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China impulsa su propio banco de desarrollo en Asia

China y otros veinte países firmaron un memorándum de entendimiento en Pekín para la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB)

China y veinte países asiáticos más firmaron hoy en Pekín un Memorando de Entendimiento para la creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (AIIB), una nueva institución financiera internacional con la que el gigante asiático pretende ganar más influencia en la región. Representantes de los 21 países liderados por el ministro de Finanzas chino, Lou Jiwei, rubricaron hoy en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín el acuerdo que permitirá el establecimiento del banco, que contará con un capital autorizado de 100.000 millones de dólares y de 50.000 millones suscrito. La principal función de la entidad será la financiación de proyectos de infraestructura en los países participantes, una de las mayores necesidades de las naciones en vías de desarrollo en Asia y cuyos gobiernos difícilmente pueden asumir en solitario.

China ya ha puesto sobre la mesa que está dispuesta a abonar hasta la mitad de los fondos necesarios, algo que ha despertado las suspicacias de algunos de sus vecinos en el continente, como Corea del Sur o Japón -países que no estuvieron hoy presentes en la firma del acuerdo- porque supondría dar un poder de voto decisivo a la República Popular en el órgano de dirección de esta institución. “China no buscará ser el único accionista mayoritario y no necesariamente tiene que aportar el 50 por ciento del capital. En caso de que así fuera, además, la participación se diluirá a medida que más países se unan al banco en el futuro”, dijo Lou tras la firma del acuerdo, según informa la agencia oficial Xinhua. El documento prevé que la institución empiece a funcionar a finales de 2015 y que su sede se establezca en Pekín.

El nuevo organismo funcionará de forma similar al Banco Mundial o al Banco Asiático de Desarrollo, que aunque en sus estatutos figura la reducción de la pobreza como fin, en la práctica sus recursos se destinan en su mayoría a la financiación de infraestructuras. China, como segunda economía mundial, lleva años pidiendo más protagonismo en estos organismos debido a su creciente influencia, pero éstos siguen dominados por Estados Unidos y una redistribución de los poderes de voto que satisfaga al gigante asiático no está sobre la mesa. Los principales contribuyentes del Banco Asiático de Desarrollo, creado en 1966, siguen siendo Japón (15,7%) y Estados Unidos (15,6%), mientras que China está en tercer lugar con un 6,5%. Ante estas circunstancias, el gigante asiático ha decidido impulsar este nuevo organismo, que con toda seguridad dominará.

“Creo que tanto el Banco Asiático de Desarrollo como el Banco Mundial dan la bienvenida a esta nueva iniciativa, que no será un competidor sino un complemento”, aseguró Lou este miércoles en el cierre de la reunión de los ministros de finanzas del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). El presidente del Banco Asiático de Desarrollo, el japonés Takehiko Nakao -que también participó en este encuentro-, coincidió en que este nuevo organismo “podrá ayudar a cubrir las ingentes necesidades de financiación existentes” pero también dijo “entender” las preocupaciones de algunos países sobre el funcionamiento y gobernanza de la institución.

Además de Corea del Sur y Japón, naciones como Australia o Indonesia tampoco se han apuntado al proyecto por el momento. Coincide que todos ellos son próximos a Estados Unidos, que recela de este Banco por el impacto que pueda tener en las instituciones existentes y por la evidente influencia que conseguirá China. EE.UU. arguye que el nuevo banco “podría reducir los estándares internacionales del crédito”, concediendo préstamos a proyectos menos exigentes en cuanto a la protección del medio ambiente o las condiciones de trabajo.

Algunos de los países participantes de la nueva entidad crediticia son India –que también demanda más protagonismo en las instituciones tradicionales-, Singapur, Vietnam, Filipinas, Mongolia, Malasia o Tailandia. Con este compromiso, China se apunta otro tanto en su carrera para ganar peso internacionalmente. No es el primero de este año: junto a Rusia, India, Brasil y Suráfrica –los BRICS- también acordó establecer una institución similar, el New Development Bank (NDB), que nació para hacer frente a los déficits de infraestructura en estos países y que tendrá su sede en Shanghái.

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