Diálogo y concentraciones en la primera jornada de la huelga agraria en Colombia
La primera jornada de la huelga agraria indefinida en Colombia transcurrió hoy con relativa tranquilidad, entre concentraciones que no llegaron a bloquear las vías y acercamientos de los campesinos y el Gobierno para comenzar un diálogo que solucione los problemas del campo.
El director de la Policía, general Rodolfo Palomino, valoró la "actitud responsable por parte de los campesinos" que han optado por desarrollar en calma las nueve movilizaciones registradas, en tanto que hay 13 concentraciones que no están obstaculizando carreteras.
Al caer la tarde de la primera jornada de huelga, dos personas resultaron heridas y otras cuatro detenidas.
Según el balance presentado por el jefe policial, sólo se han presentado dificultades de movilidad en un sector de la vía entre las sureñas localidades de Pitalito (Huila) y Mocoa (Putumayo), donde se trabaja para retirar un camión atravesado.
También ha habido lentitud en el desplazamiento en el municipio de El Espinal (Tolima) y en Granada (Meta), ambos en el centro-sur del país, y en la madrugada los policías tuvieron que retirar obstáculos en las vías entre Garzón y Suazá (Huila) y Tunja y Villa de Leyva (Boyacá) en el centro del país.
Precisamente en Boyacá, en cuya economía predomina el sector agropecuario, gran parte de las empresas de transporte público suspendieron su actividad durante la noche pero "todas las personas que requirieron movilizarse lo hicieron" durante el lunes, según Palomino.
Los hechos más contundentes sucedieron paradójicamente en Bogotá por parte de estudiantes que apoyan el paro agrario y que quemaron neumáticos en la Carrera 30, una transitada avenida cercana a la Universidad Nacional, mientras que otro grupo lanzó artefactos caseros contra tanquetas de la Policía frente a la Universidad Pedagógica.
Por su parte, la Defensoría del Pueblo respaldó el derecho constitucional de los ciudadanos a protestar, pero pidió a quienes participan en la huelga del campo que sus acciones no afecten a aquellas personas que están al margen de las manifestaciones.
El titular de esta institución, Jorge Armando Otálora, pidió que los manifestantes no taponen carreteras, no atenten contra vehículos y no afecten la vida diaria como supuestamente ha ocurrido en colegios del departamento de Arauca (este).
Allí, según Otálora, "las clases fueron suspendidas, el comercio se encuentra cerrado y el servicio de transporte interrumpido" por la huelga campesina.
Mientras tanto, los ministros de Defensa, Juan Carlos Pinzón, y del Interior, Aurelio Iragorri Valencia, han denunciado supuestos intentos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) de infiltrar las protestas.
Pinzón divulgó dos panfletos supuestamente distribuidos por el Frente 58 de las FARC en Córdoba (norte), y por el Frente 40 en el Meta con consejos para secundar el paro, e Iragorri explicó que en el Caquetá (sur) la guerrilla está pidiendo aportes de unos 150 dólares para "apoyar el paro".
Pero el coordinador de las Naciones Unidas en Colombia, Fabrizio Hochschild, advirtió al Gobierno de que "es muy importante que esos paros se lleven a cabo sin violencia, y es muy importante para evitarla que se deje de estigmatizar el paro, que se deje de estigmatizar las protestas, que se deje de tratar las protestas como si fueran una extensión de la guerrilla, eso no ayuda a nada".
El ministro de Agricultura, Rubén Darío Lizarralde, había convocado a un grupo de líderes campesinos para sentar las bases de un diálogo, pero por problemas logísticos fue imposible iniciar formalmente las reuniones hoy, dijo un portavoz de las convocantes Dignidades Agropecuarias a Efe.
Juan Hernando Matamoros, líder ambientalista, explicó también que algunos portavoces de esos movimientos están preparando las bases del diálogo en una reunión con un equipo de viceministros.
Lizarralde e Iragorri reanudarán este martes las negociaciones mientras "las comunidades podrán decidir si mantienen las concentraciones o si se dirigen hacia las capitales", según Matamoros, quien aspira a lograr resultados que mejoren la vida de los campesinos colombianos.
El movimiento agrario protagonizó en agosto y septiembre de 2013 una huelga que se prolongó durante tres semanas y puso en aprietos al Gobierno con el bloqueo de medio centenar de vías en trece departamentos, incluyendo los pasos fronterizos con Ecuador y Venezuela.
