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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Mario ‘on track’

José Carlos Díez

On track es el término utilizado por la troika para determinar que un país está cumpliendo con el programa del rescate. Da igual lo que pase en Europa, Draghi hace siempre el mismo monólogo en su rueda de prensa. La inflación de la eurozona se desploma al 0,4% por debajo de sus previsiones de hace tan sólo dos meses. Da igual, es por la bajada del petróleo. La inflación subyacente está por debajo del 1%, incluso en Alemania. Da igual, a medio plazo repuntará.

Quiebra un banco en un país al que la troika, Draghi incluido, ha permitido salir del rescate un mes antes de las elecciones europeas. Da igual, el Banco de Portugal ha actuado con diligencia y ha evitado el riesgo sistémico. ¿Qué ha fallado? Da igual, la troika nunca falla, siempre fallan los países. La tasa de paro de la eurozona sigue en máximos históricos. Da igual, no es la misión del BCE.

Italia entra en recesión y Francia flirtea. Da igual, no han hecho reformas. Grecia sigue en deflación y Portugal corre riesgo de volver a entrar en recesión. Da igual, necesitan más reformas. Las exportaciones, la producción industrial, las ventas minoristas en España están estancadas y se crean 10.000 empleos mensuales, la mayoría en turismo, de pésima calidad y con deflación. A este ritmo serán necesarios seis años para retornar al nivel de empleo anterior a la recesión autoprovocada por Merkel, Rajoy y la troika, incluido Draghi. Da igual, España va bien.

En EE UU se crean 200.000 empleos mensuales y las peticiones por desempleo han bajado a niveles de 2006. Da igual, el BCE no se mira en ningún otro banco central y Europa es una economía diferente de EE UU. La Reserva Federal ha comprado billones de dólares en bonos públicos y privados y la inflación difícilmente alcanza el objetivo del 2%. Da igual, el BCE, seis años después de empezar la crisis, ha acelerado el diseño de su programa de compra de titulizaciones que anunció hace siete meses. Repito, siete meses.

Cuando en la universidad me hablaban de la euroesclerosis nunca pensé que vería este nivel de ineficiencia e incapacidad política para tomar decisiones y resolver problemas. Detrás del velo de independencia y de discursos cargados de tecnicismos incomprensibles, se esconde un Consejo de muy poco nivel e incapaz de denunciar las dinámicas que llevan a un estallido desordenado de la crisis de la deuda europea.

La eurozona está estancada y no hay perturbaciones internas o externas que permitan esperar que salga de su letargo. Esto es lo que sucedió en Japón y cualquier perturbación negativa volverá a meter a Europa en recesión. Pero da igual, como los japoneses, Draghi y sus colegas seguirán diciendo que la política monetaria es acomodaticia y suficiente para soportar la recuperación. El nivel de la tasa de paro y de la deuda no es problema suyo.

Los mercados empiezan a mostrar nervios y dudas de nuevo, pero sin mucha convicción. Ellos también son cómplices de la euroesclerosis.

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