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Uber avanza como alternativa al taxi convencional

La compañía asegura que su objetivo no es quitar negocio, sino ampliar ese mercado

La aplicación Uber para el transporte entre particulares
La aplicación Uber para el transporte entre particularesChris Ratcliffe (Bloomberg)

La irrupción de nuevos servicios siempre crea recelo, porque cambia la dinámica del juego. Nueva York no fue una excepción cuando llegó Uber. Le costó mucho penetrar en este mercado, aunque la oposición de un gremio tan politizado como el de los taxistas nunca llegó al extremo que se está viendo en las capitales europeas. La joven compañía de San Francisco opera con el beneplácito del organismo que supervisa el negocio de los taxis en la ciudad de los rascacielos, donde las reglas están bien definidas en una industria en la que cada uno va por libre sobre el asfalto.

Uber empezó a funcionar hace cuatro años en EE UU, como una alternativa para desplazarse por las grandes ciudades de una manera más rápida, programada y barata que con un taxi. Ahora está presente en un centenar de ciudades en todo el mundo. En abril llegó a Pekín y hace unos días a Miami. Otra cosa es cómo en cada ciudad se regula el servicio de taxi. En el caso de Nueva York, hay que tener licencia para poder transportar a personas.

La compañía opera desde hace un año un programa piloto autorizado por la New York City Taxi and Limousine Commission. Su aplicación la usan los conocidos como “coches negros”. Son los que se pueden reservar por teléfono y con precios que por lo general se fijan en base a la demanda. Los icónicos taxis amarillos están en un principio al margen, porque solo se pueden coger a personas que alzan la mano y sus tarifas van por taquímetro.

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Los requisitos para participar en Uber Taxi están definidos en Nueva York. También la manera de pago. El cliente debe abonar el coste del trayecto al conductor del vehículo y la tarifa se calcula en base al taquímetro convencional. Este servicio no está permitido para trayectos a los aeropuertos o para desplazarse fuera de la ciudad. En el caso de de UberBlack —limusina— y de UberX —de bajo coste— ir al aeropuerto sale por de entre 65 y 85 dólares.

Uber y otras aplicaciones como Hailo son más populares en los barrios donde no hay tantos taxis amarillos. En la actualidad, hay unos 7.000 vehículos afiliados a Uber en Nueva York. Eso equivale al 20% del total que están autorizados en la ciudad. Desde Uber insisten que su objetivo no es quitar negocio al taxi tradicional, sino ampliar ese mercado. De hecho, lo que se está viendo en Nueva York y en otras ciudades es que está atrayendo a clientes que antes no utilizaban con tanta frecuencia el taxi o las limusinas.

Quizás sea porque poner el dedo sobre la pantalla del teléfono sea más adictivo y fácil que levantar el brazo a hora punta en medio de la calle. Lo que está por ver el efecto que tendrá este fenómeno en el valor de los “medallions”, cuyo valor se dobló durante la crisis. La protesta en Europa si está consiguiendo dar notoriedad a un servicio que sigue siendo desconocido entre los usuarios del taxi. Las suscripciones a su aplicación crecieron un 850% este miércoles comparado con un día normal.

Uber acaba de ser valorada en 18.200 millones dólares en Wall Street, más que Hertz, el gigante industrial Alcoa y la cadena de supermercados Whole Foods. Es casi el doble que el negocio que generan los taxis en EE UU, según IBISWorld. Uber cifraba recientemente en 20.000 los empleos creados al mes gracias a su servicio en todo el mundo. Y quizás lo más relevante son los ingresos que genera la aplicación. En el caso de Nueva York, se estima que un conductor del servicio básico UberX factura unos 90.000 dólares anuales, tres veces más que un taxi amarillo.

En Nueva York, como en otras ciudades, evidentemente hay taxistas descontentos con este tipo de alternativas que elevan la competencia. Algunos, sin embargo, están abandonando el modelo tradicional para inscribirse en UberX. Pero una protesta tan organizada como la europea es imposible de ver en EE UU porque es un gremio que no cuenta con un sindicato que coordine su acción. Cada taxista compite en la calle por su cuenta. Además, es un negocio temporal y dominado por inmigrantes. 

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