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La presión fiscal española supera solo la de los bálticos y algunos países del Este

Los ingresos fiscales se situó en el 32,5% del PIB en 2012, según los datos de Eurostat

Claudi Pérez
Vista de la Delegación de Hacienda de la calle Guzmán el Bueno, en Madrid.
Vista de la Delegación de Hacienda de la calle Guzmán el Bueno, en Madrid.Carlos Rosillo

El Gobierno promete bajadas de impuestos a pesar de que el déficit público sigue en torno al 7% del PIB y la deuda pública galopa hacia el 100% del PIB. Pero la presión fiscal española (el cociente entre los ingresos fiscales y el tamaño de la economía) es de las más bajas de Europa: se situó en el 32,5% del PIB en 2012, según los datos de Eurostat (la oficina estadística de la Unión), ocho puntos de PIB por debajo de la media de la eurozona. Solo los bálticos (países muy pequeños, con modelos neoliberales y con un sistema tributario aún muy incompleto) y algunos de los países del Este (con grandes bolsas de economía sumergida y agencias tributarias rudimentarias) presentan cifras inferiores, además de dos países rescatados: un pseudoparaíso fiscal (Irlanda) y Portugal. Los países nórdicos, Italia y Francia tienen presiones fiscales en el entorno del 45%; Alemania y Holanda, en torno al 40%.

La anomalía española no es ninguna novedad, pero se ha ido agravando a lo largo de los años. En 2002, la presión fiscal en España era del 34%, cinco puntos por debajo de la media europea. Las rebajas fiscales de los Gobiernos de Zapatero (con aquel ya famoso “bajar impuestos es de izquierdas”) amplificaron la diferencia. El Ejecutivo de Mariano Rajoy le dio la vuelta a esa tendencia en su primer año de Gobierno, con fuertes subidas de impuestos –a pesar de que su programa electoral decía lo contrario— que elevaron la presión fiscal del 31,8% al 32,5% del PIB, aunque buena parte de ese avance se debe a la recesión.

Lu curioso en el caso español es que a pesar de la bajísima recaudación, el reparto de cargas tributarias es similar al de los socios europeos. El porcentaje de ingresos del trabajo sobre el total ascendía al 53% en 2012 (con la media de la eurozona en el 53,3%); el del consumo era del 267,5% (con la media en el 26,8%), y sobre el capital era del 22,9% (frente al 20,2% de la eurozona). Las extravagancias llegan al desagregar por impuestos: España repite como el país de la Unión que menos recauda por IVA (el 5,5%, frente al 7,9% de media), pese a las dos subidas del impuestos sobre el valor añadido, en 2010 (con Zapatero) y 2012 (con Rajoy, aunque ese incremento apenas no se recoge aún en los números de Eurostat). Es el último de la fila también en impuestos medioambientales, y el penúltimo en impuestos especiales, con una bolsa de fraude sensacional y una economía sumergida que varios estudios sitúan entre el 20% y el 25% del PIB. En impuestos directos y en cotizaciones sociales, la recaudación es similar a la media europea.

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La mayor presión fiscal de Europa es la de Dinamarca, el 48% del PIB; la menor es la de Lituania, el 27,7% del PIB. España está, en ese baremo, mucho más cerca de los lituanos que de los daneses. Incluso Grecia tiene un presión fiscal algo más elevada (33,7% del PIB) que España.

Con un marcado acento liberal en sus recomendaciones desde siempre —e incluso neoliberal cuando las recomendaciones se han convertido en ley, en los países bajo rescate—, la Comisión Europea ha repetido este lunes su recetario de siempre. El comisario del ramo, Argidas Semeta, ha recomendado a los socios europeos que recorten los impuestos sobre el trabajo para crear empleo: “La imposición sobre el trabajo es demasiado alta, mientras que otros tributos más favorables al crecimiento, como los medioambientales, están infrautilizados en muchos países”.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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