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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El último golpe al prestigio de las cajas

Íñigo de Barrón

El escándalo de las tarjetas opacas de Caja Madrid está provocando dimisiones en el PP, el PSOE, UGT y CC OO en 48 horas. Se ha convertido en una bomba política de racimo de enormes proporciones porque llega después de muchas malas noticias generadas por Caja Madrid y Bankia que han provocado un enorme coste financiero para los ciudadanos, hartos de recortes sociales, paro y productos financieros fallidos. Los partidos, y la opinión ciudadana, claman por la devolución de los 15,5 millones de euros gastados entre 2003 y 2012 por los 86 directivos y consejeros de la entidad financiera si se demuestra que no estaban justificados.

Hacienda ha movido pieza para investigar el uso de las tarjetas de las empresas del Ibex 35 que cubren los gastos de representación para evitar que se obtenga una retribución en especie sin tributar. Cabe preguntarse si esta reacción en caliente no llega tarde porque es fácil imaginar que este tipo de gastos pueden ser un cajón de sastre donde es difícil determinar cuáles están justificados y cuáles se pueden considerar un abuso por su cuantía o por su repetición. En las grandes empresas estas cuantías son pequeñas en proporción a la totalidad de dinero que se mueve, lo que las hace más difícil de detectar, pero no por ello son menos escandalosos.

Desde 1992 está fijada por la legislación que todos los gastos personales que realice un directivo con una tarjeta de empresa se consideran retribución en especie. Según expertos fiscalistas, si la empresa no pide justificantes de los gastos, se pueden considerar personales, ya que no hay constancia de dónde y por qué se ha gastado ese dinero. Por eso, este caso no solo repercutirá en los 86 directivos, sino también en los responsables de Caja Madrid y Bankia que organizaron y mantuvieron este sistema que, en la práctica, suponía un engaño a la Hacienda Pública.  

El caso demuestra una falta de criterio ético y, en algunos casos, de honradez, sobre todo en los que sacaron dos millones en efectivo como fórmula para borrar todo rastro electrónico del gasto, con lo que conseguían dinero negro. Quizá este escándalo sea el último clavo en el ataúd del prestigio de lo que fueron las cajas de ahorros, aquellas entidades con vocación social, y ni siquiera las dimisiones podrán enmendar el daño causado.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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