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“Se habla de recuperación en España, pero no la vemos”

El consejero delegado de DHL Carga admite que el lento crecimiento y los precios a la baja añaden presión al negocio

Alicia González
Crook presidió esta semana en Madrid la reunión anual de la división de dirige.
Crook presidió esta semana en Madrid la reunión anual de la división de dirige.Bernardo Pérez

Pocos sectores reflejan tanto el pulso de la situación económica de un país o de la actividad global como el sector del transporte y la logística. Y si juzgamos por el análisis de Roger Crook (Reino Unido, 1957), consejero delegado de DHL Global Forwarding Freight, la filial de carga del grupo Deutsche Post, la situación económica no se lo está poniendo nada fácil a su negocio. Tampoco en España.

“La economía mundial se está moviendo lentamente, pero no es previsible un crecimiento explosivo. En los países desarrollados hay algunas economías que van mejorando, pero no vemos grandes señales, por ejemplo aquí en España, de crecimiento ni de mejora de la situación en general. Ya sé que las previsiones de la Unión Europea auguran una mejora para la economía española, pero nosotros no lo vemos”, asegura Crook. DHL Carga acaba de celebrar esta semana en Madrid su reunión anual para África, Oriente Próximo y Europa, que ha reunido a 150 personas, con más de 60 responsables de distintos países.

Lo cierto es que el negocio de DHL Carga en España volvió a beneficios en 2013, después de cinco años de pérdidas, pero la debilidad del crecimiento y la presión a la baja de los precios añaden dificultades al negocio, en contraste, por ejemplo, con otros países en Asia, puntualiza el directivo.

“A nivel global estamos en un momento de completa transformación. Desde hace dos años estamos industrializando nuestros procesos, queremos propiciar a nuestros clientes mejor información sobre el estado de su envío en tiempo real, y eso está suponiendo un reto para la organización”, admite Crook. Todo eso en un entorno, admite, “muy duro”.

“Los clientes están ejerciendo mucha presión sobre los precios, y eso está provocando mucha competencia. A eso hay que añadirle un exceso de capacidad, especialmente en el transporte marítimo, pero también en transporte aéreo”. Esa conjunción pone mucha presión sobre los costes del transporte y crea la necesidad de luchar por lograr un mayor volumen de pedidos para compensar la caída de precios.

Además, la crisis y el desarrollo tecnológico han propiciado cambios significativos en la cadena de suministro de las empresas, que han sofisticado sus procesos y les ha llevado a mejorar su eficiencia, lo que les permite prescindir del transporte más costoso, pero más rápido, como el transporte aéreo, y sustituirlo por otro más lento, pero mucho más barato, que es el transporte marítimo. “De hecho, el volumen transportado por aire ha caído en los últimos 10 años en unos 15 millones de toneladas”, apunta. “Es un gran reto y no se prevé una gran revolución en la industria del transporte que vaya a cambiar ese escenario. Hay, por otro, mucha actividad de fusiones y adquisiciones, pero no nos planteamos nada de eso”, asevera.

Los clientes están poniendo mucha presión sobre los precios”, dice Crook

Pese a todo, los beneficios generados por la industria del transporte son tan atractivos que la competencia por convertirse en un centro logístico global es incesante. “Dubái, Singapur y Shanghái son puertos y ciudades clave para el transporte mundial. Y cada vez está cobrando más peso Panamá, por su localización, la actividad generada en torno al canal y por su área de libre comercio”.

Desde hace años, la empresa ha puesto el acento en la reducción de sus emisiones de carbono, tanto en sus edificios como en el proceso de transporte de los envíos, algo que exhibe como un activo adicional para sus clientes, que les permite reducir su huella total de emisiones y la fiscalidad que ello conlleva. “Nuestro objetivo es reducir las emisiones un 30% para 2020 y lo estamos cumpliendo. Es un tema extremadamente importante para nosotros”. Con ese propósito, la compañía ha invertido en un nuevo avión de carga, aún en pruebas, y en vehículos eléctricos.

Amazon provocó una cierta revolución hace unos meses al anunciar su intención de utilizar drones en la entrega de sus envíos, una posibilidad que, de una forma u otra, se plantea toda la industria. “Tenemos nuestro propio dron y ya hemos hecho algunas pruebas en Alemania, en Bonn. Hicimos una recogida en una farmacia y una entrega de un paquete de unos 15 kilos y fue satisfactoria”, afirma.

Crook está seguro de que la tecnología cambiará el futuro del sector, pero no tanto de que eso pase por el uso masivo de drones. “Yo creo que se acabarán utilizando en algunas partes del mundo, pero dependerá de cómo los Gobiernos regulen esta actividad. Veo mucho más factible el uso de vehículos sin conductor, quizá tan pronto como en los próximos cinco años”.

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Sobre la firma

Alicia González
Editorialista de EL PAÍS. Especialista en relaciones internacionales, geopolítica y economía, ha cubierto reuniones del FMI, de la OMC o el Foro de Davos. Ha trabajado en Gaceta de los Negocios, en comunicación del Ministerio de Economía (donde participó en la introducción del euro), Cinco Días, CNN+ y Cuatro.

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