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Enagás da el salto transoceánico

La compañía desembarca en Perú, México y Chile, para compensar el retroceso del mercado doméstico y rentabilizar su experiencia como gestor y transportista de gas

Instalaciones de Enagás en Barcelona.
Instalaciones de Enagás en Barcelona.

Enagás no pierde energía. El gestor técnico del sistema gasista y transportista de gas natural en España acentúa su expansión —se hizo el lunes en Perú, en consorcio con la brasileña Odebrecht, con uno de los mayores contratos mundiales de infraestructuras energéticas (por 5.352 millones de euros); mantiene el buen trato al accionista —completó el miércoles el abono de dividendos por el ejercicio 2013, que creció un 13,8%; y sigue presumiendo de llevar siete años cumpliendo los objetivos que anuncia.

Sus resultados del primer trimestre han sido “sólidos” según los expertos de JP Morgan y Renta 4: crecimiento del 0,6% en ingresos, del 5% en resultado bruto de explotación (Ebitda) y del 5% en beneficio neto, a pesar de que las sociedades BBG y Altamira han pasado a consolidarse en sus cuentas por el método de puesta en equivalencia (antes lo hacían por criterio proporcional).

Su rápido despliegue exterior, que busca afianzar y diversificar sus resultados, ha absorbido buena parte de sus inversiones previstas hasta 2015 y ha elevado su endeudamiento (invirtió 400 millones en el primer trimestre e incrementó en 124 millones, hasta 3.987, su deuda neta). Pese a ello, Enagás mantiene, a ojos de los analistas de ACF, una situación de fortaleza financiera.

El coste medio de su deuda del 3,3% a 31 de marzo era inferior en una décima a sus propias expectativas, gracias a la última emisión de bonos. Su disponibilidad financiera ascendía a 2.412 millones.

La empresa, en todo caso, no pierde el norte. “Tenemos claro”, señaló su presidente Antonio Llardén a este suplemento el martes, 24 horas después de que se adjudicase a Enagás el citado contrato peruano, que su “prioridad son los activos regulados de España y el contribuir a la garantía y seguridad de suministro de nuestro país y, en lo posible, de Europa".

El consorcio citado de Enagás (25%) y Odebrecht (75%) logró el lunes la concesión del Gasoducto Sur Peruano (GSP). Un proyecto que consiste en el diseño, financiación, construcción, operación, mantenimiento y transferencia al Estado de un sistema de transporte de gas natural con una longitud de 1.080 kilómetros. La inversión supera los 3.600 millones de dólares y el plazo para su puesta en operación es de 56 meses y la concesión es por 34 años.

La esperada reforma gasista

La reforma del sistema gasista español, a la que el Gobierno dio luz verde el viernes tras varios meses de preparación, era hasta ahora la gran asignatura pendiente de Enagás y del resto de las empresas de su sector. Y a la postre ha resultado un ajuste acorde con lo esperado por los mercados y consensuado en parte con las compañías en su reparto. Implica un recorte de 238 millones en las retribuciones al sistema gasista, equivalente a un 7% de los 3.350 millones de euros de costes anuales regulados de este sector.

La reforma y el recorte de retribuciones, justificado en parte en la necesidad de corregir el déficit de tarifa acumulado (400 millones en 2013 y una previsión de 800 millones de euros para este año) y su evolución futura, se reparte entre las distintas compañías y actividades que integran el sistema.

El 46% de la reducción, alrededor de 110 millones, corresponde a la distribución y en ella Gas Natural Fenosa, que tiene un peso del 70%, es la empresa más afectada. Sin embargo, en transporte de gas, actividad a la que se atribuye un 41% del recorte total (97 millones de euros), la peor parada es Enagás que es de lejos el primer operador.

Finalmente, un 10% de la reducción aprobada por el Gobierno, unos 23 millones, corresponde a las regasificadoras (Enagás tiene cuatro en España y un 40% del capital en una quinta); y un 3% de la rebaja, unos 8 millones, a la actividad de almacenamiento subterráneo de gas (Enagás tiene tres en Guadalajara, Huesca y Vizcaya).

En la construcción, Enagás invertirá 182 millones de euros. El resto lo materializará bajo la fórmula project finance (sin recurrir a garantías adicionales a las que proporciona el propio proyecto con los flujos de caja futuros).

“Esta operación”, dicen en Renta 4, “está en línea” con los criterios de su Actualización Estratégica 2013-2015: vinculación a su core business (gas natural licuado, transporte y almacenamiento de gas natural); recurrencia (flujos de caja estables y predecibles); que no se supere un tope de apalancamiento (deuda neta sobre Ebitda de 4,2 veces); y que la transacción permita mantener una buena retribución al accionista.

“Hemos iniciado un proceso de internacionalización muy prudente y con criterios claros”, explica Llardén. "La adjudicación del GSP se ajusta a estos criterios. Nuestra consideración como operador calificado es un reconocimiento a nuestra experiencia en la operación y gestión de redes”.

Enagás está presente en Perú desde marzo, cuando compró el 22,38% de Transportadora de Gas del Perú (TgP) a Hunt y Repsol. Entonces, también alcanzó un acuerdo para vender el 2,38% de la citada TgP a Canada Pension Plan Investment y adquirir el 30% de la Compañía Operadora de Gas del Amazonas.

La gasista está presente también en México y Chile. En el primer país posee un 40% de la planta de regasificación Altamira y participa en varios gasoductos y estaciones de compresión. Y en Chile, es el mayor accionista de la terminal de gas licuado Quintero.

Esta expansión “nos permite crecer y crear empleo”, dice Llardén. “Además”, agrega, “tenemos un papel en la internacionalización como empresa tractora de otras compañías españolas”.

Enagás considera que su inversión exterior no incrementan su perfil de riesgo, al estar ligada a contratos con elevada seguridad. Las crisis abiertas en Ucrania e Irak refuerzan además la estrategia y las expectativas de Enagás.

“España tiene una gran fortaleza en gas natural licuado (GNL) y dos conexiones con el norte de África, por lo que puede convertirse en el puente entre Europa y los principales extractores de gas, como Argelia o los países del Golfo Pérsico. Pero, además, las plantas de regasificación pueden hacer que España sea la pista de aterrizaje de GNL llegado desde cualquier origen y hacia cualquier destino”, explicó Llardén a este suplemento.

“Este activo”, dijo, “puede ser aprovechado no sólo por España o Europa, sino por cualquier país, como ya se está empezando a hacer a través de la recarga de grandes buques metaneros en nuestras plantas”. De hecho, en el primer trimestre de este año, el 50% de las recargas de buques en el mundo se hicieron en España.

Llardén insiste también en que es fundamental “el desarrollo de interconexiones europeas, que permitirán al sistema energético español obtener ingresos por los peajes de tránsito”. Y aduce que las interconexiones aumentarán “la seguridad de suministro de Europa ante situaciones de crisis de abastecimiento, como las que han sufrido algunos países”.

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