Un ejemplo de responsabilidad y trabajo
Más allá de sus virtudes profesionales destaca su capacidad de impulsar iniciativas culturales
Mi relación con Emilio —entonces don Emilio para mí— se inició a través de mi padre, que mantuvo largos y estrechos lazos con él, heredados a su vez de los que tuvo con don Emilio padre. Había en aquella relación alta valoración, y con el paso del tiempo, amistad y admiración. Por la obra hecha, por supuesto, pero todavía más por el admirable ejercicio de responsabilidad y trabajo, que mi padre consideraba un ejemplo y estímulo.
Pero más allá de esas virtudes profesionales, ha sido admirable su capacidad de impulsar ambiciosas iniciativas culturales, las locales de Santander —su Fundación Botín, su permanente apoyo a todo lo referente a las cuevas de Altamira, entre otras—, y la gran proyección iberoamericana con proyectos hoy tan cuajados y extensos como Universia, la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y su estandarte cultural, la cátedra Vargas Llosa.
En todas ellas continué la presencia y colaboración que mi padre había iniciado, y en ellas he tenido la oportunidad de valorar algunas de sus virtudes: compromiso y presencia habitual en las reuniones, apoyo a los responsables de cada una de ellas y a las iniciativas que se presentaran, espíritu abierto a la convocatoria e integración de personas y entidades.
Su familia y equipo más próximo, los responsables de tantas entidades vinculadas a su figura, deben sentirse muy orgullosos y honrados por su obra.