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El BCE cambia el calendario y empezará a reunirse cada seis semanas en 2015

El instituto emisor mantiene los tipos de interés en el mínimo histórico del 0,15% Publicará las actas de las discusiones en el seno del organismo a partir de enero

Luis Doncel
El presidente del BCE, Mario Draghi, este jueves en Fráncfort.
El presidente del BCE, Mario Draghi, este jueves en Fráncfort.M. Probst (AP)

Cada vez que Mario Draghi comparece tras la reunión mensual del consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE), los mercados contienen la respiración. El presidente del Eurobanco quiere atenuar ese efecto y para ello anunció este jueves que estos encuentros se celebrarán cada seis semanas en lugar de cada mes como hasta ahora. El cambio se introducirá a partir de enero de 2015, coincidiendo con la puesta en marcha de la publicación periódica de las actas de las reuniones del máximo órgano del BCE. Ambas medidas suponen un acercamiento a las prácticas de otros bancos centrales como la Reserva Federal de Estados Unidos.

“El BCE ni puede ni debe actuar cada mes. Hay que tener en cuenta que las expectativas de movimientos generan una actuación en los mercados que no tiene nada que ver con la situación de la economía”, señaló este jueves Draghi en Fráncfort. “El objetivo es contribuir a que no haya tanto ruido en los mercados como consecuencia de unos analistas, servicios de estudios o tertulianos que están siempre tan pendientes. El BCE ya se ha quejado en otras ocasiones de que hay un exceso de opinión sobre sus actuaciones y de que esto puede ser fuente de inestabilidad financiera que afecta a la economía real”, explica el catedrático de Análisis Económico en la Universidad de Valencia Joaquín Maudos.

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Al margen del cambio de calendario, la rueda de prensa no ha dado grandes noticias, pero sí detalles significativos sobre el bombazo que Draghi soltó hace un mes, cuando anunció en un mismo paquete tres medidas de calado: rebajó los tipos de interés al mínimo histórico del 0,15%, impuso una tasa negativa para los depósitos que dejan los bancos en las arcas del BCE y anunció una barra de liquidez con un plazo de devolución de cuatro años que debería desatascar de una vez por todas la liquidez para que llegue a la economía real.

Este nuevo instrumento estará siempre vinculado a que los bancos que pidan dinero a tipos de interés muy bajos presten a su vez estos fondos al sector privado. Este año se desarrollará en dos fechas —el 18 de septiembre y el 11 de diciembre—, en las que el volumen de préstamo ascenderá a 400.000 millones de euros. Entre marzo de 2015 y junio de 2016 se convocarán otras seis subastas por un volumen de 600.0000 millones, por lo que el monto total del programa ascenderá a un billón de euros. El BCE no quiere repetir experiencias pasadas de barras de liquidez de las que solo se beneficiaron los bancos, por lo que ha dejado claro que reclamará la totalidad de los fondos a aquellas entidades que pidan dinero y que el 30 de abril de 2016 no hayan cumplido sus compromisos de préstamos. Las entidades que estén en esta situación dispondrán de cinco meses para devolver el dinero, aunque lo harán sin ninguna penalización por parte del BCE. “Las operaciones monetarias que tendrán lugar en los próximos meses ayudarán a mejorar la transmisión de la política monetaria y contribuirán a que fluya el crédito”, aseguró Draghi.

La nueva barra de liquidez comenzará a funcionar el 18 de septiembre

El jefe del BCE reiteró la unanimidad que existe en el seno del consejo de gobierno para tomar medidas “no convencionales” si la baja inflación continúa por un periodo prolongado. Pero lo que él considera un estado de alerta es, según algunos analistas, inacción ante una situación que requiere soluciones urgentes. “El impacto de sus decisiones del mes pasado en el tipo de cambio ha sido nulo. Tampoco han influido en el crédito que reciben las compañías. La inflación sigue en niveles muy bajos. Ante esta situación temo que Draghi se esté preparando para actuar con la compra de bonos a finales de año. Pero puede ser demasiado tarde. No soy muy optimista”, señala el analista especializado en política monetaria del think-tank Bruegel Gregory Claeys.

Porque el análisis que este jueves hizo Draghi no difirió en lo fundamental del que había hecho el pasado mes de junio. Después de que la tasa interanual de inflación de la zona euro cerrara junio sin cambios en el 0,5% y de que la tasa de desempleo también se mantuviera estable en el 11,6%, el BCE considera que no hay gran cosa que añadir a lo dicho hace un mes. Draghi considera que las decisiones anunciadas en junio ayudarán a elevar la inflación y a lograr el objetivo de que gradualmente vaya acercándose al objetivo del 2%.

Las entidades que no den crédito deberán devolver los fondos íntegros

Poco añadió Draghi sobre uno de los asuntos más calientes de los últimos días: el tipo de cambio del euro, que sigue inusualmente fuerte, lo que lastra las exportaciones de la eurozona. Tras el anuncio del mes pasado, el euro se ha mantenido en un cambio con el dólar cercano al 1,36. El primer ministro francés, el socialista Manuel Valls, pidió al BCE que contribuyera a devaluar la moneda común. Draghi respondió que observa con atención la evolución del euro, pero añadió poco más. “El tipo de cambio no es uno de nuestros objetivos de política monetaria, pero se ha vuelto muy importante”, se limitó a señalar.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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