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Ana Botín admite que “no será fácil continuar la trayectoria de éxito”

La nueva presidenta de Santander ensalza el legado de su padre y afirma que su ambición es “mantener la cultura de banca comercial”

Ana Botín preside este lunes su primera junta del Santander.Foto: atlas | Vídeo: Atlas / Uly Martín
Íñigo de Barrón

Sin referirse explícitamente a Emilio Botín como su padre, sino como “nuestro anterior presidente”, Ana Botín, máxima responsable del Santander, ha iniciado la junta extraordinaria de accionistas con un reconocimiento a su labor. “Quiero que mis primeras palabras en esta junta general sean un recuerdo muy especial a la memoria de nuestro anterior presidente Emilio Botín. En los cerca de treinta años en la presidencia colocó al Santander como primera entidad de la eurozona y como uno de los primeros diez bancos del mundo en capitalización bursátil”.

El reto que ha asumido Ana Botín, que vestía traje negro y pañuelo rojo, es difícil de superar. Quizá por eso, ha aprovechado la junta para advertirlo a los accionistas: “Continuar la trayectoria de éxito de las últimas décadas no será fácil. El nuevo entorno competitivo y el entorno regulatorio son cada vez más exigentes”. No obstante, dijo que el banco tendrá oportunidades y que asume el desafío “con gran confianza de llevar adelante esta tarea porque conozco bien a nuestros equipos, su compromiso con el Santander, su alta cualificación y su dedicación a nuestros clientes”.

A las 9.40h de la mañana inició el discurso Ana Botín, solo dos días después del entierro de su padre. El acto, celebrado en el Palacio de Congreso de Santander, contó con la asistencia de unas 500 personas y el 52,2% del capital. Hubo una fuerte presencia policial en las afueras del recinto, sin bien no se vieron protestas. La nueva presidenta era consciente de que había muchas miradas del mundo financiero pendiente de ella. Con semblante sereno y un frío tono de voz, abrió la junta que ha aprobado la ampliación de capital en 655 millones de acciones (un 5,62% sobre el total) para adquirir el 24,75% de la filial brasileña. Pero éste no era el foco de atención, sino conocer la actitud y la carta de presentación de la nueva gestora del grupo, presente en 40 países, con casi 200.000 empleados y 3,3 millones de accionistas, atentos a todo lo que sucede ahora en la entidad. “Continuidad” fue la palabra que más repitió en su discurso para ahuyentar teorías de sobre posibles volantazos estratégicos que incluyan acercarse a la banca de inversión.

Ana Botín arrancó el discurso con una descripción de las claves de la gestión de su padre: prudencia en riesgos, centrarse en la banca comercial y “agilidad para adelantarse y aprovechar las oportunidades de crecimiento”. En otro momento añadió que “se trata de estar cerca de los clientes y ofrecerles el mejor servicio”. Y reafirmó la estrategia del grupo. “Mi ambición consiste en mantener esta trayectoria de éxito a la que voy a dedicar el mayor de mis esfuerzos”, ha dicho.

Ana Botín ha afirmado que la visión de su padre ha permitido que el Santander “no solo sea el más grande, sino el más diversificado y más sólido, como lo prueba su resistencia a la largo de la crisis financiera, siendo uno de las tres únicas grandes entidades internacionales que ha atravesado la crisis sin pérdidas en un solo trimestre”. En otro momento apuntó que la diversificación geográfica “será clave para consolidar esta nueva fase de crecimiento” y que en el futuro se apoyaría en la base de capital, la fortaleza del balance y la capacidad de generar ingresos “para una evolución sostenible y creciente”.

Para evitar cualquier duda sobre su estrategia, afirmó: “Seguiremos en esta línea para afianzar la cultura Santander, que es la base del crecimiento sostenible. Mi ambición consiste en mantener esta trayectoria de éxito”. En las respuestas a los accionistas, reafirmó a Javier Marín, como consejero delegado. “Hemos trabajado muchos años juntos y seguiremos haciéndolo”, afirmó.

Durante el discurso no hizo mención al mantenimiento del dividendo, un tema habitual en los discursos del anterior presidente. Durante toda la crisis, el Santander ha repartido 0,60 euros por acción, pese a la fuerte caída del resultado en algunos ejercicios. En alguna ocasión, como en el ejercicio 2012, el banco ganó la mitad de lo que repartía en dividendos pero pudo pagar a los accionistas porque se lo permitieron las autoridades y porque el 88% escogió el abono en títulos, no en metálico. Un accionista ha tomado la palabra para preguntar concretamente por la política de dividendos, pero no ha tenido respuesta. La única referencia que ha hecho el discurso ha sido que la recompra de Brasil “será muy buena para los accionistas porque incrementará el beneficio por acción en un 1,3%”.

La presidenta del Santander no hizo valoraciones sobre la política económica del Gobierno ni la situación del país, como también era habitual en otras citas. Respecto al grupo, adelantó que hasta septiembre “las tendencias positivas en la evolución de los resultados del grupo se confirman”. Destacó el descenso del coste del crédito y la caída de la morosidad en el grupo y en España.

Ana Botín defendió ante los accionistas la propuesta de ampliar capital para hacerse con la parte de la filial brasileña que no controlan y dejó claro que “no cuestiona en absoluto la política del grupo de tener filiales cotizadas”. De esta forma responde a las opiniones de algunos expertos que consideran que la marcha atrás dada en Brasil, donde recompran las acciones que colocaron hace cinco años, cuestiona las posibles próximas salidas a Bolsa de las filiales del Reino Unido o Estados Unidos.

Sobre Brasil la presidenta es optimista porque existen “favorables perspectivas” del banco por su evolución económica. Hizo un guiño al Gobierno de Dilma Rousseff, con el que el banco tuvo una polémica reciente por un duro informe de un analista, y dijo que Brasil cuenta con “instituciones sólidas”. Insistió en que la operación “pone de manifiesto nuestra confianza en la capacidad de Banco Santander Brasil para impulsar su resultado”, que en la actualidad representa el 20% del beneficio atribuido del grupo.

Algunos accionistas criticaron la operación y aprovecharon la junta para mostrar los problemas con la emisión de las “Valores Santander” por la falta de información, así como los surgidos para los clientes por el Fondo Banif Inmobiliario, y con los créditos hipotecarios vendidos por la filial UCI. Estos asuntos están en los tribunales de justicia. Reclamaron un cambio de actitud del banco con el relevo en la presidencia. Los diez accionistas que intervinieron dieron el pésame por el fallecimiento de Emilio Botín y su hija agradeció las palabras de condolencia al mismo tiempo que negó las acusaciones sobre una mala comercialización de estos productos y prometió “un banco más cerca de las personas, aunque seamos muy grandes”. Terminó reafirmando la continuidad y recordando un asunto clave en su gestión: la cotización en Bolsa. “En los siete años de crisis, la rentabilidad total para el accionistas ha sido del 15% frente a una caída del 51% en el índice europeo de bancos. Lo hacemos mejor que nuestros competidores internacionales”, afirmó.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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