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Alemania y Francia buscan fórmulas para aumentar las inversiones

El Gobierno de Merkel trata de captar gasto privado para no endeudarse

Luis Doncel
De izquierda a derecha: el mininstro francés de Finanzas, Michel Sapin, y su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, con los ministros de Economía de Francia, Emmanuel Macron, y el de Alemania, Sigmar Gabriel
De izquierda a derecha: el mininstro francés de Finanzas, Michel Sapin, y su homólogo alemán, Wolfgang Schäuble, con los ministros de Economía de Francia, Emmanuel Macron, y el de Alemania, Sigmar Gabriel BERND VON JUTRCZENKA (EFE)

Alemania y Francia escenificaron ayer una tregua en la batalla que libran desde hace meses. Pese a sus sonoras diferencias sobre cómo evitar que Europa caiga una vez más en la recesión, los dos Gobiernos sentaron las bases para un futuro acuerdo sobre las fórmulas con las que aumentar la inversión, requisito imprescindible para impulsar el crecimiento económico. Es cierto que de la reunión celebrada en Berlín no salió ni un solo euro y que el Ejecutivo de Angela Merkel sigue decidido a mantener a rajatabla la política de austeridad, pero al menos las dos primeras economías de la eurozona se pusieron de acuerdo para presentar a principios de diciembre propuestas concretas que deben impulsar las inversiones y la competitividad.

Los cuatro hombres que ayer se sentaron a negociar tienen ideas muy distintas sobre cómo salir de la crisis. A un lado, el ministro alemán de Finanzas, el democristiano Wolfgang Schäuble, y el de Economía, el socialdemócrata Sigmar Gabriel, están decididos a mantener el compromiso de no gastar más de lo que ingresan las arcas públicas para no generar deuda. Al otro, sus homólogos franceses, los socialistas Michel Sapin y Emmanuel Macron, pretendían convencer a la potencia alemana de que sacara la cartera para impulsar su economía y la de todo el continente. Con resultados más bien decepcionantes.

“Estamos decididos a hacer todo lo posible para fortalecer las inversiones en nuestros países”, dijo Schäuble tras la reunión. Pero cuando el ministro dice esto, ese “todo lo posible” no incluye un gran plan de gasto público, sino movilizar a la iniciativa privada.

El Bundesbank advierte de que Alemania podría caer en la recesión

Berlín hace oídos sordos a las peticiones que le llegan del FMI, la OCDE, el BCE o el Gobierno de EE UU de que use sus saneadas arcas públicas para impulsar la economía. Ni siquiera la advertencia, que ayer lanzó el Bundesbank, de que la economía alemana podría caer en la recesión convencen al Gobierno de Merkel para cambiar el rumbo. El PIB alemán ya cayó entre abril y mayo un 0,2%, por lo que un segundo tropezón en el tercer trimestre colocaría a la primera economía de Europa técnicamente en recesión. Y los datos de las exportaciones, que en agosto sufrieron su caída más grande desde 2009, no anticipan buenas noticias.

Antes de comenzar, la reunión de los cuatro ministros ya estaba envuelta en la polémica. En una entrevista al diario de centro-derecha Frankfurter Allgemeine Zeitung, Macron y Sapin proponían a Berlín que gastara en los próximos años una cantidad equivalente a la que el Gobierno francés tiene previsto ahorrar en el próximo trienio, es decir, 50.0000 millones de euros. “Este sería un buen equilibro. Nos interesa a todos que Alemania invierta”, aseguró al periódico Macron, que también alertó contra una “política de ahorro exagerada”.

Macron propone en una entrevista que Berlín gaste lo que París ha de ahorrar

En la rueda de prensa, los dos ministros alemanes prefirieron no referirse a esta propuesta. Pero era difícil ocultar el malestar por desayunarse con una entrevista en la que un ministro extranjero les sugiere cómo gestionar su presupuesto. “No he pedido nada a Alemania. Cada uno en su casa debe hacer lo que crea conveniente, porque finalmente lo que es bueno para un país lo es para toda Europa”, dijo Macron en la rueda de prensa al lado de sus colegas. Pese a este reconocimiento de la soberanía presupuestaria de cada país, el francés recordó que “Alemania tiene más capacidad”.

Berlín reconoce que necesita un importante salto inversor. “Pero no solo en transporte e infraestructuras, como mucha gente cree, sino también en eficiencia energética, banda ancha y empresas recién creadas”, aseguró el ministro Gabriel, que como comparte con Schäuble los postulados de austeridad, pero con un mayor acento socialdemócrata. El número dos del Gobierno y líder del SPD defiende que la cuota de inversión en Alemania suba del 17% del PIB actual al 20%, lo que supondría una inyección de los mismos 50.000 millones de los que habló Macron. La diferencia entre una propuesta y otra es que nadie en Berlín piensa que este dinero salga de las arcas públicas.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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