo menores”, añade.

Cada vez más compañías de sectores distintos a los medios de comunicación solicitan operadores de cámara para la creación de vídeos promocionales 

La demanda de trabajadores especializados en audiovisual por parte de las televisiones descendió en 2013 un 17,5% con respecto a 2012, y de los 4.296 contratos que se formalizaron a través de Adecco en 2013, un 90% fueron inferiores a 7 días. “Las grandes cadenas han minimizado su estructura, se han fusionado o incluso han cerrado. Han recurrido en mayor medida a la externalización de determinados servicios o la contratación temporal”, señala Duarte.

Escuelas

Jaime Guerra, director general de la productora Zeppelin TV, explica que ahora es más complicado vender programas a las televisiones, que son su principal cliente. “Ya no se hacen grandes programas espectáculo. Ahora se emiten otros géneros como el docureality que no necesitan plató y requieren menos trabajadores”.

La tónica general que sigue extendiéndose es la del trabajador autónomo con su estudio made in home (hecho en casa). Este cambio de modelo es posible por la bajada del precio de los equipos de grabación y edición profesionales. Hace 10 años una Betacam costaba en torno a los 30.000 euros y ahora una cámara réflex DSLR sale por unos 4.000 euros más las ópticas, explica David Alonso, coordinador de cursos y profesor del CEV de Madrid. “Para la postproducción ya no se necesitan salas especializadas VTR con magnetoscopio, mezclador de vídeo y audio y generador de efectos que cuestan unos 70.000 euros; ahora lo puedes tener todo en un MacBookPro con una buena tarjeta de memoria gráfica”, apunta. Montar un departamento de audiovisual fijo es muy caro y casi todas las empresas disponen de página web con vídeos o teasers (campañas publicitarias de intriga) que encargan a trabajadores autónomos, indica Alonso, que cuenta con más de 20 años de experiencia en el sector.

¿Qué opciones existen para especializarse en este campo? El gerente de la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad de Madrid (ECAM), Jorge Varela, recomienda cursar el Grado en Comunicación Audiovisual o el ciclo de Formación Profesional (FP) de Técnico Superior en Producción en Audiovisuales y Espectáculos, de cuatro y dos años, respectivamente. Para los que no disponen de tanto tiempo y quieren una formación de menor duración aconseja realizar, al menos, dos cursos intensivos: uno de introducción a la dirección y otro de montaje. “Para aprender a manejar una cámara basta con un buen manual, pero para instruirse en dirección hace falta pasar por una escuela. El lenguaje audiovisual es complejo y es imprescindible conocer para qué sirven los distintos planos y qué efectos generan en el espectador”, destaca.

La demanda de trabajadores especializados en audiovisual por parte de las televisiones descendió en 2013 un 17,5% con respecto a 2012

El paso de los años le ha mostrado a Varela que los alumnos que llegan a la escuela con un FP se desenvuelven mucho mejor con el manejo de las herramientas audiovisuales que los que provienen del grado universitario. Una opinión que también comparte José Miguel Méndez, director de la Escuela Nou Prodigi de Barcelona. “El hándicap del grado es que tiene pocas prácticas. Este mundillo no es de sentarse y apuntar, esto hay que hacerlo”.

Adonais Tarín, de 29 años, es una excepción. También ha montado su estudio en casa, pero él no realizó estudios de cámara en ninguna escuela. Es autodidacta. Trabajaba haciendo fotos a los huéspedes de un hotel alicantino cuando vio el potencial de los vídeos en Internet. Se compró una Canon EOS 5D, se hizo con el programa de edición Adobe Premiere y aprendió a manejarse. “No hay nada más potente que un vídeo y algunas empresas buscan hacerse virales”, cuenta. En los últimos tres años ha montado vídeos promocionales para cadenas de hostelería, empresas de calzado e incluso para algunos artistas. Además ha creado Bigoteverde.es, su propia empresa de vídeos y reportajes fotográficos para bodas, que con una media de 30 celebraciones al año es su fuente principal de ingresos.

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Sobre la firma

Ana Torres Menárguez
Redactora de Juventud. Antes, pasó por las secciones de Educación y Tecnología y fue la responsable del espacio web Formación, sobre el ámbito universitario. Es ganadora del Premio de Periodismo Digital del Injuve (dependiente del Ministerio de Derechos Sociales). Fue redactora de la Agencia EFE y del periódico regional La Verdad.

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