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Paulson y Bloomberg alertan del coste del cambio climático para las empresas

Los financieros defienden que las corporaciones sean transparentes en los costes futuros

Michael Bloomberg y Henry Paulson
Michael Bloomberg y Henry PaulsonBebeto Matthews/Pablo Martinez Monsivais (AP)

Wall Street y el Congreso de EE UU tienen una cosa en común: suelen centrarse en el corto plazo, en las crisis inmediatas. El reto del cambio climático, sin embargo, es incierto y requiere una preparación mucho más larga. Con esta visión de futuro lejano, un grupo de expertos en finanzas liderado por Hank Paulson y Michael Bloomberg acaba de presentar el primer estudio en el que se calcula y se ponen cifras concretas a los diferentes riesgos que representa para la economía.

Se trata, como dijo Bloomberg en la presentación del estudio, de entender mejor el reto. “Si puedes medir el riesgo, puedes planificar y gestionar mejor la situación”, dijo el exalcalde de Nueva York. Lo que vivió la ciudad de los rascacielos de primera mano con la tempestad Sandy, advirtió, “es lo puede pasar en el futuro”. Por eso dijo que más se dilate la respuesta, “mayor será el impacto”.

Paulson, que fue el máximo ejecutivo de Goldman Sachs y secretario del Tesoro con George Bush, está convencido de que el riesgo del cambio climático para la economía “es mucho más perverso” que el de la última crisis financiera. Hay datos reveladores, como el daño a las construcciones e infraestructuras costeras. El estudio lo cifra en hasta 106.000 millones de dólares para 2050.

Esa suma se multiplica por cinco cuando se amplía la perspectiva hasta final del siglo. En el escenario más extremo, una de cada 20 propiedades estará bajo el nivel de mar para 2010 en la costa Este y el golfo de México. Henry Cisneros, de CityView Capital y antiguo alcalde de San Antonio, insiste en que el sector inmobiliario debe prestar más atención que ningún otro al problema.

Como indicó el que además fuera secretario de la Vivienda de EE UU, el cambio climático también tendrá efectos en la productividad de los trabajadores de la construcción en los estados del sur, alterará los sistemas de salud, disparará el precio de los alimentos y afectará a las redes de distribución de energía por la demanda de electricidad derivada del alza en las temperaturas.

Gregory Page, ejecutivo de Cargill, puso un énfasis especial en la necesidad de que la cadena alimentaria se adapte a esta nueva realidad, como vino haciendo hasta ahora. En este sentido, explicó que el sistema debe ser flexible para producir alimentos cuando se produzcan trastornos locales. “Debemos asegurarnos de que no somos la generación que rompe la línea”, declaró.

Riesgo desproporcionado

El financiero y activista medioambiental Tom Steyer explicó que este estudio sirve para “para cuantificar la realidad”. Los riesgos por lo general son “significativos”, pero explicó que en algunas zonas de EE UU es “desproporcionado”. El cambio climático, en sus palabras, “es algo que todas las empresas deben tener en cuenta, para poder gestionarlo cuando sepan cómo les afecta”.

Steyer es partidario de premiar a las compañías que entienden mejor el reto y que sean proactivas a la hora de prevenir los costes. O lo que es lo mismo, castigar a las que adoptan una actitud pasiva. En esta línea, Robert Rubin, cree que las empresas deben ser transparentes. Por eso el exsecretario del Tesoro cin Bill Cinton es de la opinión de que publiquen los costes futuros del cambio climático.

“Eso servirá de incentivo para actuar”, añadió Rubin, que durante la presentación del estudio ofreció un panorama “catastrófico” si se opta por dejar pasar el tiempo. “Lo peor es el círculo vicioso en el que pueden entrar”, insistió el copresidente del Council on Foreign Relations. Cree que los empresarios deben implican de lleno en un debate que sea capaz de movilizar al público.

En opinión de Paulson, si se actúa de inmediato se podrá evitar lo peor. La actitud de esperar a que emergen más datos científicos para determinar la dimensión del problema es la conducta más arriesgada. Es más, considera que no basta con fijarse en lo más probable, sino en los extremos. “Si un empresario quiere dormir tranquilo, debe prepararse ya”, remachó Bloomberg.

Lo cierto es que las empresas y los gobiernos locales ya están adoptando medidas desde hace tiempo en EE UU para prevenir los efectos del calentamiento global. Pero como señalan los expertos, “no pueden hacerles frente solas” y se topan con el muro del Congreso. Por este motivo, esperan que el estudio contribuya a crear un frente común para “demandar un cambio político a nivel federal”.

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