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Aeropuertos de verano a media asta

Las vacaciones insuflan poca vida en los aeródromos más pequeños de España Disminuyen las rutas promocionadas por administraciones locales

Aeropuerto de Salamanca el pasado martes.
Aeropuerto de Salamanca el pasado martes.Gorka Lejarcegi

“Hay días que ni siquiera tenemos vuelos”. Ignacio Queipo está de pie frente a un local acristalado y cerrado a cal y canto, donde lo único que queda es una caja registradora tirada en el suelo, herencia de tiempos mejores. Enfrente, unos paneles blancos resguardan la antigua cafetería del aeropuerto de Salamanca-Matacán, cerrada y sustituida desde hace unos años por tres máquinas expendedoras de bebidas y refrigerios. “Hasta 2010 había más vuelos y destinos, pero con la crisis se fueron reduciendo”, comentaba el pasado martes Queipo, responsable este mes de las instalaciones salmantinas de Aena.

“Este aeropuerto tiene un tráfico mínimo”, afirman convencidas Julia y María Martín, dos hermanas mallorquinas que todos los años visitan a los familiares que viven en la provincia. “Esta gente es la que te encuentras siempre”, dicen, señalando a la docena de personas que esperan el único vuelo del día, operado con un turbohélice de 74 plazas.

“Algunos vuelos están impulsados por organismos oficiales”, reconoce Aena

Solo uno de los cuatro mostradores de facturación está abierto. El resto no hace falta: poco más de 15.000 personas utilizaron el aeropuerto de Salamanca en vuelos comerciales en 2013, un promedio de 41 viajeros por día. “La decadencia empezó en 2010”, dice con una sonrisa amarga el conductor del autocar que opera entre la ciudad y el aeródromo: ese año el tráfico cayó casi un 30% respecto a 2009, y un 50% en comparación con 2007, cuando la cifra de viajeros (61.448) y el número de rutas (13) tocaron máximos.

En la actualidad solo operan dos compañías: Air Nostrum (Iberia) y Air Europa. Dos son también las rutas que cubren: Barcelona y Palma de Mallorca. Y la segunda se limita a julio y agosto. Esa última es la que ha permitido que la actividad del aeropuerto haya crecido en julio hasta los 2.202 pasajeros, casi una quinta parte de lo que llevamos de año.

Fuente: Aena y Generalitat de Catalunya
Fuente: Aena y Generalitat de CatalunyaC. AYUSO

El caso salmantino no es único. En muchos aeropuertos donde normalmente la actividad es casi nula, florecen en verano algunos vuelos para satisfacer la demanda local. La fiebre aeroportuaria de la década pasada llevó a España a contar con casi medio centenar de,aeropuertos además de los de Murcia, Castellón y Ciudad Real, acabados pero cerrados. En las instalaciones pequeñas que funcionan, “algunos [vuelos] están impulsados por organismos oficiales o consorcios de promoción, principalmente a las Islas Baleares y Canarias”, reconoce Aena en un correo electrónico. Pero esa promoción ha caído en los últimos años, lo que complica dar uso a muchas infraestructuras incluso en verano.

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La concentración de buena parte de la actividad en unos pocos meses que vive Salamanca —cuyo ayuntamiento subraya que no subvenciona ningún vuelo— es más evidente en Burgos, un aeropuerto que comenzó siendo militar, que a mediados de los noventa intentó lanzar el Ayuntamiento y que después tuvo que integrar Aena con una inversión considerable. Apenas lo utilizaron 18.900 personas en 2013. Y en enero pasado, por ejemplo, Air Nostrum registró 14 pasajeros al día en la ruta que opera hasta Barcelona, la única permanente.

El pasado julio, sin embargo, Burgos logró que 3.540 personas usaran su aeropuerto. La explicación está en el convenio que suscribió el Consorcio de Promoción del Aeropuerto con la agencia Burgos Travel. A cambio de asegurarse una cantidad fija de recursos públicos por cada vuelo (no desvelada), el aeropuerto tiene desde abril y hasta octubre un avión basado en sus instalaciones. Vuela a Ibiza, Palma de Mallorca, Menorca, Alicante, Málaga y París. No para. Una aeronave de 44 asientos oferta 10.500 plazas entre junio y septiembre. “Las ayudas sirven para que el billete se pueda vender a precios de mercado”, explica el gerente de la agencia, Raúl Labarga. Hace un año, Good Fly cubría ese servicio en Burgos y en León, aeropuerto con el que cerró un contrato por 536.000 euros. León logró cerrar el mes de julio de 2013 con 6.000 viajeros. El acuerdo acabó de forma precipitada, por deficiencias en el servicio. Y este año, sin subvención ni promoción que se conozca, los viajeros caen un 66%.

Las administraciones locales justifican la existencia de subvenciones a las aerolíneas por la actividad que generan en unas instalaciones aeroportuarias que año tras año cierran con pérdidas (ver gráfico), porque generan actividad económica en el territorio y se contenta a sus ciudadanos.

“La decadencia empezó en 2010”, dice un conductor que opera entre la ciudad y el aeródromo de Salamanca

La Junta de Extremadura firmó en julio del año pasado un contrato con Globalia por cuatro millones de euros con el que ponía fin a cuatro meses sin vuelos regulares desde el aeropuerto de Badajoz y se aseguraba seis vuelos semanales a Barcelona y Madrid durante dos años. La Junta ha establecido descuentos adicionales del 25% a determinados colectivos. En verano el número de clientes crece para realizar conexiones con otros destinos. Pero es difícil acabar con la imagen de aeropuerto infrautilizado.

El de Alguaire (Lleida), que inauguró la Generalitat en 2009 tras casi 100 millones de euros de inversión, da esa imagen cinco de cada siete días de la semana. El martes, en la instalación, la tónica era de mostradores desatendidos, persianas bajadas y mesas vacías. Los vuelos comerciales se reservan a viernes y domingos. El napolitano Massimo Giannoti regenta el bar y le sobra el tiempo para salir a fumar entre café y café que sirve a algún empleado. Él se gana la vida en invierno, cuando llegan algunos vuelos chárter con “ingleses” para esquiar en el Pirineo.

En verano, Air Nostrum opera seis vuelos a diferentes destinos de Islas Baleares. La israelí Arkia vuela a Tel Aviv. La Generalitat asegura que no promociona esas rutas. La situación es tan descorazonadora si lo que se desea es obtener información en Alguaire que Sergi Sebil y su mujer llegan al aeropuerto y vuelven a su casa sin resultados: “Ese chico —en referencia a un informático— no sabe nada y en Internet no pone nada”. En el aparcamiento descansan unos treinta coches de pasajeros que tomaron un vuelo de ida y aún no han regresado. Este martes seguro que no llegan. La pantalla que anuncia salidas y llegadas luce vacía.

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