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Una tienda en el Obelisco porteño por el trabajo digno

Trabajadores de Buenos Aires acamparon durante nueve días para protestar contra los despidos y los contratos precarios

Alejandro Rebossio

El Obelisco de Buenos Aires, ese monumento icónico de la capital argentina que se construyó en 1936 para celebrar los 400 años de la ciudad, se ha convertido este año en un campamento. Primero habían sido los habitantes de las villas (barrios de chabolas) los que montaron frente a él una tienda para reclamar infraestructura básica al alcalde, el conservador Mauricio Macri. En los últimos nueve días los que armaron su propia carpa fueron los militantes de la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) Autónoma para protestar contra los contratos precarios y los crecientes despidos ante la crisis económica del país. La llamada Carpa por el Trabajo Digno fue levantada este miércoles para iniciar una marcha de 8.000 personas desde el Obelisco hasta el Congreso, donde se debatía el proyecto de ley de presupuestos para 2015.

“En nueve días pasaron centenares de trabajadores a visitarnos”, cuenta el secretario general de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en la capital argentina, José Mattasa. “Protestamos contra la precarización laboral en el Estado nacional, en la ciudad de Buenos Aires y en las empresas”, relata el sindicalista. La CTA Autónoma, una de las cinco centrales obreras de Argentina, denuncia que el Estado argentino, las provincias y los municipios emplean a 800.000 personas con contratos temporarios que llevan como media ocho años renovándose. “Hay compañeros contratados desde hace 15 años. Estos contratos basura empezaron con el neoliberalismo de la década del 90 y se mantuvieron. No solo se renuevan una vez por año sino que pagan menos. Ahora llegamos al escándalo de que en la municipalidad de Goya (noreste de Argentina) volvieron los jornaleros: un día contratan a tres y al otro día no, depende del trabajo que haya”, advierte Mattasa. Por eso este miércoles ATE, que forma parte de la CTA Autónoma, organizó una huelga y manifestaciones en toda Argentina.

La tienda pretendía exigir al Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner la contratación fija de más de 60.000 empleados temporarios del Estado nacional. Fernández anunció este año que incorporaría de forma definitiva a 7.500 y su proyecto de presupuestos de 2015 prevé sumar otros 13.000, pero Mattasa descree de ella y advierte de que aún no se ha materializado lo prometido en 2014. El jefe de ATE en Buenos Aires manifiesta además su sospecha de que el Gobierno designaría funcionarios con poca experiencia pero militantes del colectivo juvenil kirchnerista La Cámpora en lugar de otros contratados con más años de carrera.

El desempleo ha subido al 7,5% y el empleo informal es del 32%; unos 800.000 funcionarios tienen contratos precarios

Pero las críticas no solo se orientan a Fernández. La tienda también reclamó por los 16.000 contratados temporarios en la ciudad autónoma de Buenos Aires, donde gobierna Macri, aspirante a la presidencia argentina en las elecciones de octubre de 2015.

La protesta apuntó además el trabajo informal en las empresas. Un 32,8% de los empleados en Argentina se encuentra sin protección social, sin contribuciones al sistema sanitario y de pensiones, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). En las compañías existen también los convenios formales pero precarios. “En el sector privado es peor que en el estatal porque los contratos son a tres meses”, señala Mattasa.

Al empleo precario se ha sumado este año el ascenso del desempleo, al compás de la recesión. Mattasa advierte de que en la primera mitad de 2014 quedaron en la calle 450.000 trabajadores, al subir el paro desde el 6,4% en el último trimestre de 2013 al 7,5% en el segundo del año actual, según datos del INDEC. El sindicalista reconoce, no obstante, que la crisis dista mucha del colapso de 2001/2002, cuando el desempleo superó el 20%. Por la tienda del Obelisco desfilaron trabajadores recientemente despedidos de la fabricante de componentes de coches Lear, de la empresa de alimentos Felfort y de la imprenta Donnelley, cuya planta fue tomada y funcionará como cooperativa. “Empresa que cierra, empresa que se toma. Es la única alternativa para mantener los puestos de trabajo”, explica el sindicalista de ATE. “Hace más de dos años hay un proceso de inflación sin control y la devaluación del peso en enero confirmó que esto no es a favor de los trabajadores. Si hay otra devaluación, será peor”, se refiere Mattasa a los riesgos cambiarios que han crecido tras la crisis de deuda en que ha caído Argentina en julio pasado. El nuevo presidente del Banco Central argentino, Alejandro Vanoli, ha descartado una devaluación y ha obligado a los bancos a subir los tipos de interés de los depósito a plazo, mientras la inflación asciende al 30% anual, según cifras oficiales, y hasta el 40%, según las agencias provinciales de estadística.

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