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La biotecnología española despega

La industria empieza a comercializar con éxito los primeros fármacos y deja atrás el fantasma de la bancarrota tras 15 años de invertir en innovación y desarrollo

Laboratorio de Oryzon en Cornellá de Llobregat (Barcelona).
Laboratorio de Oryzon en Cornellá de Llobregat (Barcelona).M. MINOCRI

Los 21 millones son solo una pequeña parte de lo que recibirá la firma. “Si el Ory-1001” explica Buesa “supera todos los ensayos clínicos y llega al mercado cobraremos hasta 500 millones de dólares más. Y una vez comercializado, percibiremos un porcentaje anual sobre las ventas (de dos dígitos), que podrían estar entre los 1.000 y los 2.000 millones”. Estas ventas podrían llegar pronto ya que tanto la FDA americana como la europea EMA han incluido al fármaco en un proceso de aprobación rápida, con lo que lanzamiento llegaría en dos o tres años.

El acuerdo de Oryzon con Roche ha supuesto un hito para el negocio

El acuerdo de Oryzon y Roche, según BioWorld, ha sido el tercer mayor acuerdo del sector en lo que llevamos de año y el más importante firmado por una empresa española. Su repercusión en la prensa especializada mundial ha puesto a España en el mapa de la industria. “Es la primera vez”, asegura Buesa, “que conseguimos aquí un acuerdo de este tipo, que rompe con la idea de que no éramos capaces de lograr estas cosas”.

Lo más interesante es que Oryzon tiene cuerda para rato. A Roche le ha cedido solo dos de sus 18 patentes. La compañía tiene en estado avanzado un segundo producto, el Ory-2001, que será llevado a la fase clínica ya el año que viene. De momento, los resultados de este medicamento, para el Alzheimer, han resultado alentadores. “Ha sido capaz de detener de forma drástica la pérdida de memoria cognitiva en ratones de laboratorio” dice el empresario. De hecho, las perspectivas de la empresa son tan animadoras que Buesa estudia la posibilidad de sacarla a cotizar en el Nasdaq.

Oryzon no sólo no es el único caso en España sino la segunda historia de éxito de la biotecnología local. La otra es la de Zeltia, con un medicamento en el mercado, el Yondelis, utilizado para dos indicaciones, el sarcoma de tejido blando (aprobado por la EMA en 2007), y el cáncer de ovario, aprobado en 2009. La consolidación del Yondelis en el mundo, excepto en EE UU y Japón, en los que espera aprobación, ha provocado la remontada del valor de Zeltia en Bolsa desde 1 euro en 2012 a los tres que vale ahora. Y antes incluso de que haya empezado a venderse en EE UU y Japón, el fármaco, presente en 80 países del mundo, produjo ingresos por valor de 73 millones de euros en el 2013, un 7% más que los 68 millones del año anterior. “En el primer trimestre de este año” apunta José Luis Moreno, director de Inversores de Zeltia, “ha vuelto a crecer un 18%”. Y estos no han sido los únicos ingresos. Desde 2011 Zeltia ha cobrado 25 millones de dólares al año de Johnson & Johnson por la cesión de los derechos del Yondelis para EE UU y el resto del mundo. “El año que viene cobraremos los últimos 10 millones. Luego, una vez que llegue el producto al mercado de EE UU, percibiremos también las royalties por la venta” explica el directivo. La compañía, en pérdidas durante muchos años, está ahora en números positivos.

Un sinfín de posibilidades parece ahora abierto para Zeltia, sobre todo ante el esperado lanzamiento del fármaco en EE UU y Japón. “Mientras que el mercado oncológico europeo es el 30% de todo el mundo, EE UU y Japón representan el 55%”, recuerda Moreno. Se espera, pues, un fuerte incremento de las ventas del Yondelis para los próximos años. Zeltia tiene, además, otras dos medicinas en estado avanzado, la Aplidina, para el mieloma múltiple, que está en la fase tres y podría llegar al mercado en el 2016. La otra medicina en preparación es el PM 1183, que según explica el ejecutivo “es la segunda generación del Yondelis, más potente, con más exposición en el cuerpo humano y menores efectos secundarios”.

Zeltia tiene un fármaco contra el cáncer que ya se vende en 80 países

Para llegar a esto han sido necesarios años de I+D, negociaciones y mucha paciencia por parte de Oryzon y Zeltia. Así es la biotecnología, una industria para corredores de fondo, que exige mucho temple e inversiones desmesuradas. Por suerte, empiezan a acumularse las posibilidades de que nuevos fármacos ‘made in Spain' lleguen al mercado. Una de las empresas con medicamentos en estado más avanzado es Advancell, especializada en la investigación de fármacos para el cáncer o la neurología y que tiene ya cuatro compuestos en pleno desarrollo. No hay que olvidar que, desde el nacimiento del sector en España, en torno al 2000, se han creado más de 600 firmas emergentes en el sector, en su mayor parte surgidas de universidades y hospitales. Y los resultados de esta legión de empresas hubieran podido ser más satisfactorios de no haber mediado la crisis. Ion Arocena, director de la Unidad de Evaluación Científica de Suanfarma, una sociedad de capital riesgo, afirma que “España es una potencia en en áreas relacionadas con la biotecnología, generando un volumen relevante de publicaciones científicas con un nivel de calidad superior a la media”. Jorge Barrero, adjunto a la presidencia de ASEBIO, la patronal del sector, explica que “hay muchas empresas, con productos en estado avanzado, pero con enormes necesidades de financiación que no han podido ser cubiertas debido a la caída de los presupuestos públicos en I+D y a la salida de firmas de capital riesgo del sector”.

Estas dificultades, las naturales y las añadidas por la crisis, explican que buena parte de las biotecnológicas españolas se hayan dedicado a otros temas que no la investigación de nuevos fármacos, una situación que Ángel Santos, socio director de CRB, otra sociedad de capital riesgo, considera que no tiene por qué ser negativa. “Las necesidades médicas son muy diversas” dice “e incluyen desde diagnósticos más eficaces hasta tecnologías que mejoran la práctica médica”. Y añade: “De las 13 compañías que tenemos en cartera, cinco están ya en el mercado, entre ellas Oncovisión, con un equipo para el diagnóstico del cáncer de mama que se ha vendido a la famosa clínica Mayo de EE UU”. Otra de las destacadas en este campo es NIMGenetics, especializada en el diseño y comercialización de productos y servicios de diagnóstico clínico genético a través de las técnicas de microarrays y secuenciación masiva. Fundada en 2008, no ha parado de crecer. “En 2012”, dice Enrique Samper, su presidente, “facturamos un millón, el año pasado dos y este año nos acercaremos a cuatro”.

No extraña que el sector se muestre optimista. “A nuestro entender” dice Héctor Ara, presidente de Suanfarma, “la biotecnología española se encuentra en un momento tremendamente interesante. Creo que en los próximos años se van a producir hitos de negocio relevantes en forma de lanzamientos de nuevos productos, alianzas con empresas farmacéuticas y acuerdos de índole internacional que validarán el ingente trabajo realizado hasta la fecha”.

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