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Crisis económica

Italia vuelve a entrar en recesión

El PIB baja un 0,2% en el segundo trimestre, un resultado peor de lo previsto La debilidad de la economía italiana cuestiona la incipiente recuperación europea

Pier Carlo Padoan, ministro de Economía de Italia
Pier Carlo Padoan, ministro de Economía de ItaliaALBERTO PIZZOLI (AFP)

La economía italiana, la cuarta de la UE, sigue en retroceso, lastrando así la incipiente recuperación europea. El Instituto Nacional de Estadística de Italia certificó que el producto interior bruto (PIB) se contrajo un 0,2% respecto a los tres meses anteriores, cuando ya había descendido un 0,1%. Con dos trimestres consecutivos a la baja, Italia vuelve a estar, técnicamente, en recesión.

En realidad, la economía italiana apenas había escapado a las tasas negativas desde el verano de 2011. En casi tres años, solo ha logrado crecer, y solo un 0,1%, en el trimestre final del año pasado. Las alarmas sonaron en el Gobierno, que aún no se ha ido de vacaciones para intentar aprobar una delicada reforma institucional. En Milán, la Bolsa reaccionó con una caída del 2,7% y la prima de riesgo roza se colocó en 170 puntos.

Nos esperábamos datos más altos, pero esto solo significa que trabajaremos con mayor determinación”

Matteo Renzi, primer ministro de Italia 

Los datos difundidos este miércoles sitúan a la economía transalpina en una situación peor de lo que habían calculado las autoridades. “Nos esperábamos datos más altos, en línea con las previsiones de la zona euro”, reconoció el primer ministro Matteo Renzi. “Pero significa que trabajaremos con mayor determinación”, concluyó con su ya proverbial optimismo.

Las tensiones internacionales intensifican la debilidad italiana, marcada por una abultada deuda pública. “Sé muy bien, y los mercados saben también, que Italia está fuertemente encaminada hacia el crecimiento. Necesitaremos más tiempo, pero no vamos a fallar”, afirmó el titular de Economía Pier Carlo Padoan.

“El umbral del 3% en la relación entre déficit y PIB”, aseguró Padoan al diario económico Il Sole 24 ore, “no lo vamos a sobrepasar ni en 2014, ni en 2015”. El déficit público italiano acabó 2013 en el 2,8% del PIB, pero la deuda pública ronda ya el 133%. El encargado de controlar las cuentas del país excluye también el riesgo de que la troika llegue de Bruselas a Roma para encargarse de la situación, como pasó con Atenas. Sin embargo, no pudo evitar reconocer las dificultades (ya no coyunturales, sino estructurales) en las que se hunde la tercera economía de la zona euro.

El hombre que Renzi puso hace cuatro meses a gestionar las arcas públicas optó por un tono optimista: “Hay un comportamiento negativo de las inversiones, pero los datos sobre el consumo y las exportaciones son moderadamente positivos. Nos da esperanzas de que las familias recuperen un poco de confianza y nos confirma que estamos en fase de salida de la recesión, aunque subir la cuesta sea muy cansado porque la recesión es realmente profunda. No podemos olvidar que 2013 cerró con un resultado de -1,9%. Pero nuestro Gobierno está empeñado en realizar actos con efectos de largo plazo. Veremos los resultados en 2015 y 2016”. La duda está en si los mercados —y Bruselas— sabrán esperar.

El Ejecutivo sigue atascado en una delicada reforma institucional

Los expertos tienen visiones encontradas sobre la situación en la que se encuentra Italia. “Los datos son peores que las previsiones más pesimistas. A todos los países de la zona euro les está costando volver a crecer, pero Italia demuestra tener un retraso estructural con respecto a los otros”, señala el economista Mario Seminerio, autor del libro La cura letale (2012) sobre la crisis en Italia. Y destaca que los dos motores de la producción industrial, la acería y el automóvil, están gripados. “Mientras se destruye empleo, quien conserva el puesto guarda su dinero en el bolsillo. Un ahorro de precaución, que se traduce en la inmediata contracción del consumo. Si añadimos el hecho de que los italianos están entre las poblaciones más envejecidas del mundo, el cuadro es dramático. Creo que el país será obligado a pasar por una drástica reducción del coste del trabajo y de los sueldos”, opina Seminerio, quien destaca que la nueva ley laboral sigue estancada en el Parlamento. “La misma parálisis afecta a la reforma de la administración”, añade.

Francesco Daveri, catedrático de Economía de la Universidad de Parma, es menos pesimista, en una tribuna publicada en la prestigiosa web de economía Lavoce.info. “Considero que en el -0,2% pesó mucho el frenazo de la exportación, un sector donde Italia suele ser bastante fuerte. El conflicto de Ucrania y Rusia ha cortado el tráfico de productos hacia Rusia y sobre todo hacia países que con Rusia hacen negocios muy importantes, como Francia y Alemania. Todavía no tenemos los datos del crecimiento de estos dos vecinos, pero es muy probable que se hayan contraído”. Daveri cree que “si se enfría la tensión con Rusia, si el Gobierno consigue aprobar la ley laboral, y si los italianos vuelven a consumir algo, la economía italiana mandará señales de recuperación en el tercer trimestre”.

Pietro Ichino, catedrático de Derecho laboral, y asesor de varios Gobiernos de centro izquierda y del Ejecutivo del tecnócrata Mario Monti, puso el acento en el ritmo de las reformas. “Al primer ministro se le critica por haber previsto un calendario de reformas demasiado rápido, pero la realidad es que vamos con retraso. Todo el mundo tiene que darse cuenta de que si no ponemos todas las piezas del mosaico, y deprisa, Italia corre un gran peligro. El riesgo es perder mucho más de lo que pensamos”, avisó.

Bruselas advierte de que la caída del PIB retrasa la recuperación

Ignacio Fariza, Bruselas

Bruselas reconoce que el dato de PIB de Italia pone en duda las estimaciones de crecimiento comunitarias. El portavoz de Economía comunitario, Simon O’Connor, admitió este miércoles que la recuperación de Italia, su principal quebradero de cabeza —junto con Francia— una vez superada la fase más aguda de la crisis de deuda de los periféricos, “se retrasará más de lo anticipado por la Comisión Europea en sus previsiones de primavera”, en las que vaticinaba un crecimiento del 0,6% para 2014 y de hasta un 1,2% para 2015. “Los datos apuntan a un PIB mucho más débil para este año, aunque en línea con lo publicado por el FMI o el Banco de Italia”, añadió. El Fondo anticipa ya que el avance este año apenas será del 0,3%.

En el Ejecutivo comunitario se da por sentado que la debilidad de la economía del país transalpino se trasladará a sus finanzas públicas, pero la consigna oficial pasa por la cautela y por no actualizar aún la cifra de déficit. “Es demasiado pronto, no se puede extraer una tendencia clara”, señalan. La revisión del cuadro macroeconómico italiano tendrá que esperar hasta las previsiones europeas de otoño, allá por noviembre, que servirán como base para la evaluación del borrador presupuestario que debe presentar el Gobierno de Matteo Renzi para 2015.

Donde no se atisban cambios es en la receta que ofrece Bruselas a Roma para mejorar su desempeño económico: les exige un férreo cumplimiento en la ejecución presupuestaria y cambios de envergadura en su sistema productivo. “Solo podemos estar de acuerdo con la necesidad de acelerar el ritmo de las reformas que ha expresado [el ministro de Economía Pier Carlo] Padoan”, añadía una fuente oficial.

Italia es el alumno rezagado de la Unión Europea. En las dos últimas décadas ningún país europeo ha crecido tan poco y su parálisis no da muestras de tornarse en actividad en el medio plazo. La investidura del joven Renzi, con un plan de ambiciosas reformas bajo el brazo, fue bendecida en Bruselas como una señal de cambio en Roma. Pero el dato de crecimiento económico publicado este miércoles, junto con las dificultades del Ejecutivo transalpino para sacar adelante las reformas prometidas, ha desatado los peores presagios comunitarios sobre una de las economías clave para el crecimiento de Europa.

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