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El Gobierno acentúa la rebaja de impuestos tras el tropiezo electoral

El Ejecutivo de Mariano Rajoy adelantará a 2015 algunas de las reducciones del IRPF

El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en el Congreso.
El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, en el Congreso. EFE

Tanto el Gobierno como el PP creen que ninguna medida ha socavado tanto la confianza de sus votantes como las sucesivas subidas de impuestos de la primera parte de la legislatura. El Ejecutivo aprobará este próximo viernes el proyecto de reforma fiscal con el que espera recuperar el aliento perdido tras el traspiés electoral de las pasadas europeas. Para ello ampliará la rebaja de impuestos. Será más profunda de lo previsto inicialmente y adelantará al próximo año algunas de las medidas planificadas para 2016. El objetivo es que la rebaja tome cuerpo el próximo año, en pleno ciclo electoral.

Esa es la opinión común de los principales responsables económicos del gabinete de Rajoy. Aunque discrepan en cómo burlar a Bruselas, que no ve margen para bajar impuestos sin perjudicar el recorte del déficit público. Por eso, algunos miembros del Gobierno son partidarios de presentar este viernes una reforma fiscal que se ajuste a lo avanzado en el Programa de Estabilidad 2014-2017, que incluye una rebaja del IRPF con un coste de unos 2.500 millones en 2015 y otro tanto en 2016. El plan pasa por introducir cambios durante la tramitación parlamentaria para que los ciudadanos puedan percibir más la bajada de impuestos en 2015, año en el que coinciden las elecciones autonómicas y locales, en mayo, con las generales, previstas para noviembre.

Otros miembros del equipo económico son partidarios de presentar una reforma más ambiciosa desde el principio para trasladar la idea a los votantes de que la rebaja fiscal es ambiciosa. Los principales barones autonómicos del PP están preocupados ante la cita que se avecina, más tras el batacazo de las europeas, donde los populares perdieron 2,5 millones de votos. Han presionado al Gobierno para que remote el pulso. “Tranquilos, la bajada va en serio, la gente lo notará en el bolsillo en 2015”, les calman desde Moncloa. Es el mensaje que están trasladando algunos ministros consultados por EL PAÍS.

Lo cierto es que ahora la reforma fiscal está en La Moncloa. El Ministerio de Hacienda ha diseñado un proyecto con varias alternativas y será el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el que decida sobre la profundidad de la bajada del IRPF, el tributo sobre el que están puestas todas las miradas —el impuesto sobre la renta recae sobre 19 millones de contribuyentes y es el que más recauda—. “Lo que queda por cerrar depende de decisiones políticas”, precisan fuentes próximas al Gobierno. En este punto hay un pulso soterrado entre la oficina económica de Moncloa, el Ministerio de Economía y el de Hacienda por dar una vuelta de tuerca más a la rebaja.

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El ministro de Economía, Luis de Guindos, aseguró el pasado martes que tras la reforma “los impuestos serán más bajos que en 2011”. Y precisó que supondrá “una fiscalidad individual más reducida”. El Gobierno tratará de que el IRPF sea más bajo que con Zapatero.

Para ello, el Ejecutivo ha jugado con los tiempos. Ha esperado hasta junio para ver la evolución de la recaudación. Los ingresos tributarios crecen con más energía de lo pronosticado, en torno a un 5%, por el impulso de la demanda interna. Además, la actuación del BCE y la mejora de los mercados permitirán ahorrar un buen pico por intereses de la deuda. A esto se une el anuncio de la privatización del 49% de AENA por el que esperan obtener unos 2.500 millones. Todo esto amplía el margen para las rebajas.

Una de las decisiones que tendrá que tomar Rajoy es si elimina por completo el gravamen complementario, la subida de tipos y tramos que aprobó nada más desembarcar en la Moncloa en diciembre de 2011. Esa subida situó el tipo marginal del IRPF entre los más altos del mundo, en el 52% para rentas superiores a 300.000 euros. El tipo mínimo para los tramos de rentas más bajas también subió del 24% al 24,75%. Ahora el Gobierno volverá a dejarlo donde estaba o incluso lo bajará del 24%, lo que beneficiaría a todos los contribuyentes.

El Ejecutivo insiste en que todos los ciudadanos percibirán la rebaja aunque será más sensible para las rentas bajas y medias. Además, se reforzará el mínimo personal. Para ello, se aumentarán los beneficios fiscales para las familias con hijos y, en general, para los que tengan personas a su cargo, mayores o dependientes.

Rajoy avanzó hace unas semanas que los mileuristas no pagarán impuestos. Estableció como referencia los 12.000 euros anuales —actualmente los que ganan menos de 11.200 euros ya no pagan— pero ese límite podría subir ante la nueva situación para beneficiar a más ciudadanos.

Hacienda también precisó que reducirá el número de tramos de los siete actuales a cinco. Este detalle permite sacar pocas conclusiones aunque es posible deducir que reducirá el tipo marginal del impuesto, lo que favorecerá a las rentas más altas.

Donde no dará su brazo a torcer es en el IVA. Tanto el Banco de España como Bruselas o el FMI han reclamado al Gobierno que vuelva a subir el principal impuesto indirecto, el Ejecutivo se resiste porque considera que perjudicaría la recuperación. Aduce que es un impuesto muy sensible y recuerda el efecto que tuvo la subida de septiembre de 2012, cuando se desplomó el consumo y se agravó la crisis. El Gobierno espera ganar tiempo y que la economía recobre más impulso para profundizar en las rebajas.

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