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Dimiten a los dos meses los nuevos gestores del Banco Espírito Santo

El Banco de Portugal quiere la venta inmediata de la entidad, y sus nuevos administradores, no

Dos meses exactos. Es lo que va a durar Vítor Bento al frente del Banco Espírito Santo, posteriormente dividido por el Banco de Portugal en un banco bueno (Novo Banco) y otro malo. Este mismo fin de semana, el banco central nombrará al sustituto de Bento y de sus directivos Moreira Rato y José Honório.

El 13 de julio, el Banco de Portugal designó a Vítor Bento para dirigir al Banco Espírito Santo -en situación crítica- y así relevar a Ricardo Salgado, el último gestor de la familia de un banco con varios siglos de historia y el primer banco empresarial de Portugal. La idea de Bento y del gobernador central era la de relanzar el BES, ganarse la confianza de la clientela y recapitalizar el banco; pero a  la semana, se vio que el deterioro de la entidad lo hacía imposible

El 1 de agosto el BES era intervenido por el Banco de Portugal, que lo  dividía en dos con una fórmula inédita ahsta entonces en las crisis bancarias europeas: el BES se quedaba solo con los activos malos (banco malo) y lo que se creaba era un banco bueno, bautizado Novo Banco, con los activos buenos del BES, más créditos europeos y capital aportado por el Fondo de Resolución Bancario por un total de 4.900 millones de euros. La misión de Bento y de su equipo variaba sustancialmente, pero todavía, en esos días, se hablaba de plazos de varios años hasta la venta del Novo Banco, en la creencia de que se añadiría valor a la entidad.

Pero en este mes y medio de tiempo, el plazo de varios años se ha quedado en meses. El ministro de Economía, Pires de Lima, ha declarado que lo deseable es vender "rápidamente". Lo mismo opinan los paganos del Novo Banco, los directores de los bancos rivales BPI y BPN. Y el Banco de Portugal, también es de la misma idea, totalmente contraria a la de Vítor Bento y su equipo. Ahora el Banco de Portugal prepara su relevo.

El cambio se produce por las abiertas discrepancias en ese cambio de rumbo para Novo Banco, según el comunicado de Bento y su equipo directivo, difundido a primera hora de la tarde. "...las circunstancias alteraron profundamente la naturaleza del desafío con el que aceptamos esta misión a mediados de julio", escriben. Pese a sus escasos dos meses de trabajo, hacen balance: "Hemos puesto en marcha las acciones necesarias para la normalización y mejora de Novo Banco" y la elaboración de un plan a medio plazo". Los firmantes reconocen que, pese a esta estrategia, ya se ha aceptado un proceso para la rápida venta del banco, por lo que "es oportuno pasar el testigo a otro equipo de gestión".

Los nuevos gestores eran partidarios de una estrategia a medio plazo, es decir, relanzar el negocio, especialmente con las empresas, mientras que el Banco Central desea la venta inmediata, pues estima -y experiencias similares le refuerzan sus razones- que a mayor tardanza menor valor de la entidad, con el consiguiente perjuicio para el Estado o, en este caso, para el sector bancario.

El Novo Banco es propiedad, por real decreto, del consorcio de bancos portugueses, que fueron obligados a poner dinero pero no a gestionar el banco y, además, a asumir las pérdidas futuras que hubiera si a la hora de vender el banco se obtuvieran menos de los 4.900 millones de los activos colocados en esta nueva entidad.

Además, esos bancos solidarios por obligación se encontraban con la paradoja de que si ganaban clientes a costa de Novo Banco, les acabaría perjudicando a la hora de su venta: valdría menos de los 4.900 millones y la diferencia la volverían a pagar ellos.

El nuevo golpe de timón del Banco de Portugal -esta misma semana relevó al vicepresidente encargado de la supervisión- llega un par de semanas antes de que comiencen a presentarse en los tribunales querellas de accionistas perjudicados por la gestión del grupo Espírito Santo pero también por la forma en que el Banco de Portugal lo intervino.

A principios de octubre, se prevé que Deloitte tenga finalizada la auditoría forense del BES, encargada por el Banco de Portugal, y que la autoridades judiciales de Luxemburgo determinen la insolvencia de la sociedades del grupo con sede en aquel país, como ESI y ESFG, madres y padres de todo el conglomerado.

Y en un plazo medio, el que querían disponer Bento y su equipo, llegan las elecciones legislativas de 2015. El Gobierno de la coalición PSD-CDS no quiere plantarse en ese escenario con la patata caliente del Novo Banco entre sus manos.

De momento, el secretario general del Partido Socialista, António Seguro, ha exigido explicaciones al primer ministro, Pedro Pasos Coelho, y al gobernador, Carlos Costa. El alcalde de Lisboa, Antonio Costa, que aspira a ser cabeza de cartel del PS, ha señalado que estas dimisiones son una prueba de la "inestabilidad" de la entidad y ha mostrado su preocupación por el efectod añino que pueda tener sobre la economía del país.

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